En el contexto de la segunda guerra mundial, el creador de la bomba atómica se convierte en protagonista de un film al puro estilo Nolan, lo que para cualquier Director serìa una simple trama histórica-polìtica el creador de "Origen" o "Dunkerque" lo convierte en un thriller de 180 minutos de ritmo incesante, con la fìsica cuántica como escusa y aupado por una banda sonora efectista con fines épicos, quizás ahì radica su puto más flácido, esa obsesión por hacer trascendental cada momento, a lo que unimos la sobredosis de tecnicismos y el afán por aglutinar con frenesì demasiado material sin tiempo al asimilamiento.

Como trasfondo el cuestionamiento moral del propio creador del instrumento devastador, asì como los celos y la traición surgidas en la esfera polìtica hacia el destacado, mención especial a la aparición de Einstein, entre otros.

A pesar de no llegar a la cima de su filmografìa, se trata de una notable cinta, con las virtudes y defectos de un cineasta que nos vuelve a sorprender situándonos en uno de los acontecimientos más destacados de la historia.

Se trata de una serie diferente, que trata de plasmar de un modo realista el estilo de vida y las circunstancias vividas en New Orleans, concretamente en su barrio más musical, el Treme, tras el grave impacto del Huracán Katrina, el cual arrasó calles, edificios, vidas y dio lugar a una serie de problemas tanto administrativos (en cuanto a entrega de viviendas a sus propietarios, por ejemplo), de aprovechamiento de inversores y de casos en los que ha habido un intento por ocultar abusos y otro crímenes policiales.

Y todo esto bajo la atmósfera propia de la cuna del Jazz, bajo el continuo reflujo de la música, aquí gran parte de su gente está relacionado con esta (profesores de música, músicos que se buscan la vida, managers, iconos que desfilan y cantan en el carnaval...), se vive y se disfruta hasta en los enterramientos, siendo su famoso carnaval el día culmen conforme al cual giran sus vidas, nadie se quiere perder esa celebración marcada por el júbilo.

En medio de todo esto, personajes que intentan sobreponerse a los problemas, buscando un sentido a sus vidas, todo ello salpicado con un trasfondo que recuerda en ciertos aspectos al que inundaba "The Wire", en este caso, la batalla entre policías ********* y víctimas (así como algún policia legal, abogada, etc) que intentan luchar contra ellos en pos de la verdad, de hecho es que, aunque no se focalice únicamente en esto, aquí es donde subyace gran parte del interés, una denuncia social en toda regla sobre el abuso de poder.

No esperéis una serie efectista, con continuos sobresaltos, es más bien una serie diferente que intenta plasmar una realidad y que fluye sin prisas al ritmo continuo de la música. Siempre intento buscar algo diferente, la verdad que esboza calidad por sus cuatro costados.

No es para todos los públicos, pero lo cierto es que es una gran serie.

Después de años sin escribir una crítica, esta vez me he decidido a dejar una pequeña reseña (lo que escribía antes si eran criticas con todas las letras) acerca de este telefilm, debido a que me siento enervado.

Considero que no es posible tener sentido crítico y aprobar este insalvable intento de remake adaptado a los tiempos (o reboot como lo llaman algunos), ya desde el minuto 1 la cosa se pone muy fea, pero no porque se atisbe el menor abismo de terror (eso no lo encontraréis), sino porque nos muestra la pobre, barata, insulsa, ridiculezca apariencia del muñeco, incapaz de transmitir cualquier síntoma de malicia.

A partir de ahí, queda claro que algo grave está fallando.

Que se haya adaptado a los tiempos que corren con el uso contínuo de la tecnología no me dice ni aporta absolutamente nada, una forma de justificación de la trama, pero nada más lejos de la realidad, tratar de "humanizar" al muñeco lo único que consigue es eliminar ese aura de misterio y horror que corría en el aclamado clásico de Tom Holland (donde el muñeco era poseído por el psicópata Charles Lee Ray)

Por lo demás, este superficial y olvidable producto de consumo tiene todos los ingredientes del típico film comercial de baja calidad (hecho para rentar dinero aprovechándose del original y de la poca exigencia del público): personajes estúpidos y poco creíbles, trampas constantes en el guión, trama previsible e insulsa...

Hasta el nombre del nuevo juguete carece del mínimo carisma, Buddy.

Si tenemos en cuenta que de Muñeco Diabólico se esperan buenas dosis de intriga, terror, así como una puesta en escena del invitado estrella (el Muñeco) a la altura, y ninguno de los 3 llegan al mínimo exigido, no puedo más que reprobarla.

En cambio, Muñeco Diabólico 1, 2 y 3, en ese orden, merecen un reconocimiento por sus aportaciones al cine de terror (y por tener que aguantar reinvenciones deformes como esta).

Si bien la original de Tom Holland sigue siendo sin duda la de mayor calidad (para mí un 9), una película ochentera icónica del cine de horror hecha con buenas dosis de ingenio y realismo, hasta la 3 merece todos los respetos, porque estas supieron respetar al espectador ofreciéndole un producto serio dentro de un género tan maltratado.

Arriesgada apuesta española de Rodrigo Cortés rodada en unas dos semanas a partir de un guión escrito por Chris Sparling y que nadie quería producir.

Paul Conroy, padre de familia y contratista civil en Irak, despierta enterrado bajo tierra en un ataúd. Sin saber donde está y con la única ayuda de un mechero y un móvil intentará salvar su vida.

Una incesante y desesperada respiración se estirpa de la oscuridad. Con este genial comienzo se empieza a maquinar una historia asfixiante, claustrofóbica e intensa que irá aumentando en tensión a medida que avanza a la par de la locura del protagonista que se las ingenia para intentar salvarse, negociando con un secuestrador, enfrentándose a una serpiente e incluso amputándose un dedo, mientras el oxígeno y la batería del móvil se agotan. Su atmósfera nos recuerda a "La última llamada" donde alguien está en una situación extrema y le mueve su lucha por la supervivencia.

Cortés realiza una gran labor de dirección, sólo necesita de un féretro y un hombre para contarnos una historia opresiva capaz de adentrarse en el miedo humano, es decir, el devenir de una muerte lenta, inevitable y consciente, ya que estar enterrado a muchos metros de profundidad sin saber el lugar es una verdadera pesadilla. Destacar meritoriamente al director que junto a una buena realización nos hacen sentir participes del morbo humano más salvaje, ya que la cámara alojada en el interior del sarcófago, mediante diferentes enfoques consigue trasladarnos la sensación de aislamiento consiguiendo que empaticemos con Conroy lo que ayuda a trasladarnos su agobiante desesperación en la que el tiempo es el mayor enemigo. Fundamentales los primeros planos de la cara del personaje, así como la acertada utilización de la luz.

Podemos leer entre líneas una critica hacia los gobernantes, más preocupados por su imagen pública y mantener las apariencias que por la vida de un ser humanno desamparado e indefenso.

Ryan Reynolds con su excelente interpretación deja muestra de como alguien pierde la cabeza hasta volverse realmente loco, los insultos a los que están al otro lado del teléfono y sus gritos de histeria reflejan claramente su estado de alarma, al igual que sus gestos, aquella sonrisa demente lo delata.

A pesar de que me decante por su singularidad y la capacidad para transmitir sensaciones, contiene diversos defectos como algunas situaciones poco creíbles: la aparente capacidad ilimitada del mechero o el empeño del protagonista en encender el mechero cuando tiene el móvil que le ilumina. Incluso su peculiaridad se puede ver reducida por una trama que puede resultar agotadora.

Curioso, original e intenso film que nos enseña a sufrir, adentrándose en nuestros más profundos miedos. A pesar de perder un poco de fuelle conforme avanza, Cortés sabe manternos expectantes en esta obra no apta para cardiacos ni para aquellos que busque contenido más allá de sensaciones. Trae aire fresco y aupa al cine español a buen lugar.

Atractiva comedia capitaneada por Jay Roach que con la colaboración estelar de un versátil Robert De Niro y un singular Ben Stiller obtuvo gran éxito crítico así como taquillero en el año 2000. Se trata de un remake de una obra independiente de 1992 que se dejó de distribuir con el estreno de esta nueva versión.

Pretende representar con comicidad los tópicos sobre las relaciones coyunturales entre los suegros y la pareja de los hijos, concretamente entre Greg Focker (Ben Stiller), pareja de la joven Pam, y el padre de esta, Jim Byrne (Robert De Niro). Greg pretende casarse con la joven, pero para ello deberá de pasar un examen, pasar unos días con los padres de ella, una tarea compleja por dos motivos: el padre de la joven representa a un ser estricto, desconfiado, exigente y sobreprotector que pondrá a prueba a este, realizando un análisis detallado sobre su vida, lo que dice y su comportamiento. El segundo motivo es la facilidad que tiene Greg de complicarse la vida.

Esta temática supone un acertado cauce para lograr la carcajada del espectador, donde un bienintencionado pero patoso novio intenta ganarse la confianza de sus padres, en especial del padre Jim Byrne, tratando de resolver numerosas situaciones en las cuales se ve comprometido a actuar de la mejor forma posible aún contra su voluntad, lo cual termina generando en ridículas a la par que divertidas situaciones enrevesadas, acertadamente montadas y ejecutadas por el director, que a diferencia de lo que se cuece generalmente en este género, transcurren y se originan con gran naturalidad lo que le permite al espectador otorgarle de la necesaria credibilidad que pueden desembocar en gratos momentos, e incluso sintiéndonos reflejados en Greg o compadeciéndolo, sin necesidad de acudir al chiste fácil, logrando así alcanzar el punto álgido del film. Y es que Greg es un experto aguafiestas que no se cansa una y otra vez de superarse.

Podremos mostrar un tenso e interesante duelo entre el padre y el futuro marido, un choque de ideas y perspectivas opuestas que no deparará de principio a fin y que irá aumentando en intensidad y disconformidad conforme avanza. Ejemplo de ello son las duras restricciones por parte del conservador Jim, como nada de sexo ni tabaco, partidos de water volleyball, combates dialécticos o incluso frenéticas carreras en coche entre ambos.

El trasfondo amoroso es sólo un adorno para justificar un compendio de situaciones humorísticas a tener en cuenta, una muestra de lo ridículo que puede llegar a ser el hombre por amor. Estos obstáculos para alcanzar el amor no es más que una hipérbole extraída de la realidad.

Los personajes están correctamente definidos, cumpliendo cada uno con su rol, sin perderse en excentricidades, resultando especialmente atractivas las intervenciones de un temperamental y canallesco Robert De Niro, el cual obtuvo la nominación al Globo de Oro de mejor actor (SIGUE SP)