Aunque no me gusta perderme ninguna de las películas que entran en la quiniela para los Oscars, había algo que me decía que ‘Tàr’ no iba a ser para mí. Nada en contra del argumento, era más una percepción global que me daba el film. Pero, claro, tanto encumbrar a su actriz principal hace cambiar de opinión a cualquiera y, finalmente, caí en la tentación para terminar descubriendo que mi sexto sentido para estas cosas nunca se equivoca.

En efecto, esta película no es para mi. Creo que tiene todas aquellas cosas que hacen que un film me caiga mal desde el minuto uno. Sin lugar a dudas, Cate Blanchett es el gran aliciente de una película a la que no la encuentro mucho sentido. Ella es el film, un auténtico espectáculo en forma de tornado que se lleva cualquier cosa por delante y que bien podría haber sido merecedora de otra estatuilla. En serio, ella es un auténtico espectáculo. ‘Tàr’, sin ella, no habría pasado de un film anecdotario.

El problema llega cuando rasco alrededor del relato que compone su director y me encuentro que la película se tambalea sin la figura de la poderosa actriz rubia. Tengo muchos problemas con su director Todd Field, cuyo sentido del ritmo es nulo y alarga innecesariamente secuencias con palabrería bastante vacía discursos vagos e inconclusos. El guionista se viene muy arriba en ciertos momentos creyendo Aaron Sorkin, pero no le llegan ni a la suela de los zapatos.

Por si fuera poco, el film tarda un auténtico horror en arrancar y cuando lo hace resulta que apenas queda media horita de metraje.

Que no, que no es para mí.

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