El cisne negro

Tómense unas imágenes de bailarinas con tutús. Aderécense con música clásica descafeinada y con un par de secuencias "modernas". Resérvese.

Derrítase una grasienta historia de madre castradora e hija esquizoide, y fríase en ella la paciencia del espectador.

Mézclese todo muy bien. Muy importante: adornar con una escena lésbica.

El resultado gustará, según parece, a todos los paladares; salvo al mío.

Tenemos una madre que quiso llegar y no pudo y vuelca su frustración sobre su hija, de carácter débil, a la que domina férreamente, un "hombre-profesor-empresario" -paternalismo duro, muchas veces visto- que exige más, que "salga de sí misma" (¡uf!), una compañera traidora que, claro, quiere ocupar su sitio como bailarina -y en la cama del profe-, una antigua estrella venida a menos que muestra el triste futuro que le espera y por fin una pobre chica tímida, aplastada por esa madre y esas circunstancias . ¿No está esto ya muy visto?.. (Billy Elliot, etc) .
Además parece ser que la pobre, claro, desarrolla una esquizofrenia confundiendo sus sueños y pesadillas con la realidad, algo que el director desea transmitir con tanta verosimilitud al espectador que acaba por hacer que éste también "se vuelva loco" porque ya no sabe si lo que está viendo es real o no. En fin bastante aburrida, muy vista ya con ese estilo holliwoodiano de intentar llegar a la emoción fácilmente , apoyándose en una buena música (Tchaikovsky) y con sentimentalismo y cursilería propias de la casa. Sólo los quince o veinte minutos finales hacen subir un poco el nivel pero hasta entonces, una hora y media de aburrimiento. La actuación de la Portman bien, pero tampoco es para tanto.

Fascinante cinta sobre una bailarina esquizofrénica, en una apabullante actuación de Natalie Portman, a la que como no den el Oscar, será para matar a alguién. La chica llega a golpearte en el alma con una actuación sublime, la de una bailarina a la que la presión acaba por pasarle factura de una manera terrible.

La cinta por su parte és fascinante, ya que después de un inicio que no engancha demasiado, consigue que a partir de la media hora la bailarina te hipnotize, ya que juega a engañar al espectador, ya que no sabemos si todo es una locura de su mente, o está pasando. Mención aparte, la actuación de la madre, una mujer controladora que hace la vida imposible a su hija (en algunas cosas, similar a Piper Laurie en Carrie). Todo ello aderezado por un delirio constante que nos lleva a un final apasionante. Además, la cinta es muy poderosa visualmente.

En fin, una cinta obligada para todo amante del buen cine, ya que pocas veces se ha visto a un personaje sufrir de esta manera, y vivir una soledad tan abrumadora. Aranofsky lo ha vuelto a hacer, después de "The Wrestler", ha vuelto a golpearnos en el fondo de nuestras entrañas.

Lo mejor: Natalie Portman, Natalie Portman y Natalie Portman.
Lo peor: Algunos momentos son demasiado delirantes.

Lo que pudo ser una película seria, inteligente, madura, cautivante, incluso para quienes desconocemos por completo el mundo del ballet, acabó como un pochoclo lleno de golpes de efectos baratos, lleno de guiños hollywoodenses cuyo grado de vulgaridad ya nos provocan náuseas. ¿Acaso estos yanquis quieren que terminemos odiando su cine y toda su cultura mainstream? ¿Por qué nos venden estos bodrios como si fueran obras de arte? Los guionistas y el director, en su intento por emular a David Lynch, demuestran una incompetencia bochornosa. La escena lésbica es absolutamente innecesaria y gratuita. La madre es un híbrido armado con retazos de otras madres, la de Carrie (Stephen King) o La Pianista (Elfriede Jelinek's, llevada al cine por Haneke).
Buenos actores, buena música, excelente producción y recursos técnicos, lo tenían todo y lo desperdiciaron. Quisieron captar los gustos más variados, y se quedaron sin nada. Alguna vez este director nos entusiasmó con “Réquiem por un sueño” (2000), más tarde empezó a trastabillar, y a partir de esta obra, no creo que debamos esperar gran cosa de él.

Ella, natalie, está. Cual Elsa Pataky. Porque ha venido. Extraterrestre.

Por supuesto, no baila.¡ Hasta ahí podríamos llegar! Ni siquiera pone el cuerpo. Sus brazos y piernas no son para el ballet. Sí la cara. Una cara plana como la palma de la mano, siempre con expresión semejante, como de estreñida. Su personaje es increíble: una bailarina que siempre está sufriendo; que no disfruta con su vocación [?], ni con su trabajo. Espero que por este papel no le de den un inmerecido oscar.

El guión, una locura impresionista. El propio director confiesa que no sabe de qué va la película. Que eso lo tiene que concluir cada espectador. Dan miedo esas historias de locos en las nunca te dicen si lo que ves es verdad, lo está imaginado el trastornado o el majara eres tú.

La música se basa en "El Lago de los Cisnes", de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, pero es de Clint Mansell, otra cosa.

la racionalidad brilla por su ausencia hasta el punto de que las profundas heridas no sangran hasta demasiado tiempo después. La sensualidad de secuencias pretendidamente sensuales es sencillamente inexistente: una parodia.

Vds se preguntarán ¿y como no se marchó de la sala? Les contesto: Vincent Cassel está que se sale y los últimos 20 minutos tienen un ritmo muy logrado que evita que te largues.

De modo que, nada de nada: simplemente correcta. Ni mejor película, ni mejor director, ni mejor actriz principal, ni mejor fotografía, ni mejor montaje.

Nada de nada. Lo cual explica el tremendo desembolso en publicidad.

Aunque correctamente, nada es lo que parece [2,5 sobre 5].

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El quicio de la mancebía [EQM]