Cuando hay tanta coincidencia, por parte de gente que ama el cine, sobre el valor de "Valor de ley" es porque el asunto lo merece.
Es una buena película, sin duda alguna, contada con la sobriedad y el ritmo que caracterizan a los Cohen, con un guión sin estridencia alguna, y con unos personajes, desde Jeff Bridges o Matt Damon a la pequeña Steinfeld que, sencillamente, lo bordan.
A pesar de lo manido que está el western, cuando se cuenta bien una historia el género es lo de menos.
Sin embargo, hay algunos fallos que, como suele ser habitual, se dan hacia el final. Siempre es más fácil un planteamiento que un desenlace. El drama requería un final más definitivo, sin ese apéndice de la continuación de la historia. Es verdad que esto ha ocurrido con los más grandes.Por ejemplo, en "Ana Karenina", Tolstoi cometió el mismo error. Añadir un capítulo cuando ya no hacía ninguna falta.