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Somos lo que somos

Terror. Drama. Thriller Los Parker son una familia aparentemente estable. El patriarca, decidido a mantener intactas las tradiciones familiares, gobierna con mano de hierro. Como si de la tempestad de lluvia torrencial que acecha la zona se tratase, la tragedia golpea a los Parker cuando las hijas, Iris y Rose, se ven obligados a asumir responsabilidades que van más allá de las de una familia típica. (FILMAFFINITY)
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
7 de marzo de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te cambio truculencia por poesía, ¿te hace?, no sé tú respuesta, pero si te dieran a elegir a ciegas ¿qué dirías? Estamos ante la misma historia y dos productos finales totalmente diferentes. Somos lo que hay de Jorge Michel Grau realizada en 2010, ya nos llamó la atención por su perturbadora puesta en escena, sin miramientos, mostrándonos un mundo oscuro y tenebroso en el que el tema del canibalismo se convierte en protagonista. We Are What We Are, en cambio, se centra en explicar lo mismo pero de manera delicada, elegante y poética. Jim Mickle no abusa del fácil recurso de mostrar lo más aterrador del asunto. Lo explica, es cierto, pero sabe darle un cierto aire comercial e incluso agradable a la vista, a pesar del tema que trata.

Otra cosa a comentar de ambas películas es el cambio de rol en el cabeza de familia. En la versión mexicana la que toma las riendas es la madre. Por lo contrario en la estadounidense el que corta el bacalao es el padre, excelentemente interpretado por cierto por Bill Sage. Esta modificación es para mi gusto muy importante, ya que impone un ritmo totalmente diferente entre ellas. Lo mismo pasa con los hijos primogénitos, siendo de sexo contrario a los jefes del clan. A estos les toca llevar la nave cuando todo va a la deriva.

Como fondo, además, tenemos el fervor religioso, lo que da un plus de tenebrosidad, resaltando el contraste entre esta y las atrocidades que se cometen en la lúgubre mansión situada en la América profunda.

La familia Parker queda desamparada al perder a la madre víctima de una muerte súbita y extraña. Al resto de la familia no le quedará más remedio que buscarse, a partir de entonces, el sustento de una manera un tanto peculiar.

Las magnificas interpretaciones elevan esta cinta a niveles de gran calidad. Están todos perfectos. Entre ellas podemos destacar, aparte de la mencionada del patriarca, a Ambyr Childers en el papel de hija mayor, Julia Garner que da vida a Rose Parker, y a un viejo conocido del Festival de Sitges, Michael Parks, protagonista de Red State, ganadora de dicho festival en 2011 y habitual de Quentin Tarantino. Dirigiendo todo esto está Jim Mickle, que tras unos años de descanso, retoma con brío su carrera, seguramente habrá un antes y un después en ella, con lo que no podemos hacer otra cosa que felicitarle. La acertada fotografía de Ryan Samul, que mantiene obstinadamente en todo el metraje el mismo tono tenue, ayuda a que todo acabe por encajar. Para finalizar este párrafo, nombrar a Nick Damici, co-guionista de esta cinta y que cuenta en su haber, entre otras, con Stake Land, en la cual también interviene como actor.

Lo que parecía una simple versión, se acaba convirtiendo en un producto único, levantando excelentes opiniones por parte de todos. Cuando la cosa es unánime ya podemos intuir que la cercanía al concepto de obra maestra está muy cercana.

http://www.terrorweekend.com/2014/03/we-are-what-we-are-review.html
TerrorWeekend
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15 de octubre de 2013
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un comienzo lastrado por su excesiva lentitud, “We Are There Are” va ganando interés en su parte media hasta el final, en donde la expectación por saber que ocurre no disminuye. Hay momentos de la cinta en los que dan verdaderas ganas de echarse una cabezadita en el respaldo del asiento por el verdadero aburrimiento al ver que el director no hace empeño alguna en agilizar escenas que sobran porque no tienen sentido. Quizás en un intento de intentar lograr el factor sorpresa, lo que ha conseguido es aburrir al espectador durante un buen rato hasta que se descubre el pastel. No me parece mal, pero la idea ha estado mal ejecutada. No obstante y pese a que no lo arregla, la historia de esta peculiar familia caníbal acaba teniendo momentos que pese a que no quedarán para el recuerdo, si logran impactar en el momento.

Por último, ya en su momento de máximo clímax, la locura y el surrealismo cogen el protagonismo, elevando la calidad de su trama, haciendo que todo amante de la carnaza y las vísceras disfrute como el que más. Por lo demás, creo que quitando las parafernalias existentes, nos encontramos ante una cinta más de canibalismo con importantes irregularidades, siendo su parte final la mas disfrutable, por lo que se salva de la quema por los pelos.
SCuenca
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10 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
We Are What We Are nos sitúa en medio de la vida de una familia que acaba de perder a la madre debido a una misteriosa enfermedad. Este suceso es investigado por el doctor Barrow (Michael Parks), que comienza a relacionar ese suceso con la desaparición de numerosas jóvenes por la zona. A pesar de todo, el padre intentará mantener las tradiciones familiares a pesar de la adversidad, con o sin la ayuda de sus dos hijas y su hijo pequeño.

Remake de la mexicana Somos lo que hay dirigido por Jim Mickle, un joven director americano cuyo nombre está empezando a sonar con fuerza tras el éxito de crítica y público de sus anteriores Cold in July y Stake Land. Y es que este chaval no tiene película mala, con una carrera en constante crescendo cualitativamente hablando, hay que seguir de cerca los pasos de este monstruo que está cambiando las beses del género fantástico (Frío en julio es posterior a Somos lo que somos a pesar de que en España nos hayan llegado prácticamente a la vez).

Es curioso cómo, tras sernos presentada la situación, somos incapaces de situar en el espacio y en el tiempo los hechos que nos muestra la película. Limitándonos a la familia, cualquiera pensaría que nos encontramos en el seno de una familia conservadora de hace 40-50 años. De hecho, de no ser por el último tramo de la película en el que Michael Parks nos enseña un teléfono móvil, en base a las situaciones, la ambientación y la vestimenta de nuestros personajes principales, la primera situación podría ser cierta, es la vida de los personajes secundarios la que nos conecta con la actualidad.

El ritmo en la película parece lento en un principio, pero nada más lejos de la realidad. El ritmo en su primera mitad se limita a preparar al espectador para todos los giros que van a llegar después, para su frenético desenlace y la tremenda patada al buen gusto que nos va a ser presentada. Esto puede no ser del todo positivo, ya que el completo éxito de la película depende en parte de lo que el espectador quiera implicarse en la misma, en su narrativa pausada y su agobiante atmósfera. Quizás esta seña de autor no sea para todos los paladares, personalmente lo veo un acierto.

En resumidas cuentas, We Are What We Are es una película que ningún fan del cine fantástico debería perderse, brutal, sólida y llevada a cabo por una de las cabezas más importantes del género que nos ocupa. Tiene sus carencias, desde luego, pero solo por ver a Michael Parks, que solo elige proyectos totalmente originales (Red State, Tusk) ya merece la pena. Y es que quizás esa sea su virtud que más destaca: original y diferente a pesar de ser un remake (que de remake tiene la idea, mejor trabajada, y poco más). Una maravilla que te deja como moraleja el "a la familia no la eliges" que tanto hemos escuchado, pero en su interpretación más primaria, animal. No se la pierdan.

www.cenitalynadir.es
Snowflake
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19 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran inundación desvela el ancestral secreto de una familia en la América profunda. El camino fácil sería llevar esta historia por el lado sangriento y efectista, pero Jim Mickle se inclina por el retrato psicológico de una visión degenerada de la religión y la influencia del pasado en los actos presentes. Pero la acción transcurre con coherencia hasta el tramo final en el que toda contención se abandona para caer, con poca fortuna, en la truculencia perdiendo así la mayor parte del crédito ganado hasta ese momento. Nada de esto empaña la meritoria labor de guion que mantiene en vilo al espectador todo el metraje y el destacable trabajo de todos los actores.

Más mini críticas en cinedepatio.com.
Cine de Patio
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25 de enero de 2015
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Lo hago por amor, hágase la voluntad de Dios..., Alyce Parker", progenitora de una estirpe de costumbres y tradiciones a heredar de generación en generación.
Tal vez sea yo pero..., menos el final, ¡no es bastante predecible, nada impactante, apenas estimulante!
El día de la matanza del cordero que se llevará los pecados y saneará el alma, momento de pureza y renovación de las creencias, día de la bestia de libertad total para el perpetuado canibalismo, nada sorprendente, exhibido con lentitud que adormece, performance sugerente y motivadas interpretaciones no complementadas por el atractivo negado de un guión que, menos su apreciado turbador desenlace, apenas despierta curiosidad, mucho menos miedo, terror o sentimientos parecidos.
Tal vez sea yo pero..., "El silencio de los corderos" no está catalogada de terror y Anthony Hopkins me acojonó mucho más que este afligido esposo/padre devoto que intenta mantener la tradición en la unidad de la familia, la voluntad de un Señor que marca sus pasos y señala el camino pues "estábamos perdidos como corderos pero hemos encontrado la luz que nos guíe a casa".
Tal vez sea yo pero..., la ínfima investigación apenas da para nada, los sonmolientos diálogos no provocan expectativa de excitación, horror o pavor, las hijas tienen su seducción pero ésta no explosiona hasta su bienaventurada conclusión más un hermano que quiere cereales con la leche o comerse el dedo de la vecina, una casi irreconocible Kelly McGillis, tentación irresistible de un joven Tom Cruise en la ya mítica "Top Gun".
Tal vez sea yo pero..., la concurrida religión y ese Dios supremo como excusa de cumplimiento obligado ante la ley escrita de hermenéutica interpretación a gusto personal, no importa la repugnancia sentida, tampoco viene a ser un gran original y el supuesto remake de Jim Mickle sobre la mexicana de Jorge Michel Grau, tampoco vista, no despierta gran aliento, ni estruendo, ni sobresalto ni vigor de motivación para continuar su marcha a pesar de que es en la última cena donde se servirá el verdadero manjar.
Tal vez sea yo pero..., si quieres verdadero terror, un montón de cintas la superan; si quieres comida humana servida en mantel de lujo y plato de cinco tenedores, restaurantes de más categoría los hay a pares; si quieres adrenalina de misterio a resolver por policía afectado anímicamente , variedad a elegir y, si te gusta la acción de sustos combinada con misterio y rapidez de movimientos, mira para otro lado.
Tal vez sea yo pero..., ¿no han exagerado un poco con los halagos y alabanzas referidas a este película?
Porque si somos lo que somos, ésto no coincide con lo dicho y escrito sobre somos lo que somos, bucle gramatical más interesante que toda la narración oferida pues, seas quien seas, que sea confirmado por los demás con sinceridad y sabiduría de no ser petulancia o..., calla para siempre..., hazlo por consideración y respeto al público, hazlo por amor, hágase por la voluntad de Dios.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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