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Muerte al atardecer

Western Después de que un pistolero le salvase la vida en un tiroteo, Alec Longmire decide cambiar de vida. Cabalga hasta la ciudad y encuentra trabajo como ayudante del sheriff. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un forastero llega a un pueblo, si camina como un gato ya sabemos que es un pistolero profesional. Alec Longmire, por tanto, es un pistolero (eso dicen los muchachos del pueblo).
Enseguida encuentra habitación en una pensión, trabajo de ayudante de sheriff y por último un rollete con la hija del sheriff. Me ha gustado porque me ha recordado a mí mismo en mis tiempos mozos.
Ahora haré un par de observaciones: Alec Longmire lleva dos pistolas, es diestro y así es que la de su izquierda la lleva con la culata por delante. Un detalle original de la película. En realidad en aquellos tiempos, en el viejo Oeste, la gente no iba armada con pistolas en las cananas, si llevaban revólver u otras armas, las llevaban escondidas en los bolsillos interiores del abrigo, pero nunca a la vista.
Buena fotografía. Le doy un punto más a la película por la pelea de Alec Longmire y por la figura del malvado Swann, el pistolero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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10 de julio de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta muy notable en la que, a través de la visión de dos niños que se pasan el día jugando a pistoleros y que aspiran a serlo de mayores, se analiza lo que es la vida de estos personajes y, sobre todo, sus posibilidades de reinserción en la sociedad.
Arranca el western con un enfrentamiento a tiro limpio en el que uno de estos sicarios que se siente "viejo por dentro", que desde hace tiempo sabe que "anda sin rumbo", hasta el punto que "ahora ni siquiera tengo ya madera de pistolero", poco antes de morir hace prometer a otro colega y amigo Longmire (Calhoum) que abandonará el oficio.
Y con esta idea llega este a Durango donde intentará cumplir la promesa, al menos situándose en el lado correcto de la ley. A ello le ayudará un viejo sheriff que lo toma como ayudante, ante las reticencias y el desprecio de su bella hija, Caroline (Hyer), que desconfía sabedora que "todos dicen siempre lo mismo".
Al fondo el cacique de costumbre con sus propios guardaespaldas que nada nuevo aportan, salvo el debate de la posible rehabilitación que creen imposible. Hay muchas clases de pistoleros, se defiende Longmire, "no todos son guisantes salidos de la misma vaina", "una persona puede usar su arma para robar un banco o para defender la ley", "los pistoleros son tan necesarios como las serpientes en el desierto" ...
Buen guión, excelentes diálogos con frases lapidarias como la que usamos en el título de la reseña o las que dejamos entrecomilladas. Escenas brillantes como el desgarro al mantel de hilo del bueno de Sam Bardwin,
Como de costumbre el pueblo mira y contempla el desarrollo del drama sin comprometerse. Canta y evoca los grandes duelos, incluso critica el empleo de la escopeta en defensa de la ley cuando, a su entender, deben solo hablar las pistolas. "Yo me arrastraría antes de usar una escopeta", dice uno de los jóvenes "pistoleritos".
Pero son estos mismos niños los que zanjan el debate de la reinserción: "Ya no necesitamos escopetas".
Lafuente Estefanía
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30 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de Arnold. He visto dos recientemente, y me han gustado mucho. No le tenía yo por un director de Western, pero tengo que cambiar esa opinión. Tiene buenas películas del Oeste.
Esta es una historia clásica, contada como se cuentan las cosas del oeste: despacio, paso a paso, con buenos y malos en estereotipos bien definidos que se ven abocados a tomar decisiones trascendentes basadas en la moral aprendida de chico. El honor, la amistad y la fidelidad a las decisiones tomadas.
No se necesita saber mucho de casi nada para tomar la decisión correcta. Y ayudar a quien te ha ayudado es una decisión correcta.
La redención también es un camino correcto. Y este es el principal motor de esta cinta, el cambio de forma de vivir que experimenta un pistolero al ver morir a un amigo a manos de otros 'macarras' más rápidos y violentos que él.
Rory Calhoun es el pistolero y Martha Hyer la chica de quien se enamora en la segunda oportunidad que le concede la vida.
ÁAD
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24 de abril de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"- Sheriff, ¿piensa enfrentarse a él en un justo duelo? Le matará sin oposición. Es el más rápido con el revólver. Ni siquiera le hace falta sacar el primero. No le hace falta.
-¿Sí, y qué debo hacer?
- Yo que Ud. cogería la escopeta y me subiría a la azotea y en cuanto lo viera por la calle le dispararía a las piernas.
- Eso está mal, no es juego limpio.
- No, pero seguiría vivo".

Buen western, pura serie B, de acuerdo, modesto en ambiciones, vale, pero recio y muy sobrio y serio.

Tiene como mayor virtud, que no la única, el excelente guión, obra de Martin Berkeley, que adapta la novela "Back Trail", de Lewis B. Patten, no por estar lleno de acontecimientos originales, sino por ser rico en buenos diálogos, frases muy bien escritas, que dejan sentencias arrolladoras sobre la vida, la muerte, el honor y la dualidad valentía/cobardía.

Jack Arnold, el director, que a mí siempre me había parecido más acertado en sus pequeñas obras maestras del cine fantástico/ciencia ficción que en el western, pero que ahora que he visto tres de ellos realizados por él veo que también dominaba sus genuinos elementos, dota de sencillez en la puesta en escena al argumento, pero también de dinamismo y fuerza dramática .

Es una peli que quizás no pasará a la historia del cine (ni siquiera fue estrenada en las salas comerciales españolas, según creo), pero gusta mucho al ser muy entretenida, muy amena, sin lastrarse el interés de la historia en ningún momento. Es más, el clímax va in-crescendo y hasta el final es honesto y muy realista. Además, posee una bonita fotografía en el maravilloso technicolor de la época y su banda sonora es meritoria.

Merece la pena y puede muy bien constituir su visión una agradable sorpresa.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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6 de septiembre de 2023
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Alec Longmire (Calhoun) es un pistolero errante que salva la vida a otro pistolero, y este, Longmire, se la salva a él. En el en el lecho de muerte, el viejo pistolero le aconseja que abandone las armas y que cambie de vida.

De resultas de este episodio Alec cabalga a Durango, ciudad cercana, y el Sheriff del lugar (Jagger) le ofrece el trabajo de ayudante, lo cual que acepta.

Una vez instalado conoce a la hija del Sheriff, la bonita actriz Martha Hyer. Pero está también el terrateniente y tirano del lugar (Robert Middleton), al cual debe enfrentarse. E igual a Swan, un pistolero.

Veamos, es un Western sencillo dirigido con más oficio que arte por Jack Arnold, aceptable guion de Berkeley (novela de L. B. Patten: “Back Trail”), una cinta que finalmente, por la calidez de sus intérpretes Roy Calhou, Martha Hyer o Dean Jagger, consigue mantener la atención sin excesiva violencia ni si sobresaltos, pero sí con la suficiente emoción.

Es curiosa la actitud de los niños del pueblo a favor del pistolero, e incluso la soñada esperanza de manejar armas en un futuro. A lo cual Alec no presta atención sino más bien les reprende por tener esos ideales.

Me ha gustado la música de Hans J. Salter con una deliciosa balada vaquera que inicia la cinta y la cierra, y una excelente fotografía de William E. Snyder, en un maravilloso Technicolor de aquellos entonces.

Buenas peleítas, como la que el protagonista mantiene con el gordón malo (Middleton); e incluso el duelo con sádico Swan, el pistolero de turno. Escenas llamativas como cuando Swan rasga con el cuchillo la mantelería buena de Sam Bardwin, que lo ha invitado a comer. O cuando le rompe la vajilla de los domingos, plan cruel.

La tensión va in crescendo, sencilla puesta en escena, narración con suficiente dinamismo y fuerza dramática, y un final es honroso.

En fin, cinta que se ve con agrado y que incluso tiene sus sorpresitas.
Kikivall
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