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Los amantes pasajeros

Comedia Un grupo de estrafalarios pasajeros viaja de Madrid a Ciudad de México en un avión cuya tripulación es absolutamente esperpéntica. Durante el vuelo, una grave avería hace que los pasajeros de clase business, al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a revelar los asuntos más íntimos de su vida. Todo ello desembocará en una comedia caótica y disparatada. (FILMAFFINITY)
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Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
12 de marzo de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No logra en absoluto el director manchego ninguno de sus objetivos: ni es una comedia loca, disparatada y genial, ni es una alegoría brillante a la situación social del país, ni hay destellos de cine kirch, original y trasgresor que había en sus primeras comedias. Todo queda en un humor bastante tosco y forzado carente de sarcasmo e ironía, en una falta total de enredo en la trama, plana como el vuelo del avión y en una interpretación coral notable de un nutrido grupo de buenos profesionales de la pantalla, que permiten salvar los noventa minutos de proyección de manera mas llevadera.

Los muchos y brillantes recursos cinematográficos de Almodóvar quedan absolutamente inutilizados en esta ocasión, perdidos en este intento de comedia sin ton ni son, donde el mundo almodovariano ni se llegue a identificar ahogado por su propio creador en un despropósito de cine ramplón, torpe y de poco fuste.
RAFA RUBIO
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13 de marzo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Subirse a un avión capitaneado por Almodóvar requiere un mínimo de entrega pero sobre todo conocimiento. Hay que tener bien en cuenta que si en tu equipaje no has facturado la hipérbole que constituye toda su obra ni se te ocurra poner un pie en este finger que conduce al bostezo más decepcionante. Ahora bien, si lo tuyo es ir a contracorriente y consideras el lanzamiento en paracaídas un juego de niños, ve tomando asiento y no te levantes hasta que el vuelo haya alcanzado altura. En conclusión, apechuga porque este Almodóvar ni es el más lucido ni al parecer lo ha pretendido. Aspecto curioso el de definir a un hijo antes de haberlo parido. Pero, ya se sabe, para bien o para mal, el salvador del cine patrio sigue sorprendiendo.

Lejos de reencontrarse con la comedia disparatada de antaño que lo convirtió en icono de la movida madrileña, el manchego parece alcanzar el orgasmo autoparodiando el absurdo que en su día fue novedad. Ni resquicio de espontaneidad. Enseguida la neftalina carcome cada palabra de un guión, por llamarlo de alguna manera, carente de atracción. Un texto trillado, digno de cualquier encargo. Con una remarcada lectura a la crisis del sistema actual metida con calzador que deja ver las costuras de una historia sin pies ni cabeza. Torpemente estructurada y sin brío. Con estas piezas desgastadas es imposible llegar a buen puerto por muy competente que sea la tripulación. No cabe ninguna duda de que para los actores habrá sido un vuelo placentero. No todos los días se tiene la oportunidad de ser dirigido por Almodóvar.

La entrega y la ilusión de caras nuevas se unen a la experiencia de los veteranos. Esas chicas Almodóvar cuya presencia es garantía de buen hacer. Así se pasea como Pedro por su casa, una Lola Dueña medida, profesional, con un personaje carismático pero que no deja de ser la sombra de sus anteriores roles en Volver y Los abrazos rotos. Con Cecilia Roth ocurre algo peor. Una actriz de raza que ha tenido que verse encajonada en su asiento disfrazada de la Maura. Cierto es que la argentina le debe mucho a Almodóvar pero la deuda no debe ser tan cara. Sin embargo y como ya ocurriera en la menospreciada La mala educación, esta dirección se ha centrado más en el apartado masculino a sabiendas de su poca maña con ellos. Principalmente todo el peso de esta nave recae en tres actores (colosales Areces, Arévalo y Cámara) que logran, a golpe de chiste fácil, una maniobra para sostener en el aire un vuelo destinado a estrellarse. El aceite que pierden sus personajes es vital para que el engranaje funcione.

Los amantes pasajeros con sus taras estructurales y sus torpes maneras, con su reiteración narrativa y su reiteración emocional, con su falta de autoestima, no deja de ser un homenaje tristemente fallido a sus comedias. Pero no sólo sirve como elemento nostálgico. En ese reducido espacio donde se respira una desbordante mezcla de mescalina, mamadas, aguas de Valencia y pluma, mucha pluma, Almodóvar rinde tributo a voces silenciadas de día que por la noche ven todo su esplendor en shows cabareteros. Drag queens vomitando ironía con sus lenguas viperinas sin dejar títere con cabeza y que por morder se muerden a sí mismas con la maestría que las caracteriza. Almodóvar pletórico, convertido en una de ellas se calza el tacón de la inquisición. La corona, la corrupción política, la inercia de la clase obrera son objeto de una crítica bien intencionada pero poco subversiva.

No se sabe con exactitud a donde nos ha querido llevar su director en este periplo. Las continuas peticiones de su círculo más cercano para reencontrarse con la comedia han constituido la principal decisión de este nuevo rumbo. Muchos ven en estos pasajeros un entreacto de su último cine más arriesgado, más oscuro pero tan fascinante como transgresor. Esperemos que en el siguiente trayecto no nos tengamos que conformar con una compañía low cost y recuperemos el Almodóvar que nos merecemos.

Lo mejor: la sabia elección de la tripulación masculina.
Lo peor: su descarado desorden obliga al espectador a destriparla.
Ulher
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15 de marzo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que tengo en alta consideración a Pedro Almodóvar. Es, sin lugar a dudas, el director español con más personalidad y el mejor que hay con vida. Por otra parte, siempre recuerdo con mucho cariño “Aterrizas como puedas”, la película de los hermanos Zucker y Jim Abrahams. La vi en la Gran Vía madrileña, en tránsito de mi Zaragoza natal a mi Galicia de raíces maternas, a principios de los ochenta, y literalmente me partí de risa. No es que sea un gran film desde un punto de vista puramente cinematográfico, pero es un divertimiento muy sano, bastante irreverente, y en el límite bien buscado de lo absurdo.

Por todo lo dicho, no entiendo ahora a Almodóvar. Jugar con su merecido prestigio y con el recuerdo colectivo de esa película es algo que no se debería hacer en balde, y sin embargo, de una forma incomprensible, Almodóvar se arriesga a ser blanco de cualquier crítica despiadada, y no se podrá decir que no lo tiene merecido. La película es de una simplicidad y de una vulgaridad como pocas veces se ha podido ver en un director con fama reconocida. No es un regreso al Almodóvar de los inicios, es un hundimiento en el fango de lo chabacano a cambio de nada, de tener una película en cartelera unas semanas y estar en boca de todos. ¿Le hacía falta a estas alturas? ¿Le valía la pena? Y no me sirve que se quiera presentar como radiografía de la España actual, la España cañí que todos tenemos en mente.

De acuerdo que hay muchos argumentos para hacer una película denunciando la situación presente, pero una cosa es hacerlo y otra es mezclarlo todo sin criterio, ser procaz a más no poder con no se sabe qué objetivo y esperar que los demás lo aplaudamos; porque reír, lo que se dice hacernos reír, esta pretendida comedia no lo consigue más que en contadas ocasiones. Salvo del desastre a Javier Cámara. Con un papel de homosexual con mucha pluma, capaz de contarte todas sus intimidades y la de otros con tan solo preguntarle la hora, es capaz de salir airoso y de casi bordarlo; además de ser de los pocos que vocalizan en el film, que no es tanto pedir.
Luigi
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16 de julio de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni comedia, ni comedia negra, ni comedia absurda, ni aviones. Homosexualidad sí, metida con calzador, para que quede bien claro. Una homosexualidad muy de Almodóvar, convirtiendo a la causa a Areces (deplorable), Arévalo (igual de deplorable) y Cámara (tal vez el único que se salva); pero no contento, convierte también a de la Torre (antes hetero ahora gay convencido) y a Hugo Silva (los tíos la chupan mejor que las tías, ¡toma ya!). Este es el cine del oscarizado Almodóvar, el mito manchego por excelencia que inunda las pantallas con, por ejemplo, una de orgía aérea bautizada con mucho alcohol y rematada con suficiente ración de drogas. Este es el cine español que tanto añoran algunos, que viven anclados en una movida madrileña y unos años ochenta que sí que huelen a muerto (¡qué raro que el personaje de Lola Dueñas no lo hubiese olido!). Este es el genio Almodóvar, que droga,duerme y silencia a la clase turista para dar la prioridad a la primera clase, en donde se desata el desenfreno más envolvente, mientras los otros están allí, a oscuras, ajenos al marathón orgiástico de enfrente.

La película es mala. Trata de que en un avión que va a México hay unos problemas con el tren de aterrizaje y, ante el caos, todos empiezan a sentirse muy borrachos, muy drogados, muy cachondos y muy gays. Nada más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yo mismo (o no)
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27 de agosto de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, hay que pensar un poco donde nos metemos. Estamos hablando de Almodóvar, si, el director de cine español más aclamado y conocido internacionalmente en la actualidad. Un director caracterizado por hacer un cine poco convencional, poco comercial, lo que coloquialmente se define como: cine de autor. ¿Y de que trata este cine? Pues bien, el cine de autor es aquel cine donde el director plasma su lado más personal, más intimista, donde no busca que su obra guste a todo el mundo, sino a un pequeño sector, el cual se siente identificado con ese tipo de cine o tan solo disfruta de él. Ese tipo de cine, amado por unos y odiado por otros.

Si, señores. Almodóvar hace cine de autor. Y uno de los temas que aborda en, me atrevería a decir todas sus películas, es la homosexualidad. ¡A si que no os alarméis tanto! A poco que veas un poco del cine de este enigmático director, sabrás que es algo totalmente normal, algo que ya sabes antes de ver el filme. En "Todo Sobre mi Madre", "La Mala Educación", "Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios", "La Piel que Habito" entre otras, se plasma este tema, además de la transexualidad y las drogas, otros de sus temas preferidos.

Llegados a este punto, es preferible, antes de ver la película, hacer caso omiso a las críticas del siempre tan "objetivo" Carlos Boyero. Uno de los detractores del cine de Almodóvar. Personalmente, no me considero el seguidor número uno del director español, creo que tiene sus más y sus menos, grandes títulos, y otros que bueno, mejor no mencionar...pero ante todo, y más si eres crítico de cine y vives de ello, hay que hacer valoraciones constructivas.

Centrándonos ya en la película, decir que Almodóvar retoma la comedia loca y absurda, dejando atrás un cine mucho más serio. Vuelve, entonces, a rodar una película del estilo de "Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios" o "Pepe, Luci, Boom...". Un filme carente de sentido, un guión que no tiene ni pies ni cabeza, al igual que la historia. No hay gato encerrado, sería un error buscar un significado a la trama, buscar un argumento lógico, porque no lo tiene. Y de eso se nutre la película, de una sucesión de escenas cómicas, con el único fin de buscar la risa en el espectador; con el aliciente de la homosexualidad, toque de autor. Personalmente creo que lo consigue. No es una obra maestra, ni mucho menos, no será candidata para los Premios Goya, pero deja buen sabor de boca. Muchos la tacharan de ordinaria y diálogos sexualmente enfermizos, ¿pero que esperan? ¿no saben acaso donde se meten? ¡Esto es una película de Almodóvar, señores! ¡De Almodóvar!

La película no requiere de grandes actuaciones, pero si hay que destacar alguna, Javier Cámara está que se sale...una vez más. Hugo Silva y Lola Dueñas también desarrollan un buen papel, y hacen reír; lo fundamental.

Lo que menos me ha gustado de la película, es la subtrama que intenta meter Almodóvar; la historia que transcurre fuera del avión, entre uno de los pasajeros y su exnovia. Parece que intenta hacer bulto dentro del filme, y no termina de convencer, es algo que entorpece la verdadera historia.

Para finalizar, destacar la implicación política que Almodóvar cuela sutilmente en la película, algo que quizás escueza un poco al señor Carlos Boyero, aunque como no conozco sus ideales políticos, mejor no meto el dedo en la yaga. En el filme, duermen a los pasajeros de la clase turista, para que no se enteren de lo que realmente está ocurriendo en el avión, como si de monos de feria se tratase... ¿metáfora? ¿casualidades del guión? También destacar que uno de los pasajeros es un empresario corrupto, el tema de los aeropuertos en Castilla-La Mancha y los planos que salen de los periódicos hablando de estafas y quiebros de los grandes bancos, como Bankia. Y, sobre todo, el cartel del principio: todo lo que sale en esta película es ficción, no corresponde a la realidad. Con todo ello, Almodóvar, pienso, que hace una crítica a la situación actual de España; pese a quien le pese. Y olé, olé y olé por ello. Grande Pedro. Grande tu cine. Y grande tu película.
QuentinLopez
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