El aspecto más interesante de la primera película de Todd Field en 16 años (sí, ha pasado todo ese tiempo desde 'Juegos secretos'), es el del reflejo de la llamada -y muy a la orden del día por culpa del buenismo imbécil de nuestro tiempo- "cultura de la cancelación". Y quiero pensar, y creo ver en algunos detalles de tratamiento (esos manifestantes alienados y censores, jueces sumarísimos contaminados de pensamiento único, "momentum", corrección política e idiotez de masas) que Field es -sutilmente- crítico con todo esto que está pasando, pues hoy ser famoso es una condición de riesgo para ciertos sectores sociales (que todos sabemos quienes son hoy, y que curiosa y paradójicamente eran sus contrarios en el pasado...), que se muestran incapaces no sólo de separar al artista y su vida personal de su obra, sino que se sienten "ofendidos e indignados" ante cualquier aspecto que se salga de lo establecido, lo normativo (esta palabra la usan luego en negativo, curioso...), lo considerado socialmente aceptable en la coyuntura actual.

Como la película es inteligente y lo suficientemente ambigua, no estoy del todo seguro de las intenciones de Field al respecto, pero ya digo que quiero pensar que sí, pese a la en algunos aspectos cuestionable personalidad y actitud de su protagonista, que no sería incompatible con esta tesis, sino que la enriquecería, con inteligencia y complejidad.

Y por eso, pese a su frialdad y cierta aridez general, puedo decir que me ha gustado esta su nueva película (al igual que las dos anteriores, pues 'En la habitación' y 'Juegos secretos' también eran tan atractivas e inspiradas como interesantes), sumado a la gran labor de una soberbia -en todos los sentidos- Cate Blanchett, y a la filmación y edición de gran altura.