Un viernes más mis amigos y yo decidimos dar una vuelta, y al no encontrar nada que hacer optamos por ir al cine (en mi caso la mejor opción posible). Así que nos plantamos en frente de la cartelera los 7 tíos y como buenos demócratas que somos decidimos hacer una votación para elegir peli. El resultado fue 4-3 a favor de Rob Minkoff y en contra de los Coen. Ganadores y perdedores entramos a la sala. De lo que paso de ahí en adelante, no merece ser contado ni en "spoiler" para disuadir a los futuros espectadores de la película, solo digo que nos tuvimos que tragar el típico coñazo de largometraje americano de artes marciales por una crítica de algún medio de comunicación comprada con descaro, que engañó a los cuatros infelices votantes. Solo prestamos atención para ver si alguien se hacía el harakiri y tomarlo como ejemplo para no seguir con vida delante de la pantalla. Cuando terminaron los 113 minutos de sufrimiento, tuvimos que levantarnos los 7 amigotes y aplaudir a rabiar (a modo de sarcasmo por supuesto) ante las risas de amargura y autocompasión del resto de la sala que habían aguantado tal calvario junto con nosotros.
Al salir volvimos a girarnos ante la cartelera y observamos entre asombro y tristeza que esta película se había convertido en número uno en USA. Y he aquí el motivo de mi crítica, que esto no vuelva a suceder en otro país, para que el cine en general no se vea contaminado globalmente.