Uno de los pilares que fundamenta nuestra personalidad como seres humanos, es la identidad sexual, que se supone debemos definir en nuestra adolescencia. Bueno, y digo “se supone” porque hay quienes desde muy pequeños logran esa identificación, y también están aquellos que se pasan toda la vida tratando de lograr ese objetivo y el cual simplemente esquivan.

En “Harvest” tenemos la oportunidad de convertirnos en cómplices de un par de jóvenes, que a través de sus vivencias y explorando sus inclinaciones, van moldeando esa identidad sexual que para algunos es difícil de asumir. Para finalmente llegar a identificarse como hombres. Para esto el director se toma su tiempo, nos muestra a cada personaje detalladamente pero haciendo énfasis en sus miedos y confusiones, de manera pausada pero armoniosa, encajando perfectamente con el campo y la ciudad del rio como fondo de la historia. Una película, para disfrutar con todos los sentidos.