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Argentina Argentina · Rosario
Voto de Danivtar:
10
Romance. Drama. Aventuras Finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Un hombre herido viaja en un convoy sanitario por una carretera italiana, pero su estado es tan grave que tiene que quedarse en un monasterio deshabitado y semiderruido, donde se encarga de cuidarlo Hana, una enfermera canadiense. Aunque su cuerpo está totalmente quemado a consecuencia de un accidente sufrido en África, tiene todavía ánimo para contarle a Hana la trágica historia de su vida. (FILMAFFINITY) [+]
2 de noviembre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un protagonista silencioso y sutil en este magnífico film de Anthony Minghella, tan invisible como el viento, tan letal como el desierto, y cada uno de los personajes de esta historia sufrirá sus efectos devastadores. Se cierne veloz e implacable al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial, sorprendiendo a un apacible grupo de exploradores del desierto. El relato fílmico nos lleva atrás y adelante, oscilando entre el final de la guerra y el principio de la guerra.

Comenzamos viendo un agonizante conde Lazlo de Almasy -Ralph Fiennes- con el rostro quemado e irreconocible, transitando las postrimerías de la conflagración. Ha perdido no sólo gran parte de su cuerpo sino incluso la memoria, y empleará el último resto de sus pulmones calcinados para intentar reconstruir un poco la tormentosa peripecia por la que ha pasado. En este último esfuerzo vital será asistido por la enfermera Hana -Juliette Binoche- quien se convierte además en su confidente y amiga. Un monasterio en ruinas en Italia será el oasis donde se formulará la reconstrucción. Sin embargo, allí mismo seguirá soplando el viento feroz de la muerte, sofocando cada débil llama del amor o la felicidad allá donde osen brotar. El arte de Minghella nos hace ver las fuerzas destructivas de un sino despiadado a través de una galería de imágenes hermosísimas y una danza de saltos en el tiempo.

Cada cosa en este film encuentra su antítesis y su aniquilación. El conde Almasy se traicionará a sí mismo enamorándose de Katharine -Kristin Scott Thomas- quien a su vez traicionará al esposo; los amantes se traicionarán entre sí; Madox, el amigo entrañable del conde, le verá de pronto envuelto en el traje del traidor; aquellos mapas urdidos por esos exploradores idealistas que desdeñaban las fronteras quedarán en poder del enemigo y al servicio de los nazis. Nada consigue prosperar, nada sobrevive: ni el amor, ni la amistad, ni siquiera la venganza urdida contra el conde por el agente David Caravaggio -Willem Dafoe. (Por cierto que el elenco también es impresionante, como la fotografía, la dirección y todo lo demás.)

Quizás solamente llega a buen puerto la reconstrucción de los hechos perdidos que, a través de la agonía de Lazlo de Almasy, termina mostrándonos el film. Una maravilla de lo más amarga, pero maravilla al fin. Hay sin embargo un momento emotivo, cuando, apartando las jeringas de la enfermera, el conde Almasy utiliza su último aliento para agradecer a Hanna.

En fin, película exquisita, singular y maravillosa sobre el lado más sombrío de la vida. Merecedora con plena justicia de los muchos premios que se le otorgaron.
Danivtar
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