De la China con furor

Hoy mismo en la noche la he vuelto a ver después de 10 años. Como todas las películas de Bruce Lee las escenas de diálogos y que no contienen lucha son un camelo para reirse, porque cuando no hablan sobre cosas estúpidas actuan como si fuesen miembros de una comparsa del carnaval de Cádiz.

En cuanto a las escenas de lucha hay que quitarse el sombrero y ver a este maestro de las artes marciales en todo su esplendor. No he visto todas las películas de Lee, pero de las vistas es la de mejores escenas de artes marciales. El autentico repaso que le da al occidental de las barbitas (Robert Baker) en el patio del Dojo Japones. La escena en la cual se bate ante todo el gimnasio para vengar la muerte de su maestro es increible. Una somanta de palos que da a diestro y siniestro sin recibir ni un triste puñetazo. Hace gala de su manejo del numyakos (o como coño se llame) hasta preguntarse uno como demonios una persona puede controlar eso con esa habilidad.

Aparece Nora Miao, que debia de ser amiga de Bruce por que en "El Furor del Dragón" también sale. Aqui como novia del protagonista. La verdad es que es la unica chica de todo el film que está algo interesante.

La linea argumental es flojisima, como todas las películas de Lee, y aqui nos cuenta la historia de Chen ( Bruce Lee) alumno de un Dojo chino que venga la muerte de su maestro. Matado por un Dojo enemigo japones. Se va enfrentando uno a uno (o de cinco en cinco, ejejej) con aquellos que tuvieron que ver con su muerte. Usa disfraces y su habilidad para acabar con ellos hasta que se ve obligado a entregarse a la policia.

Como ver a Bud Spencer haciendo porno japonés, igual de emocionante edificante, interesante, excitante.
La película es muy mala, pero mucho, hasta el fondo, digamos que tiene una lógica amplia, ancha, a grandes rasgos, aproximadamente, a cañonazos, vamos a matarlos a todos, ni uno vivo, a ciento y la madre de un plumazo, en el centro de la ciudad precisamente a la que llegaremos andando, paso a paso, paseando que hará un buen día, que así no sospecharán de nosotros porque no habrá casualmente nadie que testifique en contra nuestro, de acuerdo, ahora sí que me has convencido de lo lindo, lo apruebo por unanimidad y mayoría democrática absoluta, plan perfecto, ¿qué está más cerca, la luna o Cuenca?, ¿tú ves Cuenca?, pues eso, cartesiana, en serio, Barrio Sésamo, tan lejos, y Bruce Lee es un actor, no lo es, terrible, hasta el infinito y más largo, entre loco peligroso, de atar, de miedo, y narciso delirante, de los que hablan de sí mismos en tercera persona, por si las moscas.
Y sí, los combates son aburridos a muerte. Sexo barato. A contrapelo. Sin pasión. Sin deseo. De pago (poco).
Es pobre, infame, tediosa, para morir.

Subproducto infecto fabricado en serie típico de Bruce Lee mal dirigido, mal actuado, mal guionizado y mal parido. Es realmente difícil entender cómo alguien en sus cabales puede gustarle este género de cine, quizás si la vida durara como 300 años valdría la pena perder el tiempo viéndola.
No hace falta ni hacer spoiler de la película porque todas son iguales: el bueno contra una infinidad de malos, normalmente yankis, que secuestran hijas, abuelos o hasta el perro de la familia y el niño bueno de siempre que los venga a todos aunque con mucho sufrimiento.

... no puede ser más que decepcionante.

Dijo una vez alguien que, solo por su relevancia y trascendencia, hay que tener una peli de Bruce Lee. Y la elegida suele ser esta.

Argumento ridículo, artes marciales excesivamente forzadas, incluso un exceso de sangre y violencia para alguien que busca pacificarse consigo mismo.

Una sátira de la imagen de Lee, sorprendentemente bien recibida por sus admiradores. Al menos su ridiculez despierta ciertas carcajadas.

De verdad, no comprendo por qué se ha mitificado a este saltimbanqui. Probablemente por su temprana muerte, pero era un mediocre luchador y un espantoso actor. Esta es una de sus peores películas. Todo es pésimo en este disparate fílmico, el guión es de una zafiedad insultante, los actores de un infantilismo ridículo, y los combates cutres y aburridos.
Lo dicho, un bodrio de campeonato.