De la China con furor

En el Shanghai de 1.908 Chen Zeng regresa a su escuela Jingwu a causa de la extraña muerte su maestro Ho Yuan-chia, y aparte de sentirse abatido descubre que las cosas no van bien.
El dominio japonés es poderoso, y la escuela vecina Jung Kiu se dedica a humillar a los chinos.

Todo esto, por supuesto, Chen no lo va a consentir, y se va a vengar de esos malditos japoneses usando sus armas más poderosas: sus puños. Tras "Kárate a Muerte en Bangkok" la figura de Bruce Lee empezó a ser alabada por muchos, conociendo éste el verdadero estrellato de la noche a la mañana, y poco después de que empezase el rodaje de "Furia Oriental" la anterior película estaba siendo un tremendo éxito de taquilla, a pesar de lo mal dirigida que estaba por Lo Wei, un hombre extremadamente vanidoso que no dejaba de gritar a sus actores en el plató y que era bastante odiado por todos, sobre todo por Bruce Lee, con quien mantuvo una tensa y pésima relación.
Buscando nuevamente la fórmula ganadora la productora Golden Harvest cogió a casi todo el reparto de "Kárate a Muerte..." y el director pensó en centrar la siguiente en la historia real de la muerte de Ho Yuan-chia y su alumno, aunque la trama sea completamente diferente a los hechos reales y sirviera más que nada para demostrar, a través del personaje de Chen, que los chinos no eran seres de raza inferior y que podían superar sin problemas a los nipones. Por todos estos detalles "Furia Oriental" era muchísimo mejor que la anterior, más "seria" en su planteamiento, más épica en cierto modo, e hizo que Bruce Lee fuese amado por sus compatriotas al dejar en ridículo a los villanos japoneses que aparecían aquí, ya que durante mucho tiempo ellos habían sufrido las mismas humillaciones.

Y si lo que quieren los fans de Lee es verle repartiendo estopa, ¿qué mejor que esta película donde somos testigos de algunas de las escenas de lucha más brutales de su (corta) filmografía? A recordar por siempre la de la primera aparición que hace en el dojo japonés y fríe a guantazos y patadas a todos los presentes. Además aquí se introducen nuevos elementos que también hicieron grande a "Furia Oriental": el presupuesto permitió contratar a actores japoneses reales, Lee usó por primera vez los famosos nunchakus en las peleas, protagonizaría la única escena de amor de su carrera junto a la guapísima Nora Miao y pondría de manifiesto, dentro de sus propias limitaciones, su versatilidad como actor, demostrada a través de sus expresiones y los disfraces de los que hace uso su personaje (cuando va de empleado del teléfono, por cierto, con sus gafas reales ya que era miope, hace un homenaje al actor Jerry Lewis, del que él era fan).
Pero el largometraje en sí, hay que reconocerlo, es horrible en cuestiones técnicas, más que nada por lo malo que era Wei como realizador, donde destacan fallos de "raccord", anacronismos fatales, malos encuadres, una banda sonora un tanto chapucera, coreografías que rayan lo surrealista, actores sobreactuadísimos y una mala atmósfera que se respiraba que tan sólo podía apaciguar el bueno de Bruce, quien en muchas ocasiones se encargaba él mismo de las secuencias. Una de las anécdotas más curiosas, de las miles que hay, es que la escena del cementerio donde aparecen besándose aquél y Miao fue muy complicada de hacer ya que el capullo de Wei, mientras rodaba, tenía puesta la radio a todo volumen para oír las carreras de galgos que tanto le gustaban (¿qué se puede esperar de un director que tenía contactos con las Tríadas?).

A pesar de que esta fue la última colaboración de Lee con Wei sirvió para que el primero se consagrase como superestrella del cine de acción hongkonés de la época, arrasando como un huracán en taquilla, y se convirtiera en la leyenda que es hoy. Curioso que, siendo la película tan mala, es de las más queridas por los seguidores del chino, y es por ese aspecto casi "mítico" que tiene su personaje Chen, el defensor absoluto de su raza, el que devolvió a los suyos el orgullo perdido.
Mítica también porque fue la primera vez que un actor occidental tenía un papel principal en una producción hongkonesa, en este caso Bob Baker, alumno y guardaespaldas de Lee en la vida real, quien encarna al ruso Petrov. El éxito hizo que hubiera muchas secuelas de la peli, no se crean; de hecho la siguiente a ésta la dirigiría el mismo Lo Wei con Jackie Chan de protagonista (que ya aparecía en la original como doble de acción y en cameos), pero ni por asomo sería igual.

Así que, ¿qué coño importa si en términos técnicos "Furia Oriental" no era gran cosa? El caso es que estaba Bruce Lee, que él es un mito y que nadie pega las ostias que él pegaba.
Por tanto, los que no sean verdaderos fans suyos que se abstengan de ver este o cualquiera de sus films y que se vayan a hacer puñetas junto a Jet Li.

Vamos a ver, antes de que me masacréis a dislikes... Sí, Operación Dragón es muy buena y en cuanto a calidad técnica se come a las 3 anteriores. Pero, sintiéndolo mucho, Furia Oriental es la mejor película Bruce Lee.
Y con mis dos cojo**s, le planto un 9.

Adelanto a explicar porque me parece con diferencia la mejor, no solo de la que yo llamo "Trilogía Original", sino incluso mejor que Operación Dragón, que OJO, esta apenas un escalón por debajo.

Vamos primero con las pegas, que las tiene. Para mi la mayor pega es el poco uso de "Exteriores", que salvo en unas cuantas secuencias contadas, la película esta completamente grabada en sets. Y, la verdad es que se nota un huevo la diferencia entre cuando son sets y cuando son exteriores. Además, al ser sets la mayoría de escenarios, hace que la recreación de la china de 1908 no sea para nada creíble.

Por poner otra pega, algunos golpes, sobre todo en la coreografía de la pelea del principio, pueden no estar pulidos al 100%, aunque te tienes que fijar. Eso si, la coreografía me parece brutal, dándonos una de las mejores escenas de la película.

Ahora bien, en esta película, ya de plano notamos un aumento considerable en la calidad de la misma. Y es que, con prácticamente el mismo presupuesto (100.000$), se las apañaron para crear una historia, que al menos a mi, me cautiva desde el minuto uno. Aunque, como he dicho antes, sacrificaron exteriores. La fotografía es mucho mejor, resaltando mucho los blancos y negros que le dan al film un aspecto super de época.

Muchos actores de "The Big Boss", vuelven en esta película, incluidos James Tien y Nora Miao, como interés romántico de Chen. También la veremos en "El furor del dragón".

La historia, es verdad que no es muy original, siendo una simple película de venganza. ¿Pero sabes que pasa?
Que siendo Bruce Lee el protagonista, poniendo toda la carne en el asador, utilizando incluso su faceta cómica (la parte de los disfraces) y con unas coreografías de la leche en las 3 peleas finales, convierten esa simple película de venganza en un películón.

Eso sí, en esta película no hay ni la mitad de "fantasmadas" que en la anterior (como saltos imposibles), pero sí hay una escena en una de las peleas finales, que cuando la veo digo "AISH"... (En Spoiler). Muchos sabréis a cual me refiero...

Las coreografías finales son de 10. El malo en esta película, me parece mas "a la altura" por decirlo de alguna forma (no hay, ni habrá nadie jamás a la altura de BRUCE en lo referido a Artes marciales), que "The Big Boss".
Y tenemos una pelea final cojonuda, siendo la primera vez que Bruce usa los "Nunchakus" en una película.

La Banda sonora es gloria bendita, me encanta. Esos coros son acojonantes. Épica pura.

Como he dicho al principio, le casco un 9. Lo siento, me encanta esta película. Y si alguien tiene algún problema...

"AQUI!!!! CHEN ESTA AQUI!!!!"

Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: FLOJA.
Mucho más seria que su precedente, "Karate a muerte en Blangkok", la cinta sigue la estela de las producciones de Lo Wei, amante de lo truculento para conseguir golpes de efecto en la audiencia china de los setenta. Ahora, ni estamos en los setenta, ni nunca tuvimos una mentalidad de espectador chino. Creo que esto ya lo dice todo. Es sin duda, la interpretación más rabiosa de Bruce Lee, animado por la sed de sangre de una venganza, y la reivindicación de su legado cultural. Aparte de esto, no mucho más que decir. La cinta es una larga y abúlica perorata, hasta llegar a las dos o tres escenas de acción importantes que contiene el filme, muy bien coreografiadas, sobre todo en su parte final. Como ya antes mencioné, esto no es suficiente para hacer buena a una película. Gracias a los dioses, disponemos de la tecnología suficiente para saltarnos lo cansino e ir directamente a lo que verdaderamente interesa del filme: las maravillosas luchas del gran genio de las artes marciales.

Bruce Lee repite colaboración con el mismo realizador de 'Kárate a Muerte en Bangkok'. Y aquí ya se impone todavía más su presencia. Uno desea que aparezca en pantalla a cada momento para que haga uso inmediato de sus habilidades. Tal es la energía que desata en las secuencias de acción que es imposible no liberar adrenalina.
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Parte de culpa recae en el director, que explota mucho mejor el uso de las artes marciales que en su anterior película. Aunque no al cien por cien, se aprecia todavía algún que otro defecto en la realización de varios combates. A eso se junta cierto altibajo en la historia, cuando el argumento huye de la acción.
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Como película, un tanto irregular en la narración, sin que sea algo demasiado grave. Lo mejor, el carisma de Lee, que da un paso más adelante como héroe de acción. Puede que sea su mejor película, con permiso de otra que hizo posteriormente, la cual le daría mayor fama y reconocimiento.

Bruce Lee es aquí tanto un valeroso justiciero como un héroe nacional chino que trata de restituir la dignidad, y más todavía, el orgullo, de una nación, China, que a principios del siglo XX era humillada y explotada por varias potencias extranjeras. Japón era una de ellas. En la fecha en la que transcurre la acción de este film, Japón todavía no había cometido las barbaridades que luego cometió en China durante la Segunda Guerra Mundial, pero el sentimiento antijaponés del público chino les servía a Lo Wei y a Bruce Lee como catalizador y como excusa para exponer un discurso nacionalista chino que tenía en las luchas de artes marciales el vehículo idóneo. Los japoneses, por consiguiente, son los malos de la película. Eso sí, la acción nunca pierde el ritmo ni el interés, porque va al grano y se pierde en pocos vericuetos sentimentales, y además, los números de artes marciales que se coreografían son verdaderamente impresionantes. En resumen, es un film antológico, que seguramente contribuyó mucho a la fama de su protagonista.