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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 375
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
3 de mayo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es a mitad de la década de los años ochenta cuando Alan Rudolph irrumpe en el panorama cinematográfico a nivel mundial. Su notable película, “Elígeme”, se convierte en un éxito importante, en todo un icono de la época, tanto de crítica como de público, aunque corresponda al cine independiente. En España la (mediocre) versión doblada no da tan buenos resultados como su versión original, que supera, por ejemplo en Madrid, el año continuado en la cartelera. Le siguen “Inquietudes” y “Los modernos”, que aunque no lleguen al bombazo de “Elígeme”, hacen de Rudolph un director imprescindible. De hecho es en 1988 cuando, aunque tarde, se recuperan, siempre en versión original, “Bienvenido a Los Ángeles (Welcome to L. A.)” y “Recuerda mi nombre”. El alumno protegido y aventajado de Robert Altman alcanzaba así su máximo reconocimiento.

Luego, tras un par de traspiés con “Hecho en el cielo” y “Amor perseguido” (que haría falta pormenorizar aparte las razones) rueda varios films, como por ejemplo “Pensamientos mortales”, un buen thriller que incomprensiblemente fue maltratado por parte de la crítica e ignorada por el público y “Afterglow”, una lograda vuelta a su estilo. Pero paulatinamente su rastro se va perdiendo y en la actualidad, en 2024, a sus ochenta años, su carrera como director parece terminada, no así su trayectoria como pintor. Todo un personaje y un buscavidas, representante del cine de autor alejado del Hollywood más comercial.

Los más jóvenes (o los más ignorantes) pueden desconocer la importancia de su carrera, mucho más en un mundo cada vez más absorbente donde imperan las multinacionales y en la que se ha implantado una manera de contar más convencional, pero Rudolph ha sido uno de esos directores fundamentales en la libertad de pensamiento y en la creatividad, que hoy día casi “no se estila”.

En “Bienvenido a Los Ángeles (Welcome to L. A.)” tenemos la oportunidad de asistir a los primeros pasos, lo que se podría considerar un esbozo, de lo que posteriormente su cine más personal acabaría siendo y donde se ve la influencia de Robert Altman, incluso Rudolph podría haber “inspirado” también a su maestro en una estupenda interrelación que ambos mantuvieron hasta el fallecimiento de Altman en 2006. Los ingredientes más característicos de Altman se reflejan aquí con algunos aciertos, como por ejemplo la dirección de un puñado de actores estupendos en papeles en los que se ven que están cómodos, teniendo cada uno su momento de poder transmitir cómo son. Todos están muy acertados, especialmente Keith Carradine (que acababa de ganar el Oscar por “It´s Easy” como mejor canción, el único premio de la Academia que se llevó la enorme “Nashville” y que se convertiría en actor fetiche de Rudolph), Geraldine Chaplin, absolutamente maravillosa en uno de sus mejores y más difíciles papeles, y Harvey Keitel, más comedido de lo acostumbrado. Pero todos, insisto, su reparto al completo, están fenomenal, incluyendo a la memorable Sissy Spacek, que en su papel secundario, encandiló a Altman y le brindó al año siguiente un papelón en la magnífica “Tres mujeres”.

Ese pulular de personajes, de seres que se entrecruzan, faltos de amor, con sus virtudes y sus defectos, incluso con “mutaciones” o cambios de identidad, percibimos que son personas “dolidas” en una gran ciudad, que buscan su sitio, es otra de las constantes de Rudolph. Esas luces, sobre todo neones, que se conjugan con habilidad con la banda sonora (siempre la banda sonora en los films de Rudolph son vitales, sobre todo con el maestro Mark Isham, que nunca recibió el Oscar para mayor deshonra de la Academia) es de lo más logrado de la película, aunque su factura técnica, con el paso del tiempo revele ciertas imperfecciones, al haber contado con un presupuesto no muy abultado, aunque no lo pudiera parecer con semejante reparto de lujo.

Se da preferencia a sus diálogos, sean en un mismo entorno o a través de conversaciones telefónicas, que eso es algo que también en el cine de Rudolph se repetirá con mucha destreza.
Cine al que le envuelve la nostalgia y la reflexión, de visión casi obligada para los cinéfilos (digo casi obligada porque no me gustar imponer nada a nadie) pero fundamental para comprender la progresión del camino de Rudolph.

Película que aporta más de lo que parece, curiosa en muchos aspectos y que sigue un patrón que hoy día pocos autores se atreverían a seguir, entre otras razones porque ya casi no quedan autores, lo que que queda en la mayoría de los casos son realizadores, algo muy diferente, y vulgarizaría la propuesta que necesitaría, ante todo, personalidad y la habilidad de dirigir a un gran elenco.
Maggie Smee
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6
26 de enero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que este es uno de los comentarios más difíciles de los que he escrito. Me he planteado hasta darme unas vacaciones (aún no sé si como descanso o como castigo), quizás también para evitar sinsabores en casos como el presente, en que me gustaría ser más complaciente, pero que me resulta imposible.

No es porque “Cerrar los ojos” en absoluto me resulte una mala película, porque de verdad que no lo es, pero soy del bando de los admiradores de Víctor Erice y me molesta que ciertos sectores le vapuleen en exceso ante la que es, hasta la fecha, su último trabajo. También es cierto que conozco personalmente a parte del equipo que ha colaborado en ella, y además de respeto, les tengo enorme cariño.

Erice, que es el creador de una de las filmografías más escuetas, personales, coherentes y fascinantes del cine europeo quizás nos ha dado el largometraje menos atractivo, el menos redondo de las que ha realizado, que cuenta con el apoyo casi unánime de la crítica nacional especializada casi por obligación, porque realmente, incluso ante mi discutible opinión, es superior a la media deficiente y vulgar a la que nuestro querido cine español nos tiene acostumbrados, pero a fin de cuentas, y con todo el dolor de mi corazón, le viene pequeña.

Quizás porque Erice, a base de sangre, sudor y lágrimas, ya ha aprendido que no puede sobrepasar el tiempo establecido de rodaje, y da la sensación de que no ha mimo, recreación en ella que la identifique como característica suya. Todo, estéticamente, está filmado con rutinaria simpleza exceptuando las escenas exteriores en Triste- Le- Roi con las que el film abre y que nos evoca a un exquisito y casi desconocido por muchos José Luis Guerín.

Su casting da la sensación de estar descompensado, no sé si porque en parte fue impuesto (algo que con certeza no puedo asegurar), pero sin duda los que mejor parados han resultado han sido Manolo Solo, protagonista absoluto en uno de sus mejores papeles, Ana Torrent, en su emotivo reencuentro con su descubridor, Mario Pardo, Petra Martínez y José Coronado en su difícil cometido. Hay otros actores como Soledad Villamil, cuya validez a estas alturas no vamos a poner en duda, pero que que cuenta con un papel pequeño y volátil. Incluso el ver a María León es grato, pero el resto del reparto, por desgracia se diluye. Sus actores a veces parecen encorsetados, no sé si porque Erice les infunde demasiado respeto o ha sido así marcado según el propósito del director. Hay momentos en que falla la fluidez.

La labor de Federico Jusid a la música es apropiada, así como su vestuario y su montaje parece algo lineal. Erice logra crear algunas escenas estupendas pero le falta darle la consistencia a todo lo que nos presenta, algo que siempre había sido capaz de hacer. No deja de sorprenderme.

Y ahora paso al espacio del spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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4
23 de diciembre de 2023
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Maestro” era un proyecto que pretendían llevar a acabo tanto Scorsese como Spielberg. Finalmente ambos se han limitado a ser coproductores y la película (producto Netflix), ha sido llevada a cabo por Bradley Cooper, quizás porque erróneamente pensaron que tras el éxito de la cuarta versión de “Ha nacido una estrella”, era el más adecuado para dirigirla y encarnar al músico que se pretende homenajear, Leonard Bernstein, de vida interesantísima, estupendo compositor, director de orquesta, pedagogo/ divulgador musical y de gran importancia para la música.

Pero la versión que ha realizado Cooper peca de asepsia. Tiene “el mal” de estos tiempos que corren en el que parece que lo políticamente correcto es lo más adecuado, por lo que resulta un acercamiento cobarde, con huecos, que se nos evitan los momentos más comprometidos del autor, sean de índole sexual (parece que sus relaciones homosexuales son “subidones” ocasionales de cariño más que otra cosa), su conflicto con la sociedad o el proceso de su creatividad.

Su primera parte, que va en blanco y negro porque sí, precipita los hechos que se nos narra, no hay un desarrollo coherente. Incluso se reserva Cooper unos primeros planos, con su nariz postiza, que más nos parece escenas sin color de “El profesor chiflado” en las que Jerry Lewis deja de estar feo tras beber la pócima y aparece guapo.

Se copia la fórmula de transiciones de escenas, con aire teatral (que no es peyorativo, es que era lo más adecuado) que hizo Olivier Dahan para “La vida en rosa”, con la diferencia de que Cooper no maneja el lenguaje escénico.

Como hemos dicho “Maestro” se desarrolla por el aburrido camino de la corrección, pero sin alma, no hay pasión en ningún momento, todo avanza casi por capricho.

El reparto cumple con las funciones de encarnar una serie de personajes, pero en los que no hay profundidad ni tampoco parece haber relevancia en la vida de Bernstein, cuando no es así. La verdadera triunfadora de la función (la única y con gran diferencia) es Carey Mulligan como Felicia Montealegre, que empieza como secundaria pero, sin saber muy bien porqué, la película se acaba centrando más en ella que en Bernstein. Su trabajo es admirable.

El resto, como cabía esperar, está cuidado: su vestuario, maquillaje, peluquería, modesta ambientación... con especial atención a su fotografía, aunque su halo corresponda más aun telefilm de lujo que a un largometraje de cine.

Cooper, muy mono él, se acabará imponiendo temporalmente como un nuevo Warren Beatty: escritor, productor, cantante, director, actor y todo lo que la industria pretenda encajarnos, porque en el panorama de los ciegos, el tuerto es el rey. Sin desmerecer sus logros ni atributos, aún le quedan muchas por recorrer y si no se pone las pilas acabará como el citado Beatty, alguien con poder a la hora de llevar proyectos a cabo, que no es moco de pavo, pero muy lejos de ser un autor, un “maestro”.

Sin duda, la huelga de actores y guionistas, junto a los retrasos de rodajes y estrenos, beneficiarán a “Maestro” en la carrera a los “Oscars”, pero creo que la única ventaja de todo esto es que al menos se seguirán rodando documentales sobre la figura de Bernstein más fieles a su vida y más interesantes de los que nos aporta esta ocasión perdida, que no es que sea horrenda, pero es monocorde y para colmo suena a previsible en muchos momentos.
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Maggie Smee
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8
6 de diciembre de 2023
75 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas ganadoras de la Palma de Oro en Cannes siempre han llegado a España con injustificado retraso. Quizás porque en mayo se suele celebrar el festival y los exhibidores españoles consideran el verano como “ temporada baja”, cosa que es falsa, porque muchos espectadores están de vacaciones y aprovechan para ir al cine. Otra cosa es que los críticos en verano no trabajen, pero tal y como está el mundo de informatizado, eso ya no supone problema alguno. Otra cosa es que, como un ritual, la ganadora se pasee por diferentes certámenes nacionales, publicidad innecesaria ya que el cinéfilo, ávido de encontrar títulos que merezcan la pena, las tiene ya controladas para verla. Al menos, el caso presente, afortunadamente se estrena en diciembre, antes de que acabe el año, y salvará la cartelera entre tanta película infantil, ñordos taquilleros (en su mayoría) y películas al fin y al cabo intrascendentes.

Lo primero es advertir que cuidado con los comentarios que se puedan leer, que podrían ser “spoilers” involuntarios con el afán de comentar todas las escenas que aparecen en ella, lo cual es una faena si se va a ver la película.

También señalar que si hace poco ganó la Palma de Oro “Titán”, (una de las palmas más inmerecidas) y supongo que más que por sus méritos cinematográficos fue por el hecho de ser de una directora, por encima de otras películas que en esa edición lo merecían más. Este film de Justine Triet está fuera de toda sospecha de ese compromiso “buenista”.

“Anatomía de una caída”, de entrada, engrosa la lista de películas que, a la hora de doblarlas, podrían desvirtuar su sentido original, ya que se alternan diferentes lenguas y es importante que se respete la intención de su creadora, porque repercutiría negativamente en el estupendo y alambicado trabajo de su guion, medido centímetro a centímetro tanto en su desarrollo como en sus personajes.

No se trata de un film de “suspense” al uso. Más bien es un film de intriga que nos evoca irremediablemente al universo de Chabrol, porque es un retrato minucioso sobre una familia y las consecuencias de un hecho trágico más que un “whodunit” comercial. En ella no hay sobresaltos o giros que escapen a la pulcritud y sean injustificados, simplemente todo sigue un curso lógico, lo cual no quita que el espectador se vea sorprendido al descubrir las capas que se van desmenuzando.

La dirección no deja su pulso de principio a fin, es totalmente meritoria. Sus actores están espléndidos. Incluso la labor del pequeño Milo Machado Graner, que a primera vista podría parecer más endeble no lo es. Su trabajo es difícil y en todo momento se tiende más a la contención que al desmelene. Hasta el perro está bien, eso sí, aunque la película barre para Sandra Hüller, que está fabulosa (y parece que este es su año al protagonizar también “Sisi & I” y sobre todo “La zona de interés”), pero destacar también a Swann Arlaud y Antoine Reinartz, como los abogados en papeles antagónicos.

La fotografía ayuda al ambiente gélido que en todo momento impera en el film, sin hacer “postalitas” de su impresionante entorno y la música, sin imponerse gratuitamente, hace una muy buena labor.
Película sugerente, que a pesar del crisol que abarca, nunca se pierde en divagaciones o que pudiera engañar al espectador, con momentos en el que acapara la atención total. Es un tira y afloja en el que hay lugar para la reflexión. Tan sincera como inquietante “Anatomía de una caída” es una de las películas más destacadas del año, y aunque incomprensiblemente la Academia de cine francés no la ha elegido para representarles en los Oscars porque se han ido a por una más de tipo culinario, que está tan de moda como “A fuego lento”, debería de tener un hueco, aunque solamente fuera por justicia, que se la merece. Al menos su guion debería figurar entre las candidatas.

Y ahora pasamos al spoiler.
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Maggie Smee
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9
3 de noviembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estuviéramos en un espacio dedicado al punto de cruz o el fútbol, podría comprender el rechazo que algunos “autores” provocan, aunque no me creería que muchos hubieran visto nada de, por ejemplo Weerasethakul , pero estando en un sector dedicado al cine, me choca la intolerancia y el analfabetismo de algunos, no ya aficionados, si no supuestamente “profesionales” como Carlos Boyero, que al menos reconoce que no estar dotado... para el lirismo de este director, como confiesa en su comentario, al cual le tiene un odio patológico.

Y es que el tailandés Apichatpong Weerasethakul es de esos autores marginales, quizás por voluntad propia, porque nunca se acercarán a un lenguaje popular que le guste a las masas, que difícilmente se pondrán de moda. Su cine es muy especial. Propenso a narrar historias no convencionales, su manera de coordinar los elementos cinematográficos también se diferencia de lo “academicamente establecido”. Sus propuestas no están sujetas a un guion masticado. Y la utilización del sonido, el montaje o la fotografía tampoco siguen un ritmo “normal”, que podría poner de los nervios a los que pille desprevenidos. Por eso el Festival de Cannes es su refugio, no porque pueda ser premiado, si no porque es donde puede encontrar defensores de su trabajo en la posterior carrera comercial, que será seguro restringida.

“Memoria” se trata de una excelente coproducción exótica, entre Colombia, Tailandia, México, Francia, Alemania y Reino Unido, en la que se entrecruzan varios idiomas, sobre todo el español, y se ambienta en Colombia.
El poder de sugerencia para mí es innegable y me sumerge de inmediato en la historia que nos cuenta. Podría haberse tratado como las claves de la ciencia- ficción o el “suspense”, pero no llega a ser ninguno de estos géneros. Se trata de un viaje casi iniciático, en el que la protagonista (una estupenda Tilda Swinton, como casi siempre suele ser habitual en ella) sufrirá una transformación personal. Swinton, también se metió como productora en el proyecto, supongo que para cerciorarse, como suele ocurrir en estos casos, que en la postproducción o la productora pudiera hacer alguna escabechina con el fin de “hacerla más comercial”.
Me gustaría también señalar a los estupendos actores de reparto que sustentan a Swinton, como Daniel Giménez Cacho, Jeanne Balibar o Juan Pablo Urrego, desde la más absoluta simplicidad.

Los toques místicos parten de la vida ordinaria, sin ornamentos, desde la naturalidad más cotidiana, lo que, al menos en mi caso, facilita la inmersión no sólo argumental, si no sensorial en unos parajes fascinante en la Bogotá tanto urbana como rural.

Hay quien ha nombrado la supuesta influencia del realismo mágico de Gabriel García Márquez. Para mí no hay nada más lejos de esa etiqueta. El mundo, la poesía y la fascinación del cine de Weerasethakul no pertenece a la literatura de Sudamérica, es mucho más universal que todo eso, y a la par más cercana a la cultura asiática. Es algo no solamente autóctono, es una creación personal, más próxima a lo ancestral que a nuestros tiempos, como se puede comprobar en sus anteriores películas.

Desearía no tener que contar mucho más. “Memoria” para mí es un film que hechiza, que es y será minoritario y que por supuesto deja poso. Porque se cuentan cosas interesantes y se sugieren muchas más. Es un cine de sensaciones que merece ser posteriormente comentado, más que discutido, por los que asistan a su proyección. Es quizás una de las obras más hipnóticas y placenteras que he visto en mucho tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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