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Ghostbusters: Apocalipsis fantasma

Fantástico. Comedia Después de los eventos de Oklahoma, el equipo de Cazafantasmas regresa a donde comenzó todo: ¡Nueva York! La historia de la familia Spengler continúa con un nuevo grupo de Cazafantasmas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
22 de marzo de 2024
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su estreno, la primera ‘Cazafantasmas’ ha echado raíces en la cultura popular hasta el punto en el que se ha creado cierta expectación por cada nueva entrega que resulta irreal. Remakes, secuelas y recuelas en la que todo el mundo espera ver la película que defina a su generación o al menos reencontrarse con la sensación que generó la primera película todo el mundo, algo tan divertido y sorprendente como esa experiencia irrepetible de 1984.

Sin embargo, el uso y abuso de la marca ha dejado claro que hace tiempo que no se debe esperar que aquello vuelva a repetirse porque ni ya el producto es propio de esta época. Ni siquiera ‘Cazafantasmas: más allá’ sirvió como una recuperación del espíritu original. Pero quizá no necesiten ser más que esos correctos, simpáticos y funcionales entretenimientos de viernes noche y no la experiencia cambiavidas que en algún momento alguien decidió que deberían ser. Por ello, ‘Cazafantasmas: Imperio Helado’ no es más que una digna secuela de ‘Más allá’.

Hay una serie de ventajas con respecto a la anterior, puesto que recogemos a los personajes que ya conocemos y nos han presentado ya en pleno funcionamiento en Nueva York en el local de los Cazafantasmas originales en la estación de bomberos, donde tienen toda su base de operaciones. Una entrada in media res, tras una introducción en el pasado bastante siniestra, que nos meten de lleno en sus misiones en activo en plena gran ciudad, dejándonos ver que toda la familia Spengler ya ha ya ha vivido unas cuantas aventuras juntos, como los originales.

La reubicación en Manhattan deja unas cuantas escenas de inicio bastante interesantes, sin embargo, ese esfuerzo inicial de saltar pasos vuelve a convertirse en una nueva introducción a una situación diferente en la que tenemos un posible nuevo villano, una preparación y desarrollo que se toma su tiempo en explicar una nueva mitología, una serie de elementos que se han construido cuidadosamente.

Hay un orbe que podría formar parte del universo ‘Hellraiser’, hay una leyenda animada sobre una vieja escultura en altorelieve deliciosa, un uso de los fantasmas para avanzar en la trama muy divertido —homenaje a Christine incluido— y bastantes añadidos a la mitología de los Cazafantasmas en nuevas instalaciones con sorpresas que podrían haber sido una buena reinvención real de la franquicia. El exceso de personajes no molesta porque crea una dinámica coral festiva pero sí que hace que desarrollo se atasque puesto que va preparando para para algo más grande que cuando realmente empieza a suceder no va a por todas.

No hay un clímax a la altura de todo lo que hemos estado viendo y la promesa se queda en una pequeña batallita, un aperitivo que no se corresponde a la construcción minuciosa que hemos visto, por lo que el conjunto funciona como una anécdota más de los Cazafantasmas, que se resuelve, es entretenida, pero no arriesga. Una vez se absorbe esa decepción inicial quedan dos horas que pasan volando, muy bien equilibrada en cuanto a bromas, criaturas y nostalgia, quizá algo carente de acción.

Hay nuevos artilugios retro, más espectros, baños de ectoplasma y algunas notas de humor negro interesantes. Para los adictos o los que odian la nostalgia, las recuperación de los miembros originales se resume en una especie de cameos extendidos; el que quiera ver a Bill Murray como Venkman tendrá un par de gags a la altura, pero no esperen que tome un papel relevante, aunque ver a Dan Aykroyd, el creador de todo el embrollo, volviendo a recitar sus explicaciones en la tercera edad es entrañable, en un retrato de los investigadores de lo paranormal adecuándose a la era social media no muy distinto que el que nos ofreció Berto Romero en ‘El otro lado’.

‘Cazafantasmas: imperio helado’ funciona pues como un entretenimiento familiar con notas de tabasco y pimienta, personajes que funcionan muy bien (Podcast vuelve a hacer su humor de lógica infantil, en el buen sentido) dentro de la particular combinación de terror y corazón que tiene la marca de Gil Kenan en cada fotograma, para lo bueno —el atrevimiento dentro de un producto para todos los públicos de ‘Monster House’— y para lo malo —entender el cine de terror como un producto para todos los públicos de su descafeinada ‘Poltergeist’—, pero en el panorama estratificado por edades de hoy tiene cierto valor.

Lo que no puede achacársele es que no tenga un guion bastante organizado para la cantidad de personajes que presenta, sin dejar nunca de atender a la protagonista de la anterior, una siempre carismática Mckenna Grace que desplaza aquí su papel de nieta freak de Spengler para entrar en plena ebullición de rebeldía adolescente y descubrimiento de su sexualidad, en un clásico amago de romance diverso dirigido a la generación Z que resulta lo más flojo del conjunto, no por lo diverso, sino por lo cursi y salido de culebroncito teen que podría ubicar esta secuela como un estreno directo a Netxflix.

Las apariciones de Slimer, la bibliotecaria, los marshmallows o los leones no aportan mucho pero tampoco afectan, pero en última instancia son un testamento del amor por el tono de la original y la propia inercia de la saga a mantener ciertos puntos de amarre que nunca se han ido, algo que se puede entender si has visto las maravillosas dos series de dibujos animados, que han influenciado tanto al remake como a estas dos secuelas y que suponen la plantilla clásica de caso de la semana para los cazafantasmas.

Cualquiera que acuda sin ánimo de ver algo llamado cambiar el cine 2024 encontrará en ‘Cazafantasmas imperio helado’ un nuevo capítulo de la serie correcto, simpático, disfrutable e inofensivo que, sin embargo queda un poco cojo a la hora de resolver las expectativas que ella misma crea.

Puntuación: 5 sobre 10
Echedey Rueda
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23 de marzo de 2024
46 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Repugna esta falta de ideas, de pretender vivir a la sombra de clásicos de los 80.
Insoportable falta de creatividad y de argumentos.
Ya está bien de ser condescendiente con el remake del remake, es una burla constante, por no hablar del wokismo imperante y las actuaciones pésimas.
Si a todo ello le sumamos la agonía que supone intentar ver una película en el cine rodeado de maleducados con las pantallas del teléfono y devorando basura o hablando sin parar y apoyando las patas como simios en el asiento de delante, tenemos una muerte segura del mal llamado séptimo arte.
Me extraña que las salas sigan abiertas.
Manfred
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27 de marzo de 2024
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
He salido del cine ahora mismo y os cuento por qué: tengo pena porque cuando yo tenía siete u ocho años Cazafantasmas me fascinó y ahora los chicos, chicas (y chiques; señor llévame pronto) de esa misma edad, condenados a pulular con el móvil entre manos, no van a tener la oportunidad de quedar ensimismados con algo parecido. Esto, como mucho, les baila el agua; y así no se sale de pobre.

En aquel momento era lo oscuro y lo fantástico. Tiempo después, y sin cansarme de ver toda la saga ochentera, me doy cuenta de que había también una fascinación por las relaciones adultas que yo veía como algo igualmente fantástico, probablemente codificadas dentro de esa oscuridad y racionalizadas más tarde a través de darme cuenta de lo maravilloso del elenco que las transmitía, comediantes de programas nocturnos de los estados unidos de américa, en su mayoría.

Cuando lo contrapongo con el cine actual, no solo con los despropósitos de continuación de esta trama, todos con una onerosa carga nostálgica y poco calado, sino con el cine de gran público (sic) que se hace en los últimos diez años (exacerbado todo ello por la ausencia de ideas tras la pandemia); cuando lo contrapongo con eso, digo, sale a la luz la falta de imaginación, el plagio infame de actores, personajes, recuerdos y música.

Cazafantasmas es uno más de esos intentos actuales de hacer que pase de todo y que no pase nada: un baile de san vito de cámaras persiguiendo objetos voladores por la pantalla, mucha luz, mucho cambio de plano... Y al final, ni siquiera palabras. Que sería todo y poco más hace falta.

Las actuaciones me han parecido de un nivel alto de gazmoñería; los personajes están desdibujados y no se entienden más que por necesidad. Las apariciones de Murray y compañía son comparsas que sacan de la película con frases inconexas. El malo es ridículo: prolijamente dibujado en los inicios y arrastrado por el hielo y la miseria narrativa cuando más falta hace. Habrá tiempo en que se estudie cómo el desarrollo de las cgi arrebató la insinuación y el miedo mismo en nuestro tiempo, porque es mucho más ancha y siniestra la sombra de Zuul y sus dos canes, o de Vigo posado entre ríos de lava que este remedo de tronco marchito de invierno con cuernos.

En fin, de verdad que no merece mucho más texto este engendro tan de nuestro tiempo. Tan lleno de todo, uno diría que casi por cumplir, y tan vacío de historia y de cine.

Si tienes oportunidad, no vayas al cine a verlo. Quizá te ahorres el mercadeo de cambistas y vendedores de nachos que hay a la puerta del templo.
denebcito
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23 de marzo de 2024
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas redondas no deben ser tocadas, porque el resultado es vergonzoso. Una de esas es Ghostbusters (1984), una obra fresca, con sentido del humor, donde los efectos especiales acompañaban al guión (y no al revés), con unos magníficos actores, y un guión delirante pero perfecto. El resultado fue la pequeña obra maestra que ha quedado en nuestro recuerdo.
Cuarenta años más tarde los timadores profesionales de Hollywood deciden tomar el pelo y la pasta a los sufridos cinéfilos y pergeñar un remaque de aquella lejana peli de culto.
Y pusieron a cocinar, en el infernal caldero, muchos efectos especiales usando la tecnología punta de la que gozamos hoy en día, la aparición breve y sin sentido de parte de los actores de la peli original para el efecto llamada, muchos efectos especiales aterradores y sin sentido, y muchos muchos efectos especiales; muy muy aterradores ¡Ah, se me olvidaba, y una miríada de efectos especiales! Un momento... Hará falta un guión ¿no? El guión no importa, hilaremos todos los efectos especiales con un argumento simplón y con poco sentido,
¿Y los actores, aparte de las viejas glorias? No pasa nada, cualquier monigote valdrá.
El resultado es un truño, aburrido, infumable, absurdo y que da dolor de cabeza.
Los efectos especiales son como las especias (ambas comparte etimología) sirven para realzar el sabor, y han de usarse con moderación. En exceso son indigestas y acabas vomitando.
Y así es la película: un vómito indigno.
Y no se puede hacer spoiler, porque la película es previsible y vulgar, repitiendo esquemas cien mil veces vistos.
¿Pero qué está pasando con el cine? ¿Dónde quedó la magia de antaño?
Y para colmo, veinte minutos de publicidad inicial.
Esto se va al carajo, amigos.
krusellas
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23 de marzo de 2024
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenia ganas de ver esta peli, voy normalmente al cine 2-3 veces al mes. Es una de las más aburridas en mucho tiempo. Es muy lenta, lentísima. Esperaba un poco más de acción y menos parla. A veces quitaba la mirada de la pantalla, no me mantenía pegado. Todo pasó en los últimos 20 minutos. Y nada del otro mundo. La típica peli para ver en casa en Netflix, HBO, etc. Pero no para un cine.
Manuel
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