Cate Blanchett, primer Goya internacional, es, a sus 53 años, una de las mejores y más camaleónicas actrices de su generación. Se mueve como pez en el agua tanto en el cine independiente como el comercial. No nos extraña que el director americano Todd Field la eligiera para su vuelta a la dirección después de 16 años, y es que no podemos imaginar a otra Lydia Tár que no lleve el rostro de la actriz australiana.

Lydia Tár, prestigiosa directora de orquesta, es la primera mujer que ha dirigido la Filarmónica de Berlín, una de las más importantes del mundo. Mientras prepara su gran sinfonía, parece que todo se pondrá de su contra, encontrando únicamente consuelo en su hija, Petra.

En su primer trabajo desde Juegos secretos (2006), Field nos introduce en el mundo de la música clásica (el cual él mismo conoce bien, pues estudió Música en la universidad) con una película larga, que se cuece a fuego lento hasta el último tramo, en que la acción bulle a borbotones, confrontando al espectador ante una serie de cuestiones tremendamente actuales como la cultura de la cancelación, el abuso de poder, la influencia de las redes sociales…

La actuación de Cate Blanchett es impecable, de un talento desbordante. Su presencia es prácticamente total a lo largo de las más de dos horas y media de duración que tiene el filme. Su Tár –sus gestos, su porte– rezuma premios por todas sus costuras.

Una de esas películas que dejan poso y rondan por tu cabeza después de su visionado. El poder no entiende de géneros.

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