Código de honor

Poco puedo añadir a las alabanzas de los intérpretes de esta película, en particular el inmenso Jack Nicholson. También se ha comentado que es un remake de "El Cebo". Vi la película por TV hace pocos días y pudiendo ser una película notable, se queda en mediocre.

Lo que explica es muy triste. Deacuerdo. Sin embargo viola el principio fundamental de cualquier narración: engaña al espectador, al que trata como cebo para la trampa que teje el director, que no da pista alguna para el final que presenta. ¿Va la película de procedimientos éticos con respecto cómo cazar un asesino en serie? ¿Va de segundas oportunidadess?

En las narraciones, no todo vale: un director va tomando compromisos con la narración que no se pueden romper así como así. Bueno, si se puede, a la vista de esta película, que pudiendo haber sido muy interesante, se queda en una chorrada. Sin una estructura consistente que de verosimilitud al relato, ¿Por qué no pensar en extraterrestres que aparezcan al final con rayos láser? ¿O por qué no organizar un Akelarre, en plan sorpresa?
Una película triste, pero tramposa (ver spolier)

Acabo de visionar esta película en TV y, sin haber visto El cebo, me deja la impresión de que es única y exclusivamente la actuación de Jack Nicholson la que sostiene la trama. Detecto varias lagunas en la historia que le restan credibilidad. Como alguien ya ha citado no se narra el proceso de enloquecimiento de Jerry, el director no consigue transmitir esa idea de "loco" hasta la escena final. Hasta ese momento me pareció un tipo muy cuerdo.
Hay algo que me dejó desconcertada (explico en spoiler)

Una historia verdaderamente impactante que no puede dejar indiferente a nadie. Gira en torno a la obsesión de un hombre que dedica su vida a intentar cumplir un juramento que en un momento determinado hizo en circunstancias de máxima presión.

He leído por ahí que es una especie de remake de la película "El cebo", pero por lo que he podido saber, a pesar de seguir la misma trama, las dos películas inciden en puntos totalmente distintos. Si en la de Vajda parece ser que el elemento esencial es el asesino y su captura, en la de Penn todo se aglutina en torno a la evolución psicológica del policía jubilado y a su obstinación por cumplir su juramento. Aquí la figura del criminal pasa a un plano totalmente secundario, es una especie de fantasma que está ahí todo el tiempo pero sólo como leitmotiv de la obsesión del protagonista.

De la interpretación de Jack qué puedo decir. Simplemente impresionante. Es un papel totalmente alejado de su registro habitual, que se presta bastante a la sobreactuación. Aquí está sobrio, lo dice todo con las miradas, toda la evolución del personaje se refleja de un modo contenido y sin aspavientos. En dos palabras, lo borda.

Hay otras interesantísimas apariciones: Benicio del Toro en el papel de indio deficiente mental, magnífico; Vanessa Redgrave de abuela de la niña muerta, estupenda; Robin Wright, impresionante en su rol de camarera maltratada; Helen Mirren, de psicóloga que se percata de la enfermiza obsesión del policía; y hasta Mickey Rourke consigue conmover en el papel de padre destrozado de una niña desaparecida. Todos y cada uno de ellos ponen su granito de arena para hacer de ésta una gran película.

Sin duda, sobresaliente.

Sean Penn nos cuenta una historia con final amargo. Amargo como la vida misma en la que, a diferencia del cine, los finales ni suelen ser redondos ni felices. De ahí que me parezca interesante aunque su duración es excesiva.
Jack Nicholson está espléndido dando la medida justa. Aquello del menos es más que, si hubiera sido una constante en toda su carrera le habría convertido en uno de los tres o cuatro mejores actores de la historia.
Atentos a la brevísima intervención de Mickey Rourke que es genial.

Nueva adaptación de la novela de Friedrich Dürrenmatt, ya llevada al cine en 1958 por Ladislao Vajda con su película denominada “El cebo”.

En este caso Sean Penn sustenta su historia en lo básico del guión que viéramos en la obra clásica pero modificándolo en determinados pasajes fundamentales para dar por resultado un relato con derivaciones muy disímiles en comparación con la película de Vajda.

Esta cinta es un intenso policial investigativo combinado con un sólido thriller psicológico, el cual se consolida gracias a la brillante interpretación de un Jack Nicholson dueño y señor de la pantalla y de una narración que mantiene la intriga hasta llegar a un desenlace que descoloca y siembra de impotencia el relato.

Aquí obviamente que lo primordial es la investigación policial llevada a cabo por el detective Jerry Black (Jack Nicholson), quien se obsesiona con resolver un caso de homicidio ya que juró a los familiares de la víctima que atraparía al responsable.
Pero no sólo es una cinta de investigaciones y suspense, sino que se solidifica en base a un ejercicio psicológico donde la ambigüedad siempre está tácita en el espectador, ya que se presenta una disyuntiva muy difusa de esclarecer como es el suponer que el caso está resuelto cuando se atrapa a un sospechoso al que todas las pistas parecieran incriminarle o dar rienda suelta a la hipótesis de que el asesino está libre y seguirá matando de acuerdo a unos patrones lógicos.

En base a ello, el filme gana en atractivo y se va entretejiendo un entramado narrativo donde el aspecto investigativo nos atrae magnéticamente y nos hace involucrarnos en ese halo misterioso donde nada está claro y donde la perturbación psicológica viene a traer más obstáculos para develar la intriga.

En fin, tan efectiva como la obra “El Cebo”, pero a no pensar que es un remake porque esta película de Sean Penn se aparta bastante (sobre todo en su parte final) de las variantes que viéramos en aquella buena obra cinematográfica de finales de la década del cincuenta.