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Voto de Razumikhin:
3
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6,6
700
Drama
En medio de una pandemia mundial que causa amnesia repentina, Aris, de mediana edad, se encuentra inscrito en un programa de recuperación diseñado para ayudar a los pacientes no recuperados a forjar nuevas identidades. Con tareas diarias prescritas en cintas de casete para crear nuevos recuerdos y documentarlos en la cámara, Aris vuelve a la vida ordinaria y conoce a Anna, una mujer que también está en estado de rehabilitación. (FILMAFFINITY) [+]
2 de enero de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principio resulta intrigante, la atmósfera desasosegante acompaña y me dispongo a pasar un buen rato inmerso en una especie de Fahrenheit 571 o Brazil revisitados, con desmemoriados como protagonistas. Me las prometo muy felices, pero…
Es de esas películas en que se empeñan en rodar cada acción cotidiana a 2 fotogramas por segundo. Les salen muchos minutos de metraje hasta rellenar una hora y media de imágenes moviéndose lánguidamente que nos acercan a la historia de Aris, un griego que padece un episodio de amnesia dentro de una pandemia de estos casos. Por lo demás, no hay guion. Tampoco explicaciones. Casi no hay palabras.
Es de esas películas en que se empeñan en rodar cada acción cotidiana a 2 fotogramas por segundo. Les salen muchos minutos de metraje hasta rellenar una hora y media de imágenes moviéndose lánguidamente que nos acercan a la historia de Aris, un griego que padece un episodio de amnesia dentro de una pandemia de estos casos. Por lo demás, no hay guion. Tampoco explicaciones. Casi no hay palabras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película podría haber sido un buen corto, pero se alarga como un chicle desaborido en aperturas de puertas infinitas, paseos por la ciudad que no dicen nada, escenas de supuesta introspección que no llevan a ninguna parte porque esto es un despropósito, principalmente. Pero pretende, por pretensiones que no quede, ser un drama con elementos de thriller en un mundo alternativo, fantástico.
Al director griego le sale un film de ciencia ficción rollo distopía, sí, pero lentísimo y acartonado; vacío y soporífero; sin la profundidad de un drama ni la tensión de un thriller. Algunos dirán que es evocadora... Un ritmo cansino es lo que tiene, con muchas miradas profundas al vacío, que podrían acabar con tu cerebro corriendo a mil por hora para compensar, buscando sentido a lo inerte. Sólo así se entiende la nota media. Apples es poco más que una retahíla de escenas amontonadas que no producen más que aburrimiento
El nuevo cine griego bebe de Tarkovsky, un genio (dicen) con ínfulas. En Apples sólo hay ínfulas y algunas buenas metáforas sueltas como migas de pan en un incendio, que ni guían la película ni cautivan al espectador.
En la parte dramática me quiero centrar en la pandemia amnésica y en su representante Aris. ¿Qué les ocurre? ¿Aprenderán algo con las pruebas absurdas a las que son sometidos? En seguida, el supuesto giro de guion final, anticipado prematuramente y apuntalado durante toda la duración de la cinta, digno de telefilm de domingo por la tarde, interviene para que la tensión dramática se diluya y la película no signifique ya nada. Las pruebas absurdas son sólo eso: una chorrada. Lo que interesaba cuando creíamos a Aris (las causas o consecuencias de la amnesia colectiva explicadas o vividas a través de él) ya no lo hacen cuando sabemos que miente, lo cual se apunta demasiado pronto, a cabezazos y en el primer minuto (y aún hay críticas que la califican de sutil).
Hubiera preferido que me contaran la historia de un amnésico de verdad, pero son éstos atrezzo en la peli. Y también me habría encantado que los ejercicios tuvieran algún significado, aparte de ir viendo a nuestro protagonista hacer NADA en toda la película para que quede claro que está muy triste. Lo de las cintas con los mensajes sacados de SAW que acojonan a un muerto, aunque acaben con un tranquilizador “no tengas miedo” susurrado desde ultratumba no lo entiendo. El plan de reeducación parece incluir también visitas a tu casa para espiarte. El final es convencional y se ve venir de lejos. El camino hasta él es un coñazo sin sentido.
Apples es muy similar en la forma a la inefable y en mi opinión horrorosa “langosta” de Lanthiamis, uno de los maestros del director. Por lo menos en ésta hay mensaje, mensaje evidente y tontaina, pero que llega a entenderse.
No me malinterpreten, Aris no tiene historia alguna que contar. Simplemente come manzanas, como poseído por el monstruo de las galletas versión vegana. También le da a las naranjas, cuando quiere olvidar. Es un viudo encantador en el fondo, pero a estas alturas me importa un bledo lo que le pase, tampoco es que se aporte mucho material para que pueda ser de otra manera. Hay 27 escenas, contadas por un servidor. 22 de ellas hay que rellenarlas uno mismo. El director aporta poco porque sólo hay tristeza en lo que nos cuenta.
No se preocupen por Aris, en el momento de la verdad vuelve a las manzanas, se queda con la carnosa fruta y se deshace de la parte podrida. Metáfora ilusionante para acabar, mirada penetrante de nuevo, esta vez al espectador (que ha de sentirse sobrecogido) en primerísimo primer plano y… ¡Corten!
¡No es listo Christos ni nada!
Al director griego le sale un film de ciencia ficción rollo distopía, sí, pero lentísimo y acartonado; vacío y soporífero; sin la profundidad de un drama ni la tensión de un thriller. Algunos dirán que es evocadora... Un ritmo cansino es lo que tiene, con muchas miradas profundas al vacío, que podrían acabar con tu cerebro corriendo a mil por hora para compensar, buscando sentido a lo inerte. Sólo así se entiende la nota media. Apples es poco más que una retahíla de escenas amontonadas que no producen más que aburrimiento
El nuevo cine griego bebe de Tarkovsky, un genio (dicen) con ínfulas. En Apples sólo hay ínfulas y algunas buenas metáforas sueltas como migas de pan en un incendio, que ni guían la película ni cautivan al espectador.
En la parte dramática me quiero centrar en la pandemia amnésica y en su representante Aris. ¿Qué les ocurre? ¿Aprenderán algo con las pruebas absurdas a las que son sometidos? En seguida, el supuesto giro de guion final, anticipado prematuramente y apuntalado durante toda la duración de la cinta, digno de telefilm de domingo por la tarde, interviene para que la tensión dramática se diluya y la película no signifique ya nada. Las pruebas absurdas son sólo eso: una chorrada. Lo que interesaba cuando creíamos a Aris (las causas o consecuencias de la amnesia colectiva explicadas o vividas a través de él) ya no lo hacen cuando sabemos que miente, lo cual se apunta demasiado pronto, a cabezazos y en el primer minuto (y aún hay críticas que la califican de sutil).
Hubiera preferido que me contaran la historia de un amnésico de verdad, pero son éstos atrezzo en la peli. Y también me habría encantado que los ejercicios tuvieran algún significado, aparte de ir viendo a nuestro protagonista hacer NADA en toda la película para que quede claro que está muy triste. Lo de las cintas con los mensajes sacados de SAW que acojonan a un muerto, aunque acaben con un tranquilizador “no tengas miedo” susurrado desde ultratumba no lo entiendo. El plan de reeducación parece incluir también visitas a tu casa para espiarte. El final es convencional y se ve venir de lejos. El camino hasta él es un coñazo sin sentido.
Apples es muy similar en la forma a la inefable y en mi opinión horrorosa “langosta” de Lanthiamis, uno de los maestros del director. Por lo menos en ésta hay mensaje, mensaje evidente y tontaina, pero que llega a entenderse.
No me malinterpreten, Aris no tiene historia alguna que contar. Simplemente come manzanas, como poseído por el monstruo de las galletas versión vegana. También le da a las naranjas, cuando quiere olvidar. Es un viudo encantador en el fondo, pero a estas alturas me importa un bledo lo que le pase, tampoco es que se aporte mucho material para que pueda ser de otra manera. Hay 27 escenas, contadas por un servidor. 22 de ellas hay que rellenarlas uno mismo. El director aporta poco porque sólo hay tristeza en lo que nos cuenta.
No se preocupen por Aris, en el momento de la verdad vuelve a las manzanas, se queda con la carnosa fruta y se deshace de la parte podrida. Metáfora ilusionante para acabar, mirada penetrante de nuevo, esta vez al espectador (que ha de sentirse sobrecogido) en primerísimo primer plano y… ¡Corten!
¡No es listo Christos ni nada!