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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama Rechazado por el emporio artístico, destruido por el dolor por la pérdida de su hermana mayor y torturado por la adicción: la película retrata la vida de Edvard Munch, uno de los artistas más grandes de todos los tiempos. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edvard Munch es sin duda uno de los más grandes artistas de la contemporaneidad. Un pilar del arte del siglo XX y una pieza clave del expresionismo noruego y europeo.

En su juventud sufrió el rechazo del emporio artístico y pasó por dificultades enormes en su vida, trances y conflictos sobre todo de carácter personal: el rechazo de la mujer a la que amó, la muerte de su querida hermana mayor y las adicciones al alcohol y otros tóxicos.

En fin, nuestro pintor era un personaje poliédrico cuya problemática existencia sirve a modo de profunda laguna para zambullirse en un discurso más amplio y girar alrededor de la naturaleza del arte, el dolor, la muerte y el amor, y llevarlo todo al cine.

El director Henrik Martin Dahlsbakken, con guion de Frederik Høyer, Mattis Herman y otros, adapta la historia escrita por el propio Dahlsbakken, sobre la biografía escrita por Munch en su momento.

El filme es un largometraje con cuatro episodios entrelazados. Para ello, un grupo de cuatro escritores confecciona cada uno de los períodos o etapas más importantes y significativas del pintor (Frederik Høyer, Mattis Herman Nyquist, Gine Cornelis Pedersen y Eivind Saether). Las edades de 21, 29, 45 y 80 años, poco antes de morir. Un estilo propio y un actor diferente en cada capítulo, interpreta a Munch.

Hay una parte de sus inicios como pintor, cuando comenzaba a hacerse un hombre y preparaba una exposición en Berlín, momento en el que conoce al escritor August Strinberg encarnado por la actriz Lisa Carlehed.

La parte de la mediana edad se desarrolla en una institución en la cual Munch permaneció de forma voluntaria. Allí departe sus ideas, sentimientos y reflexiones con su médico y terapeuta (Jesper Christensen) que trata a Munch (Ola G Furuseth), de 45 años, por una enfermedad mental que luego diagnostica como "la ansiedad ineludible del genio".

Son, por momentos, escenas en blanco y negro, lo cual es muy acertado para contar los momentos de un artista que se asoma al precipicio en su agitada vida. Y así va intercambiando con su terapeuta sus meditaciones, a la vez que le indica la necesidad ir abandonando la bebida.

“El arte es fruto de la dicha y de la tristeza. Principalmente de la tristeza”, murmurará más adelante Munch (Ola. G. Faruseth interpreta al pintor). Aquí vuelve a cambiar la estética y el tono de la película. Rodada principalmente en blanco y negro, estas secuencias de psicodrama muestran cómo Munch se enfrenta a sí mismo y a su pasado.

Hay una sección en la que Munch vive en Berlín y sufre una pública humillación que lo hiere profundamente, lo debilita y lo deja tambaleante. Estamos en 1892, pero su amigo Christian Krohg lo defendió sugiriéndole que pinte las cosas de una manera diferente a la de otros artistas, que vaya a lo esencial, por esta razón, las imágenes de Munch son, por regla general, incompletas.

El director Dahlsbakken decide audazmente introducir en este capítulo artilugios y atuendos modernos como móviles y cazadoras de cuero. Munch como una estrella en ascenso en el mundo del arte berlinés con su contemporáneo August Strindberg (interpretado por una mujer, Lisa Carlehed).

Este enfoque más conceptual y abstracto del filme para representar al artista en vez de una semblanza literal, posibilita que el espectador pueda palpar y entender mejor la turbulenta vida interior del pintor. Es una forma de enfocar la biografía, más subjetiva, más que una mirada externa y descriptiva.

Hay al principio un capítulo de introducción que narra el anhelo del joven pintor por Milly Thaulow (Thea Lambrechts Vaulen), su auténtico objeto de amor, amor que no es correspondido ni se materializa, lo que definiría su destino de genio torturado que, además, quedó soltero toda su vida.

El episodio último incluye al pintor ya en plena senectud, 80 años, atrapado en una Noruega ocupada por los nazis y viviendo una solitaria vida de ermitaño en una especie de caserón cargado de sus obras y recuerdos. Aquí el protagonista es interpretado por la actriz Anne V. Krigsvoll.

Los episodios no son presentados en orden cronológico por Dahlsbakken, sino que salta de una parte a otra, lo cual da una cierta sensación de arbitrariedad. Pero todas las partes se interconectan y van creando un contexto y una figuración rica en matices y también abierta a la interpretación del espectador.

El filme hace gala de un enfoque imaginativo del género biopic, demostrando que las ideas y las representaciones sensoriales, más que las literarias, escenifican mejor la personalidad, de lo que lo habría podido hacer una mera recapitulación de sucesos. De modo que la película es una convergencia entre la estética del pintor y una historia convencional.

El reparto, por cierto, está compuesto por actores y actrices muy valiosos y de excelente nivel como Alfred Ekker Strande, Mattis Herman Nyquist, Anne Krigsvoll, Ola G. Furuseth y Jesper Christensen, entre otros.

Atractiva música de Tim Fain y una depurada fotografía que va del color al blanco y negro de Oskar Dahisbakken y Pål Ulvik Rokseth.

El final gira alrededor del duende de Munch y de la inmortalidad de las obras de arte.

Publicado en revista de cine Encadenados: https://encadenados.org/criticas/munch-3/
Kikivall
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