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Freud (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2020). 8 episodios. Un joven Sigmund Freud resuelve desapariciones y asesinatos en la Viena de finales del siglo XIX, donde él y una médium se ven inmersos en una peligrosa conspiración.
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2020
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo la serie y me engancha, me gusta, veo las críticas profesionales y por último, no me puedo creer la nota de FA: 4,6 sobre 204 votos y me digo: pobrecillos, no han entendido la serie. Pues requiere de curiosidad por la sociología, estrategias políticas en tiempos de guerra, medicina, psicología, historia y oscurantismo. Veo el catálogo de Netflix, veo la serie y me digo, a ver que tal, al principio dudo, porque la serie es confusa y oscura pero me atrapa, me engancha su trama, los personajes, la ambientación y después de 5 horas me doy cuenta de varias cosas. La trama sobre la podrida sociedad alemana burguesa llena de oscurantismo, la complejidad psicológica, demencias y obsesiones de los personajes, los desenlaces a estas situaciones y los constantes datos de Historia sobre el Imperio austrohúngaro y la política belicista de la época. Me recuerda a una mezcla de "True detective" Y "House Me. D. " Basado en este periodo tan oscuro de la sociedad Alemana, y esto son... Palabras mayores.
samsagaz
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26 de marzo de 2020
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Si te gusta Sigmund, no veas Freud

Si eres un seguidor o estudioso de la figura de Sigmund Freud, te recomiendo que te alejes de esta serie. Poco tiene que ver con su vida ni con su legado. Freud nos muestra a un incipiente médico cocainómano, ridiculizado por sus colegas de profesión, que empieza a experimentar sin mucho éxito la técnica de la hipnosis. Tras conocer a una médium de origen húngaro durante una sesión de espiritismo, se verán envueltos en la investigación de unos crímenes horrendos.

La trama es de lo más surrealista, pero su punto de partida me hace hasta gracia. Creo que podría haber dado lugar a una intriga policíaca muy divertida el incorporar los pensamientos y estudios que hizo Freud de la mente humana y su subconsciente. Pero finalmente tampoco va por ahí y la cosa se tuerce aproximadamente a partir del cuarto capítulo, convirtiéndose en un refrito insostenible de leyendas ancestrales, brujería y fantasmas del pasado.

*Combinar personajes históricos con mitológicos

Cuando uno lee la sinopsis de Freud, ya entiende que se enfrenta a un divertimento que poco tendrá que ver con su biografía. Te viene la cabeza una película como Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (Timur Bekmambetov, 2012), que ya proponía un cruce imposible y tan marciano como combinar a un personaje histórico con unas criaturas de la literatura fantástica o mitológica.

Sí que veía un poco de más atractivo al cruce propuesto en esta serie, por la capacidad que tenía Freud en indagar en la psique humana. Era una posibilidad no tan descabellada aprovecharla dentro de una intriga de investigación policial. Tenemos multitud de ejemplos en thrillers criminales donde la policía se sirve de personas con poderes, visiones o capacidades sensoriales especiales.

*Y llega el caos…

Sin embargo, el caos absoluto se produce con la introducción de una trama de brujería en la que aparece Táltos, figura de la mitología húngara que el historiador Carlo Ginzburg recoge en su tratado Las batallas nocturnas: brujería y cultos agrarios en los siglos XVI y XVII (1966). Años más tarde, la escritora Anne Rice ya utilizó ese mito para titular el libro de la tercera entrega de su saga Las brujas de Mayfair, donde igualmente fabulaba con esos chamanes escogidos por los dioses con habilidad, en estado de trance, para conectar con el mundo espiritual.

Podría haber sido interesante, la mitología es una fuente importante de inspiración. Pero la historia se vuelve entonces farragosa y arbitraria, abandonando la trama criminal para conducirnos a otra más esotérica y absurda (sí, aún más).

Es innegable la capacidad del director Marvin Kren para generar atmósferas malsanas e imágenes perturbadoras, pero no es suficiente. Hablando claro, la historia no hay por donde cogerla. Ni el carisma de sus protagonistas principales (algunos secundarios rozan la caricatura), ni un inicio policíaco prometedor, salvan de la quema esta serie de carácter fantástico. Se sirve de demasiados conceptos mitológicos, psicoanalíticos o biográficos para formar un batiburrillo inconexo que solo es digerible con la cocaína que se bebe Freud para calmar sus nervios.

*Conclusión

Freud es un serie de Netflix co-producida por Alemania y Austria, compuesta de 8 capítulos de entre 49 y 58 minutos y creada por Marvin Kren, Benjamin Hessler y Stefan Brunner. Hay que aclarar que no es una biografía sobre el padre del psicoanálisis, si no un thriller policíaco con elementos fantásticos y de terror. Nos muestra a un incipiente doctor que flirtea con sus teorías sobre la hipnosis y la capacidad de sugestión del subconsciente, ante la desaprobación de sus compañeros de profesión.

Tras un inicio prometedor que se adentra en el género policíaco con la investigación de unos horrendos crímenes, a partir del cuarto capítulo la cosa degenera bastante cuando entra en juego la mitología húngara y la brujería. A pesar de contar con un buen diseño de producción y una atractiva puesta en escena, la serie se vuelve caótica y de morbosidad gratuita.

El doctor Freud está interpretado de forma convincente por Robert Finster, aunque más destacanle resulta la participación de Ella Rumpf, a la que recordarás en Crudo (Julia Ducournau, 2016), y de Georg Friedrich. Algunos secundarios están francamente sobreactuados y sus personajes resultan tan caricaturescos que te alejan de cualquier atisbo de realismo en lo que se nos cuenta.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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25 de marzo de 2020
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás me adelante en mi comentario y en mi nota a esta miniserie pues de los 8 capítulos he visto cinco y si bien es cierto que es una ficción absoluta y poco tiene que ver con la biografía del controvertido padre del psicoanálisis, en cualquier caso la trama y los distintos personajes entretienen y enganchan, que es lo que hace falta en estos momentos de encierro obligatorio.

Cada capítulo bajo el título de uno de los paradigmas que definió Freud, intenta de alguna manera introducirnos en un thriller encadenado dónde el que no se atisbe adónde va parar la cosa, precisamente resulta su mayor atractivo junto con unos bien definidos personajes bastante atormentados por sus neurosis (el propio Freud, el inspector de policía y la medium) y otros menos (los condes húngaros, el subalterno del inspector, el Director del manicomio, etc) todo ello aderezado con retazos históricos del entramado Imperio Austrohúngaro "medio qués" y una puesta en escena bien ambientada de la Viena en la que vivió Freud sus años mozos entre la coca y su come cocos particular.
Lois Karakul
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7 de diciembre de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor y casi único problema de la miniserie “Freud” es el título y el hecho de que el personaje protagonista pretenda ser Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. Quizá hubiera quedado mejor, y desde luego se hubiera ahorrado críticas, si el personaje investigador hubiera sido otro médico, quizá alumno o compañero de Freud. Pero si dejamos eso de lado, es una serie excelente, original, y por momentos fascinante y aterradora, cuando entra en los recovecos de la mente de los protagonistas.

La miniserie resuelve estética y narrativamente un historia compleja, llena de elementos muy difíciles de expresar como son la sugestión, la hipnosis o los inconscientes de los personajes, y lo hace en un contexto histórico, la Viena de finales del XIX, retratado con detalle y riqueza y con un tono barroco que realza el carácter de la época y de los personajes.

Viena en aquella época era el centro de un imperio en los estertores de la decadencia, al que la llegada de la tecnología y de las armas modernas iban a rematar unos años más tarde. En “Freud” vemos desfilar a húsares con sus vistosos uniformes y su código de honor, vemos duelos, vemos la crudeza de la guerra de aquella época, y vemos al emperador Francisco José y al príncipe Rodolfo, en papeles que si bien son ficción, son consistentes con sus caracteres reales y sus turbulentas vidas y muertes.

“Freud” retrata de forma realista muchas costumbres de la época, como los duelos de honor - a primera sangre o a muerte -, o los combates por “deporte” en la modalidad llamada Mensur, en la que se usaban espadas de verdad con el objetivo de dejar cicatrices, cuanto más grandes mejor. Llevar estas cicatrices - llamadas Schmiss - era un símbolo de valentía y honor entre los militares y estudiantes de la época.

El incendio del Ringtheater el 8 de Diciembre de 1881 es uno de los elementos principales de la narración de “Freud”, una horrible tragedia en la que fallecieron 384 personas y que dejó traumatizada a la sociedad vienesa. El incendio ocurrió, pero no fue un atentado: está bien documentado el inicio del fuego por un fallo de los proyectores de luz del escenario (que funcionaban con gas).

También es histórico que los restos del teatro fueron derribados y se construyó allí un edificio de apartamentos cuyo alquiler se dedicaba a beneficencia, el Sühnhaus, y que uno de los primeros inquilinos fue… el joven Doctor Sigmund Freud, cuando estaba recién casado. Allí nació su hija mayor, Matilda.

Lo mejor de “Freud” para mi es su construcción narrativa, llena de saltos en el tiempo, hilada no a partir de explicaciones sino por personajes que actúan y se relacionan entre ellos, con escenas oníricas bien resueltas y momentos realmente turbadores, como esas secuencias en las que no sabemos si los personajes están hipnotizados o despiertos.

También es muy bueno el elenco de personajes, bien construidos y sustentados: desde el propio Dr. Freud, su conocida adicción a la cocaína y su fascinación por la mitología, a la vidente Flueur Salomé (basada en la real Lou Andreas-Salomé, alumna, amiga y confidente de Sigmund Freud), así como la pareja de Viktor y Sophia von Szápáry. También son excelentes los inspectores de policía, sobre todo ese fantástico Alfred Kiss y su entrañable compañero Franz Poschacher. No desmerece el resto, empezando por la pareja de húsares homosexuales (que me ha parecido muy realista), los otros militares o los secundarios como la familia de Freud, su ama de llaves o la familia de Kiss. La lista de personajes es larga y rica, y es uno de los mejores valores de la serie.

Otro punto a favor de “Freud” es su valentía, entra sin miramientos en el gore o el sexo, y no se corta a la hora de mostrar desnudos masculinos o femeninos, en mi opinión siempre justificados, ni en viajar dentro de las mentes de los protagonistas y explorar los tabúes más profundos y oscuros como el incesto o el complejo de Edipo.

Como dije al principio, para mi el mayor error de "Freud" ha sido usar su nombre en vano; sin embargo, bien podemos disculparlo a cambio de todo lo que nos ofrece.

Y sí, la historia que nos narran podría haber pasado, si aceptamos que pueda existir alguien con el poder de sugestión innato que muestra el personaje de Fleur, o con las dotes para la hipnosis de la Condesa Sophia von Szápáry. Quizá alguien piense que son personajes fantásticos, que es imposible que existan en la realidad: a los escépticos les sugeriría leer la biografía de un tal Grigori Yefímovich Rasputín, a ver si después siguen pensando lo mismo…

Para acabar, sugiero también una simple búsqueda en la Wiki del término Táltos, para comprobar que el guionista ha tomado con bastante fidelidad los elementos de la mitología magiar que aparecen en la serie.

Recomiendo “Freud” fuertemente, aunque no será plato para todos los gustos. Original, bien ejecutada, impactante, rica en matices. Un merecido 8.

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Arponero Sánchez
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25 de marzo de 2020
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigmund Freud vivió desde los tres años en Viena. Sólo abandonó la ciudad en 1938, tras la anexión de Austria por parte del régimen nazi. Su doble condición de judío y fundador de la escuela psicoanalítica ponían su vida en serio peligro. La capital imperial es el escenario en que se desarrolla la ficción ‘Freud’, miniserie de ocho capitulos producida por Netflix. Finales del siglo XIX, Freud (Robert Finster) es un joven médico en los albores de unas investigaciones controvertidas, que le asegurarían un lugar en la historia del pensamiento humano.

Casi sin querer, se verá atrapado en una espinosa conspiración. Un inspector de policía (Georg Friedrich) y una medium (Ella Rumpf) serán sus compañeros de viaje. La serie despliega una estética reiterativa y hueca, para dar forma a un thriller psicológico con apuntes de terror. Una mezcolanza de géneros nacida a partir de la anarquía en que se desenvuelve un guión confuso e incoherente. La dirige Marvin Kren, que transforma los movimientos de cámara en tics nerviosos conforme algunos personajes van entrando en trance, y sus cuerpos se retuercen al ritmo de espasmos.

Kren inunda la narración de ‘Freud’ con muchos conceptos trabajados por el mito que da nombre a la serie: el poder sugestivo de la hipnosis, el papel de los sueños en el subconsciente, la histeria, la doble personalidad. Y se recrea en ello. El problema surge al no conseguir que forma y fondo confluyan en un hilo argumental verosímil. La atmósfera densa y plomiza que luce, da la puntilla a una historia en la que no faltan maquinaciones de palacio. Tensiones nacionalistas en el seno del Imperio Austrohúngaro sirven como coartada histórica a un mero desvarío.

El reparto se une a la fiesta. Robert Finster da vida a un Freud impertérrito e inexpresivo. Da igual que esté hipnotizando que fornicando; enfrentándose a su casero o a un loco de atar; hablando con un colega de profesión o con un policía. No me dice nada. Y eso que su personaje va puesto de cocaína hasta arriba. Mención aparte merece el papel de villanos que juegan la pareja de condes húngaros. Cada vez que los recuerdo me irrito. La televisión es así.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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