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En primera plana

Drama En el año 2002, un reducido equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del estado de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución. (FILMAFFINITY)
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Críticas 242
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2016
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la fecha y boom mediático se convierte en una cinta obligatoria especialmente en iglesias e institutos.
Lamentablemente la producción sencilla, las carencias técnicas y la crudeza con que se tratan la propuestas, hacen que espectadores acostumbrados a grandes superproducciones hechas con el único y mas que legítimo objetivo de entretener, perdamos de vista las cualidades de estas pequeña “maravilla”.
Las críticas “Tradicionales” pintan una semblanza de por donde va la historia. No me extenderé en ello. Solamente agregar que un mundo marcado de dolor e hipocresía debe ser mostrado, y mostrado y mostrado para nuevamente ser mostrado con la esperanza de la no repetición (lamentablemente por el completo entramado de entes físicos y espirituales, difícil creer). Efectivamente, los aparatos legales de cada país varían, pero por desgracia en estos temas suelen tener la misma regla, por miedo, “amor”, fe, “ética” de las jerarquías católicas y la burocracia política; si, claro, suelen tardar años en hacerse públicos, y más en un país tan conservador como Estadios Unidos.
No es para nada sensacionalista, sin embargo se queda corta en la fuerza de sus argumentos e intenta escandalizar un tema por desgracia naturalizado en mucha gente, pero que no logra lo que si lo haría un medio de comunicación. Alarmar al mundo, o a parte del mundo que le interesa cambiar la suciedad de él.
Adrián Cantor
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7 de febrero de 2016
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una loable tradición del cine norteamericano sobre el periodismo como reflejo de los necesarios aldabonazos que requiere toda sociedad sana y democrática en búsqueda del mejoramiento continuo de su cohesión y convivencia, como contrapeso de los poderes fácticos y conciencia colectiva para desentrañar carencias, ineficiencias, abusos y atropellos. Los poderosos suelen tener la tentación y costumbre de abusar de su poder – aunque sea con buenas intenciones – y conviene que haya unas moscas cojoneras que señalen con el dedo y denuncien cada vez que algo funciona mal o siembra de sombras y podredumbre la relación entre los miembros de una comunidad.

Hay una notoria perversión moral y adulteración de la armonía natural cuando se tiene más en cuenta y se trata de excusar, comprender o acompañar a los criminales antes que a las propias víctimas. Tenemos un problema cuando se tapa un crimen aduciendo que con el silencio o el disimulo se está contribuyendo al mejor funcionamiento de las instituciones o del equilibrio comunitario, de sus pautas de comportamiento y de su fe en la buena conducta de las asociaciones que vertebran la paz social. Pero basta un garbanzo podrido para malograr el mejor de los guisos y por ello conviene separar el polvo de la paja, para así recobrar el correcto devenir colectivo, sin llevarse las manos a la cabeza por haber hecho lo que es de justicia desvelar, denunciar y perseguir. La mayor de las injusticias es mirar para otro lado o no llamar a las cosas por su nombre.

Estamos ante una película necesaria, muy bien planteada, trabada y resuelta. Nos muestra el periodismo de investigación como columna vertebral de una sociedad libre y digna de tal nombre, donde las personas están para ayudarse, apoyarse y construir un mundo mejor donde sea más saludable y fértil crecer, vivir y convivir. Negar la realidad, tergiversar los hechos, manipular los acontecimientos con el objeto de proteger al criminal (ya sea negando su crimen, exculpándolo o dándole un marchamo de idealismo o inocencia), así como enterrar el dolor y dignidad de las víctimas es una aberración sin paliativos. La víctima, su sufrimiento, ultraje e indefensión debe ser el centro de nuestra compasión, afán y recuerdo.

Quizás sea una cinta que se disfrute más a nivel intelectual que emocional. Pero sus buenas intenciones quedan reflejadas en un buen resultado global del todo satisfactorio. Buenos actores, un sólido guión y una realización seca, afilada y contundente son su carta de naturaleza. Cine adulto con pretensiones pedagógicas. Bienvenido sea.
antonalva
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24 de enero de 2016
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spotlight es una película basada en un hecho real y tiene el aire de ciertas películas de denuncia como All the presidents men (contra el gobierno de Nixon) o Silkwood (contra los corporativos), entre otras; y en algo nos recuerda a Network joya imperecedera que ejemplifica que los medios -sea cual sea este- son el cuarto poder pero en ocasiones pueden llegar a convertirse en el primero, por el tema tiene algo de la Sleepers de Barry Levinson. La película toma por protagonista al staff de reporteros, de buen corazón y moral impoluta, de un periódico local que descubre un caso de pedereastia en la Iglesia Católica de Boston (oye, qué raro si esto no sucede) sepultado por años y que desentierran con la finalidad de hacer algo por las víctimas que ya son treintones o cuarentones afectados y que según la versión de la historia buscan no un beneficio propio remunerado sino que esto tenga un hasta aquí y no se vuelva a repetir. Bueno, la película es aburrida, cuenta con lugares comunes que ya están más vistos incluso en cualquier serie de televisión policiaca o en The Newsroom donde el compromiso profesional de los reporteros por conseguir la verdad es lo primordial cueste lo que cueste. Los personajes tienen buen inicio hasta que al guionista y al director les da por hacerlos ver como a los Superamigos en La Liga de la Justicia en este caso los reporteros del The Boston Globe reunidos en la Sala de Juntas planeando cómo acabarán con los sacerdotes pedófilos lo que los torna en desagradables y poco creíbles (remarcando que son pintados todos con una alta moral y ética irreprochables). Y, bueno, poco a poco nos damos cuenta que lo que se ve aquí es que en realidad lo que menos importa al staff del periódico es que se detenga a los sacerdotes o ayudar a los "child molested" sino que lo que buscan es llevarse la primicia a toda costa para vender y que su primera plana sea primera plana a nivel mundial. Ok, pues bueno... Lo que yo puedo decir es que en Spotlight no hay tensión, no hay ritmo, se hace cansada y larga y el desinterés viene pronto porque es una historia que quizás ya es conocida por todos -hasta Almodóvar en La Mala Educación nos ha contado de una manera más entretenida, su manera, la pederastia en la iglesia católica- y ha sido retratada mejor en documentales o en notas periodísticas, de hecho Capturing the Friedmans de Jarecki es un documental que conmueve más al denunciar de manera directa a los medios en su carácter de "influenciador" de la opinión pública en un caso de abuso sexual a menores muy similar al que se cuenta en Spotlight; la película nos hace pensar y mucho en algún capítulo de Law & Order: Special Victims Unit y éste tiene más tensión, ritmo e interés que esta biopic que aunque se lee en la sinopsis prometedora a los pocos minutos de que comienza se va diluyendo en lugares comunes y escenas que ya se han visto, reitero, en series de televisión mejor logradas o en un listado largo de películas que van de lo mismo como Michael, La Duda, Jagten, o cualquiera de las retorcidas películas de Todd Solondz. Quizás si la película hubiera tomado riesgos al exponer el caso, como por ejemplo en la innovadora El Misterio Von Bulow de Barbet Schroeder, habría llamado un poco más la atención pero no se salió del marco y quiso llegar a lo seguro lo que la hace muy plana.
Eric Packer
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5 de febrero de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las buenas intenciones quedan patentes a lo largo de esta película un tanto trasnochada en su ejecución, con personajes de un solo trazo donde todo encaja porque el guión se desliza sin sorpresas, conduciéndonos hacia el lugar al que llega, pero sin dudar que hacia allí se dirigía.

Unas buenas interpretaciones no bastan para seducir a un espectador que ha visto otras veces el mismo producto aunque peor envasado.
ALIENTO
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30 de enero de 2016
19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Me siento extraña” era el título que le iba a poner al comentario, porque me encuentro en el desconcierto más absoluto, más que Bárbara Rey y Rocío Dúrcal en la susodicha película. Creo que ya lo utilicé en otro comentario como título, pero es que he preferido poner la sensación que me ha producido “Spotlight”, que es como un publi reportaje, que no “spot” por su larga duración, y “light”, porque se nos informa pero no nos motiva, no termina por conmover o interesar. Tampoco entiendo la relativa admiración y la gran acogida que ha recibido entre público, y sobre todo crítica, con “Spotlight”. Francamente me sobran sus nominaciones al “Oscar” porque, aunque está bien elaborada, no pasa de ser una más. No es que sea mala, simplemente es correcta y tan insulsa como blanda: no cuenta nada nuevo, su desarrollo es lineal y no aporta nada ni al tema que toca como al cine en general.
Creo que la razón del fenómeno que rodea la película se debe a que, muchos de los críticos americanos aprecian a Thomas McCarthy porque ha hecho films independientes, y que aún perduran en la memoria, un apreciable cine diferente a la moda imperante. Lo que ocurre es que con “Spotlight” ha realizado su película más convencional, de producción independiente, que no significa “cine independiente”, si no de producción alejada de grandes estudios. Y para remate, entre sus productoras media First Look, un pilar fundamental en la distribución americana del cine europeo más independiente y en producciones muy “off”, que ya era hora que mereciera mejor suerte. Yo también me alegro por ambos, de verdad.
Pero de vuelta al tema de lo que es la película en sí, es que no resiste un análisis profundo, su corrección es superficial, los colmillos de leche que clavan en el tema supongo no molesta nada más que a los aludidos. Para mí lo más revelador de todo esto es su banda sonora, del estimado Howard Shore, muy bonita, pero sin maldad, sin baches o curvas, que también pegaría de fondo musical para una sección en “Jara y sedal”, como fondo de algún reportaje sobre naturaleza o sobre la infancia, por ejemplo.
Creo que el cine actual se está devaluando. Muy lejos quedan, no ya Wilder o Hawks, sino ejemplos un poco más cercanos en el tiempo como “Todos los hombres del presidente”, que se puede considerar no sólo como un documento de ese momento tan crucial, si no como homenaje al mundo periodístico o como un buen thriller. Pero la línea seguida por “Spotlight” me evoca al mundo televisivo de por ejemplo “Lou Grant”, me suena a muy conocida y a muy desfasada, y no me resulta ni dramática (aunque la situación lo es), ni es un thriller, y ni tampoco su denuncia afecta al espectador, como hemos dicho, que sigue todo hasta un final simple. Es de esa clase de películas que al comienzo advierte que se basa en hechos reales y concluye con rótulos informativos, en este caso destinadas más bien a poblaciones de la América profunda para posteriores debates. Es lo de siempre, más de lo mismo. Y no porque se base en hechos reales la convierten en algo fundamental. No sobra, pero no se trata de ningún pilar.
No creo en el supuesto boicot a los negros, la polémica al parecer este año en la futura ceremonia de los “Oscars”, pero lo cierto y triste es que injustamente se haya quedado fuera de las nominaciones “Beasts of No Nation”, que era bastante superior a “Spotlight” o sobre todo a “The Martian”, como por ejemplo llamativo es que tampoco se haya querido reconocer a Todd Haynes como director, del circuito “off” también, o se ha ignorado a muchos actores británicos protagonistas que se han quedado fuera. Pero sí creo que será uno de esos años en que se premiarán los títulos más previsibles, los más comerciales o políticamente correctos, a pesar de que toquen temas conflictivos. Y para mí “Spotlight” al menos es un indicio de ello.
Maggie Smee
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