El hombre perfecto

Nada nuevo, nada original: un hecho concreto (la apropiación de una obra ajena) encadena una serie de sucesos cada vez más graves por aquello del "mantenella y non enmendalla" y, así, el problema se hincha, se ramifica y a cada paso se hace más monstruoso e insoluble, como una bola de nieve rodando sin control ladera abajo y Sísifo tratando de remontarla.

La fórmula no tiene nada novedoso, tampoco, en la cinta que nos ocupa, tiene una resolución satisfactoria u original. Son muchos los "peros" y muchas las dudas que plantea y, cuanto más se embrolla la trama, menos verosímil se antoja, principalmente por la relación del protagonista con su esposa, el resto de personajes y la policía.

Quizás este tipo de esquemas basados en la persistencia de las casualidades y la desproporción de los acontencimientos funcionan mejor en la comedia. La misma historia hubiera funcionado mucho mejor si en lugar de darle una trascendencia fatal se hubiese escrito en el tono de humorístico de la comedia, un género que sí admite y permite la hipérbole, los enredos y los despropósitos

Hay quien compara esta modesta ópera prima con Hitchcock. Pues vaya... Debí perderme algo. Tal como yo lo veo, es la historia de un tipo con serios problemas mentales, que empieza con una mentira mayúscula y, para ocultarla, se va enredando en una serie de trolas a cual peor, hasta desembocar en el asesinato y la pérdida de todo cuanto había atesorado. Se trata de un personaje de lo más irritante, por cuanto se aprovecha de la buena fe de quienes le rodean para fabricarse una existencia absolutamente artificial, una farsa mantenida engaño a engaño. Resulta difícil simpatizar con dicho individuo, y mucho menos empatizar. La labor del debutante Yann Gozlan es correcta y contiene ideas interesantes, que parecen remitir a los psicóticos de Patricia Highsmith. Se ha hablado de la labor interpretativa de Pierre Niney en términos elogiosos, pero yo me quedo sin dudarlo con la maravillosa Ana Girardot, que sostiene sus escenas con esos ojos líquidos y una expresión de dulzura que llegan a lo más hondo. Señalar también la excelente intervención de André Marcon, en un breve papel con el que se come a Niney en sus escenas juntos. En cualquier caso, se le puede echar un vistazo.

Interesante, muy bien urdida, con una trama que te mantiene en tensión e incluso en algún momento se apodera de tus emociones.

El personaje principal crea con el espectador un vínculo, generando complicidad... siempre nos ponemos de parte de los perdedores, y aunque Mathieu en apariencia ha ganado, todos sabemos que no es así.

Estupendas interpretaciones con un Pierre Niney a la cabeza, aportando el punto correcto para generar interés, acompañado de una inocencia malsana, que cubre la historia a lo largo de todos sus minutos.

A esta película le venía mejor su título original, "Un hombre ideal", porque ideal es más subjetivo, cómo te ven los demás, y de eso precisamente trata la película. Una vez más, las mentes preclaras del cine español dan muestra de su inutilidad.

No sé por qué han elegido a un actor tan joven para este papel. Vale que el protagonista es inmaduro en muchas de las decisiones que toma, pero podían haber elegido a alguien más adulto sin problemas. Una cosa hay que reconocerle a Pierre Niney: consigue ser repulsivo.

La película trata de un niñato que consigue el éxito gracias a una mentira, pero que para mantenerla necesita mentir aún más, y cometer atrocidades. La trama es interesante. Lo mejor de la peli es lo bien hilado que está el final para redondear la historia.

Si no le doy más nota, es porque gran parte del desarrollo es apático, y, en general, no consigue crear un gran ambiente de tensión.

Veo "El hombre perfecto", un trhiller de suspense que ha arrasado en Francia, dirigido por Yann Gozlan quien, participando también en la elaboración del guión, consigue que el espectador asista atento (y angustiado) a una película llena de mentiras y engaños, donde tienen gran valor: el papel de la música de Cyrille Aufort como reforzadora de los momentos de acción, las correctas interpretaciones de todos sus actores (el joven Pierre Niney construye un personaje inocente y sensible con el que empatizamos enseguida), el empleo de las sombras y las luces, la utilización de imágenes fragmentadas, la idónea colocación de los flash backs, el movimiento de la cámara, el inteligente montaje de las escenas para dar verdadero suspense a la narración, la elección de la atmósfera y del escenario y el apropiado final. En suma, una película bien argumentada, sólida y contundente. De 6,5.