Cate Blanchett. La película. Creo que sin la interpretación de esta actriz la película se desinflaría como un suflé sin levadura.
Ella es la película, cada gesto, cada mirada... se atreve con todo de la manera más natural.
La historia... mínima, sabida de antemano por lo que nos han contado (no hace falta spoilers); y lo sabemos por lo que es la naturaleza humana: soberbia cuando la encumbran y capaz de perderse por una mirada tierna que busca conseguir ese mismo éxito.
Y como la soberbia es tal, lo deja todo por lograr la complicidad de una presunta amante novedosa, con talento, tanto que ni se dará cuenta de que su aparente invulnerabilidad está a punto de quebrarse.
Podría tratarse de una parábola en la que el maestro te daría un toque de varita para que no exagerases el Fa ni te vinieses arriba con el Allegro ma non troppo, pero cuando el maestro eres tú y no ejerces como tal y no aprecias lo que tienes y te dejas llevar por lo que crees que puedes tener... la varita se vuelve en tu contra.
Y quienes no tomaste en cuenta, dejaste por el camino, con más o menos razón porque no eran dignos de tu interés o simplemente porque no necesitabas conquistarlos, se vuelven en tu contra o te dan la espalda.
El final es demoledor, es volver a la rutina, a la vulgaridad de lo que suele ser el mundo: un lugar de asalariados con mejor o peor sueldo.