Otra cosa no, pero en las películas pares (y canónicas) de la franquicia creada por Harold Ramis y Dan Aykroyd, cada amenaza paranormal es hija de su tiempo, y si de las malas vibras alentadas por la apatía, el mal rollo y la codicia deshumanizada de la generación yuppie nacían riachuelos de moco rosa bajo el asfalto de la gran manzana, la conciencia climática del siglo 21 es la metáfora idónea -sólo metáfora, no una alusión directa ni una herramienta argumental- para que el mismo emplazamiento se convierta en una nevera lo bastante potente como para que dos equipos, dos generaciones, traten de desconectarlo a golpe de protones, nostalgia y los chascarrillos marca de la casa Murray/Rudd (aunque a ratos a ambos vuelva a merendárselos Logan Kim como el ya imprescindible Podcast).
Bill Murray continúa siendo aquel cínico deslenguado con un síndrome de cara de palo más acentuado del que le recordábamos; Aykroyd defiende su mitología con encomiable énfasis recitando maldiciones y leyendas como si fuesen pasajes bíblicos; Annie Potts, no sé por qué, ha recuperado el viejo look de Janine en sus dos primeras incursiones para descolgar el teléfono, y Ernie Hudson continúa... emm, sigue haciendo de fábula lo que se suponga que hacía Winston, con el plus de que ahora es él el que paga las facturas. Paul Rudd, por descontado, o esa impresión es la que da, se lo pasa como si fuese un adolescente más en su propio equipo.
Y esta vez sí, William Atherton ha pasado de ser un grano ecologista en el hojaldre a hacer lo mismo ocupando el despacho de la alcaldía de New York, haciendo lo imposible por evitar que la estación de bomberos le sirva en años venideros como cuartel a los cachorros Finn Wolfhard absorbido con el mínimo esfuerzo por una nerd y "spenglerizada" Mackenna Grace al frente.
Más Slimer. Más Nueva York -dos puntos a favor para ambas repescas-. Y más gritar a quién llamarás con el mejor Gil Kenan desde 'Monster House' con Mr Aykroyd y Reitman Jr. manejando los hilos en la dirección correcta.
Ah, calla... que a Annie Potts le han dado un uniforme. En fin, más vale tarde que nunca. La meemaw más lozana de Sheldon Cooper llevaba 40 años reclamándolo.
Muy chula la trampa dron, oye.