Sinceramente, es probablemente una de las peores películas del género que existen. No sólo no se entiende nada sino que lo poco que se entiende es absolutamente absurdo. Desde luego que no se como esta película podía presumir de haber tenido asesores militares, pues menudos. Soldados que se cubren en medio de una carretera despejada y que huyen a la carrera a través de campos de minas. Por cierto existe el apoyo aereo, ningún ejército profesional del mundo avanza por un territorio como ese sin reconocimiento previo del terreno. Es totalmente increíble desde el punto de vista militar, y desde el guión, absurda, totalmente absurda.

Sinceramente, a lo largo de mi existencia he visto auténticos despropósitos. Esperpentos que rozan lo inimaginable. ESto lo supera todo. El ¿guión? lo firma la propia Jenny McCarthy, que da muestras de su inexistente talento. Hay una frase que resume bien toda la película: "Lo que hay en tu cama no es barro", dice Carmen Elektra. No, no es barro, es esta película.

"Diario de una becaria" intenta introducir la denuncia social dentro del subgénero de adolescentes juerguistas y salidos sin éxito alguno. Desde el comienzo ya se nos ofrece un compendio de estereotipos que, en la mayoría de los casos, rozan el absurdo más absoluto. Jefes tiránicos más parecidos a un villano de cómic que a un profesional de la información, niñatos pijos a lo 90210, reivindicaciones laborales de pega... Nada que tenga que ver con el día a día real de un medio de comunicación. La película es una sucesión de disparates y situaciones artificiosas sin sentido alguno que dan lugar a un desarrollo inconexo y un final de pantomima. Ni siquiera el cuadro actoral salva la producción, llena de errores de montaje, con un reparto de jóvenes "promesas" que no dan la talla en ningún momento, un Ramón Langa apagado y un José Sancho que da la impresión de que simplemente pasaba por allí.
En definitiva, un absoluto fiasco de los que en EEUU salen directamente en DVD.

Intrigante en su inicio, hilarante en su desarrollo y tediosa a medida que se acerca su desenlace, "Miedo y asco en las Vegas" es otra de esas películas de Gilliam. Un curioso experimento que viaja hacia el interior de la adicción a las drogas desde un punto de vista onírico y delirante. Sin embargo, a medida que la ¿acción? se desarrolla, el espectador comienza a desistir con hastío de entender nada, el relato se vuelve triste anécdota y el ritmo decae hasta sumirse en el vacío. Las interpretaciones excepcionales de Depp y sobre todo de Benicio Del Toro, sostienen un filme que gustará a unos cuantos y provocará indignación en otros muchos.

Tras firmar las dos entregas de "La Momia", con Brendan Fraser como protagonista, Stephen Sommers trata de congeniar de nuevo en "Van Helsing" la comedia simplista con el género de terror procedente de los clásicos de la Hammer. El resultado es una producción de carácter grandilocuente y de excesivo metraje que cuenta con un prometedor prólogo pero que decrece de manera tan ostentosa como los decorados del filme a medida que avanza la trama. Sommers compensa la falta de una historia creíble con una sucesión de escenas de acción y aventura más cercanas al videojuego o a un Harry Potter de segunda y que no enganchan al espectador lo más mínimo. Tampoco ayuda a la credibilidad del relato la sobreactuación de los protagonistas principales, con un Hugh Jackman colérico y una Kate Beckinsale verdaderamente sosa como heroína de acción, así como un histérico remedo de Drácula que en vez de poner de punta los pelos, enerva hasta el desquicie. Aunque en ocasiones logra escenas de acción bastante entretenidas, en general, la sucesión de aventuras y obstáculos aburre hasta el previsible y decepcionante final.