Importante ida de perol del director Takashi Miike tratando de homenajear, o plagiar, a los 7 Samurais del maestro Kurosawa. La película empieza bastante bien, de manera sobria, presentando lentamente la trama y los personajes. Pero poco a poco va degenerando y pronto te das cuenta de que no va a mantener el nivel ni de lejos. Cuando llegan a la aldea al director se le va la pinza y el resto de la peli es una mezcla entre la escena de Kill Bill de los maniacos, y el final de Grupo Salvaje. Una pena porque hay cosas muy destacables, como la gran banda sonora (con el violonchelo como protagonista), los bien explotados medios (a todos los niveles), o los interesantes encuadres de los que hace uso el director.

En la otra cara de la moneda el guión es bastante simple, con demasiadas frases grandilocuentes (cada vez que abre la boca el amigo Shinzaemon sube el pan oiga), y con fallos muy pero que muy gordos para una película basada en el juego del "gato y el ratón". Los pocos efectos por ordenador son auténticamente vergonzosos, parece que los han preparado con el AMIGA 500. Y la escena final, al menos a mí, se me hizo pesadísima. Había momentos en los que me sorprendía a mí mismo pensando en mis cosas mientras los samuráis seguían repartiendo estopa y cortando salami a diestro y siniestro.

En resumen: podría haber estado muy bien, pero desde mi punto de vista se queda en una película para incondicionales del género, adictos a las escenas de acción.