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Teorema

Drama A una familia de clase alta italiana, compuesta por un matrimonio, un hijo y una hija, llega un misterioso joven que irá alterando el comportamiento de todos ellos. Polémica película -fue declarada inmoral por la Iglesia- del siempre controvertido Pier Paolo Pasolini. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
29 de abril de 2013
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Una película sobre drama erótico y crítica socio política. El primero de los temas lo desarrolla de una forma poco sutil y desmoralizada aunque sin un contenido muy explícito. El mayor defecto es la pobre construcción de las personalidades las cuales tienen una evolución algo burda además de que las actuaciones son algo planas. El concepto sobre burguesía y las diferencias de clases son poco claros y conforme avanza los simbolismos y elementos surrealistas se vuelven más presentes pero sin dar suficiente sentido a la trama. La dirección es por momentos algo deficiente. Al final solo queda en un interesante pero poco profundo retrato de un conflicto dramático sexual en un contexto algo confuso.
mikealeks
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17 de junio de 2017
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Película turbadora por antonomasia. De hecho, es tal su voluntad de incomodar, que llega incluso a resultar cargante. Sin embargo, anida en el pertinaz feismo de sus imágenes una lírica bizarra indudablemente vigorosa. Es proverbial el talento de Pasolini —genio y figura de la provocación, de la cuna a la sepultura— para meter el dedo en el ojo de la mala conciencia burguesa.
“Teorema” cobra especial interés en su último tercio, cuando un surrealismo de profunda raigambre católica —qué surrealismo no la tiene, por otra parte— se adueña de una historia que, hasta entonces, venía coqueteando con el rupturismo de manera un tanto previsible. Porque ver durante una hora a una familia del patriciado milanés, desde la rústica criada hasta el severo patriarca, pasando por la matrona insatisfecha, el artista primogénito y su núbil hermanita, todos pidiendo la vez para calzarse a Terence Stamp, acaba, insisto, por hacerse bola.
Es cuando el —diría seductor, pero en realidad no hace nada para que se abalance sobre la bragueta de sus ceñidos pantalones hasta el apuntador— visitante decide hacer mutis por el foro —ningún organismo, por joven y robusto que sea, hubiera podido resistir tamaña exigencia física por mucho más tiempo— que, como indiqué unas líneas arriba, la película entra en una gloriosa espiral que la hace remontar el vuelo, regalándonos un puñado de situaciones ciertamente impactantes. A saber: los milagros que, con cadencia taylorista, se pone a obrar la criada en la desvencijada plaza de su pueblo; y, sobre todo, la búsqueda desesperada en que se embarca una maravillosa Silvana Mangano, quien, tras haber saboreado las mieles del sexo al fin deleitoso, no logra sustraerse al anhelo de más. El combate que se entabla entre la represión y el deseo, y el remordimiento de que se acompaña la victoria del último están retratados con torturadora verosimilitud. Porque hasta los sueños más raros tienen su cuota de realidad.
Carorpar
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22 de mayo de 2024
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Los avatares de todos los hijos del neorrealismo italiano.

Visconti, parece una contradicción en sí mismo. Pero a un aristócrata italiano, no le sucede necesariamente una corona, por ello uno díscolo, puede desear un Emperador: tener un corazón gibelino. El comunismo se muestra como una herramienta para tratar de llegar a un Lider único. Visconti, no necesita a Dios. Quiere vivir su decrepitud dentro de su palacio, exige tener derecho a morir odiando.

Passolini busca en el comunismo la Caridad hacía el pobre. Se revela ante el boato del cardenal, hace la mejor película sobre Jesucristo de la Historia del Cine, desde una austeridad honesta, con una cinematografía consecuente con su mensaje. Y esa búsqueda de la Caridad le devuelve al Catolicismo. Entonces desde ahí, desde el Catolicismo, entiende el Progreso como su antítesis natural : "https://www.youtube.com/watch?v=auaszyJnf4A&t=6s"

Perderá la virtud de la Prudencia en ¨Saló¨, con un grito desesperado...


Así se llega en este Teorema, a la inconsistencia del sistema formal que propone: Las juveniles pasiones que nos alejan de la Verdad, que se alinean con el movimiento veloz del Progreso, del que se vale el Tiempo para parecer inocuo, del que se valen las elites para esconder su dominio, esa pasión juvenil, en la propuesta de Passolini, trata de ser la negada de su esencia. Y lo consigue: Esa perversa Gracia que atormenta a los burgueses, materializada en ese ángel negro de Terence Stamp, una especie de Alain Delon viscontiano, es la misma Gracia y su contrario.
Travisloock
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31 de marzo de 2008
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble, como en esta película- donde las imágenes tienen mas importancia que los mismos diálogos- confluyen ideologías tan distintas, como el cristianismo, el psicoanálisis y el marxismo. Esto sólo puede ser obra de un poeta como pasolini.
bartleby
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13 de agosto de 2011
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película viene precedida de bastante celebridad pero lo cierto es que vista con ojos de un espectador de la segunda década del siglo XXI puede apreciarse que ha envejecido muy mal. No es solo la estética general de la película, es el revestimiento general o la misma estructura de las secuencias. Además de eso, uno no puede dejar de pensar que el mensaje, la tesis o el teorema que pretende establecer el film se pierde en una madeja de interpretaciones y situaciones poco convincentes y dotadas de muy escasa verosimilitud.

Stamp, el personaje que irrumpe en las vidas de los miembros de la familia burguesa, es un personaje casi catatónico. Apenas encadena dos frases seguidas en toda la película, y sus conversaciones con los miembros de la familia casi brillan por su ausencia. Es mera y absoluta presencia física, es alguien que escucha pero que no parece tener casi nada que decir.

La presencia física es algo sin duda muy relevante, por si misma puede resultar decisiva para deslumbrar o seducir a espíritus muy jóvenes o muy primarios. Es verosímil que una muchacha o un muchacho joven puedan caer rendidos ante el poder de la mera y absoluta presencia física, pero no lo es en absoluto que personas más maduras o con mayor recorrido vital sean ante esto, igualmente vulnerables.

Burgueses, sí. Seres simples, pues problablemente. Pero al fin y al cabo personas distintas en diferentes etapas de sus vidas. Y sin embargo Pasolini nos quiere convencer de que el mozo los seduce a todos casi exactamente de la misma forma, básicamente por su mera presencia.El padre, la madre, la hija, el hijo y hasta el perro parecen deshacerse cada vez que el mozalbete entorna los ojitos o esboza una sonrisa. Le basta con marcar paquete, escuchar bastante y hablar lo justo y nunca más de dos frases seguidas, para que todos en esa casa caigan rendidos a sus pies. Qué queréis que os diga... esto es algo casi ridículo, desde luego muy difícil de creer y le resta muchísima verosimilitud a toda la película. De por sí ya refuta todo el teorema, me parece a mi.

Por otra parte, en el aspecto técnico la película es simplemente correcta.La utilización del Réquiem de Mozart es una muestra de buen gusto por parte del director, pero tengo mis dudas de que engarce bien con las secuencias que acompaña. En cualquier caso a la película en general le pesan mucho los años.
Gin_Tonic
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