173/33(20/05/21) Inquietante cortometraje, que aun oliendo a un claro déjà vu, resulta en su estética animada de claras reminiscencias a acuarela un relato que te atrapa en su escaso minutaje, bamboleándote de un lugar a otro, con sencillez y mucho terror contenido que explota en tramo final. Dirigido por Simon Otto (animador de películas animadas como ‘Kung Fu Panda’, ‘Cómo entrenar a tu dragón’ o ‘El príncipe de Egipto’), con guión de Philip Gelatt, que adapta un cuento corto de Joe. R. Lansdale (“Frío en julio”), que a su vez se parece muy mucho a una novela de Stephen King, “In the tal Grass”. Para un relato de una bella factura visual, con ese arranque tan victoriano de Agatha Christie con el protagonista recorriendo un tren de vapor en el que parece no haber nadie. El tren para en la noche en medio de un infinito campo de maíz. El protagonista baja a ver que ocurre y el revisor le dice que es un problema que se solucionará pronto, el prota dice que aprovechará para echar un pitillo, el revisor le dice que no se aleje pues solo dará dos avisos y el tren saldrá. Pero en medio del fumar el tipo se siente atraído por unas misteriosas lucen en medio de los campos, baja y se adentra magnetizado por ellas, y allí perderá la orientación, además de descubrir tardemente lo que son las luces, derivando en un clímax agobiante y asfixiante.

Un capítulo puro entretenimiento, sin más moralina que aquello tan resabido de que ‘La curiosidad mató al gato’. Para hablar del resto me adentro en zona spoiler.