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Nadando por un sueño

Comedia. Drama En plena crisis de los cuarenta, un peculiar grupo de hombres decide formar el primer equipo nacional de natación sincronizada masculino. Desafiando estereotipos e ignorando la incomprensión de los que les rodean, se sumergen en una insólita aventura que les llevará a hacer frente a las dificultades y a sacar lo mejor de si mismos gracias a la ilusión y el trabajo en equipo.
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2020
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadando por un sueño posee rasgos estilísticos de lo que desde hace algún tiempo se ha dado en llamar como "cine proletario europeo". Será por eso que se la asocia constantemente con la inglesa The Full Monty (1997) que también se la encasilla en ese subgénero. Pues bien, en mi opinión, también estas películas me recuerdan a otro film francés hoy un poco olvidado que se llamaba Disco (2007) de director Fabien Onteniente.

Creo que los tres largometrajes tienen ese tono común de entretenimiento y humor de gusto popular no exento de drama y de comentario social. Tanto Le gran Bain (nombre original del film), Full monty como Disco tienen como protagonistas a un grupo de personajes de clase media o proletaria ya entrados en los 40 años que se lanzan a practicar distintas actividades en la búsqueda de objetivos de recompensa o superación personal. Las ideas de concurso, exhibición o competencia serán motivos ficcionales claves para elevarlos y poder llegar a alcanzar sus sueños o un mejor pasar.

En Full monty se trataba de unos obreros un tanto entrado en años que intentaban brindar un espectáculo con gracia de streaptease masculino para lucirse y conseguir dinero; en Disco hay un grupo de amigos que regresan varios años mas tarde a las pistas de baile en un concurso de Disco Music y danzar a lo Travolta con el objetivo de ganarse un viaje a Australia; finalmente, en Nadando por un sueño, la idea que los motiva es la de formar el primer equipo de natación sincronizado masculino para representar a Francia en eventos nacionales e internacionales.

Y claro, en un deporte típicamente femenino de corta o mediana edad, todo parece resultar grotesco de antemano para unos cuarentones con físicos poco agraciados. Sin embargo, a medida que nuestros protagonistas van superando o haciendo caso omiso a las burlas o estereotipos, la película nos va metiendo de a poco en el mundo del nado sincronizado por medio de un guión que va ofreciendo distintas viñetas de una actividad no muy conocida.

El googleo por internet durante una escena reveladora en donde uno de los personajes investiga y descubre la existencia real de varios equipos europeos que presentan planteles competitivos masculinos adultos, o bien la captación de la convivencia dentro de un natatorio municipal frente a un grupo de musculosos waterpolistas que en más de una ocasión humillan al resto dan una idea de una cámara atenta, de un registro que por momentos linda con lo documental.

No sería justo comentar esta película sin mencionar la descomunal actuación de Leila Bekhti una joven actriz que hace de lisiada y que en su silla de ruedas cumple el rol de entrenadora de los muchachos. Una exigente y simpatiquísima coach que lejos de despertar pena parece como una especie de serpiente a punto de atacar cuando se la provoca o el grupo abandona los entrenamientos. Un personaje si se quiere como salida de films como Reto al destino (1982) o el Robert De Niro de Hombres de Honor (2000) y sobre todo muy motivadora.

Disfruté mucho este film que, si bien fue exitoso en Europa, en la Argentina paso muy rápidamente por muy pocas salas. Si bien es cierto que su argumento se centra en historias de gente común y en sus lazos familiares, también incursiona en ese lado B del deporte. En la actividad y el entrenamiento competitiva en edades adultas y a nivel amateur. Temática que si el cine se lo propone seguramente tiene bastante para contar. En le Grand Bain eso se puede ver. Bienvenido sea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alesztejn
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12 de enero de 2019
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Gran Baño" ha sido el gran éxito de la taquilla francesa a finales del 2018. La verdad es que es un film que se deja ver con una sonrisa, aunque tampoco es que sea una comedia al cien por cien, ya que contiene momentos, situaciones algo dramáticas. Nos encontramos delante de la ópera prima, del primer largometraje, del también actor Gilles Lellouche (Cosas de la edad, C'est la vie!), que también hace las veces del autor del libreto. Vamos, que es el guionista. El reparto lo encabeza Matthieu Amalric (Los fantasmas de Ismael, Bella durmiente) y junto a él podemos a ver, entre otros, a Guillaume Canet (Pequeñas mentiras sin importancia, Perdido), Benoît Poelvoorde (El nuevo nuevo testamento, y que también está genial en la película dirigida por Dany Boon titulada Nada que declarar), Virginie Efira (Elle, Un hombre de altura) y Leïla Bekhti (Todo lo que brilla, El Rehén).
Haz lo que debas para sentirte mejor y pasa de lo demás, de los que digan que harás el ridículo y no lo conseguirás. Tal vez lograrás alguna sorpresa por el camino. Hay muchos que comparan este film de Lellouche con Full Monty, la llaman la Full Monty francesa, más que nada por lo de tener en el reparto a unos hombresque ya han superado los cuarenta, algunos han perdido la perspectiva de su futuro, otros se les ve algo deprimidos, y que, sin quererlo ni beberlo, se meten en algo que no está hecho para ellos. En aquella película dirigida por Peter Cattaneo era haciendo striptease y aquí nos encontramos con un grupo de tipejos, poco atléticos, metidos en la natación sincronizada. Bien es cierto que hay escenas rozando la vergüenza ajena, que no el ridículo (los actores se puede decir que se lo trabajan muy bien en todas las escenas), pero en líneas generales, la película es buena y disfrutable. Además, junto a la partitura compuesta por Jon Brion, han metido en la banda sonora algunas canciones muy buenas, en mi opinión, como son: Everybody wants to rule the world de Tears for Fears y Easy Lover de Phil Collins y Philip Bailey. Mi nota final es de 7/10.
josep
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13 de enero de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a mentir. Cuando me tocaron dos entradas gratis para ir al cine y tenía que decidir qué película ver esta no era ni la primera ni la segunda opción. Sin embargo, decidí darle una oportunidad porque a veces el mejor cine es aquel que sin grandes pretensiones, nos cuenta historias cotidianas que podrían ocurrirnos a cualquiera de nosotros.

Esa es la gran virtud de ‘’El gran baño’’ narrar una historia de personajes que rondan o superan los cuarenta años y que se encuentran a la deriva. Soledad, depresión, fracasos sentimentales o laborales, inadaptación a la sociedad, desesperanza, tedio y desilusión general. Todos estos personajes que son los particulares parias de su círculo social se verán reunidos en un club muy especial de natación sincronizada masculina(un deporte que siempre se ha asociado al ámbito femenino) y en ese particular espacio encontraran un oasis de felicidad y de unión, que les proporciona la oportunidad de poder superarse así mismos.

Porque no nos equivoquemos, el largometraje de Gilles Lellouche nos dice que no importa la edad, la clase social o los sueños truncados. Todos somos unos fracasados. En el fondo nadie está satisfecho con lo que le ha tocado. Cada uno de nosotros es alimentado a diario por pequeñas miserias cotidianas que nos hacen realmente infelices y nos obligan a compararnos constantemente con el resto y sentirnos infravalorados. Y es justo aquí donde surge esa forma geométrica condenada a no encajar pero que consigue abrirse paso a través de los obstáculos. Este grupo de hombres cuya condición física y social no es la ideal intentara demostrarse así mismos y a los demás que un simple pasatiempo puede representar una última oportunidad para rozar el éxito y alcanzar el reconocimiento general.

No obstante, ni siquiera eso es realmente importante en la cinta. El equipo de natación sincronizada masculina que es liderado por una ex alcohólica y una paralitica con muy mal humor nos mostrara que lo realmente importante es dar lo mejor de ti en cada cosa que haces e ignorar lo que opine el resto. Porque la verdadera felicidad surge de la superación personal y de la pasión que usas para vivir.

Uno de los grandes aciertos de la cinta es rozar los límites de la comedia y el drama, haciendo que situaciones dramáticas nos resulten cómicas y viceversa. Amparada por el gran trabajo de actores como Philippe Katerine, Guillaume Canet, Mathieu Almaric o Virginie Efira la cinta alcanza un clímax perfecto y consigue un resultado muy digno.
Nadja
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2 de junio de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando hace falta ver una película como esta, que va directa al grupo de las denominadas feel good movies, esas que nos hacen sentir bien durante su visionado. Aquí una panda de perdedores / fracasados entrañables son capaces de superar sus desgracias y problemas gracias a un nuevo hobby, como es el caso de la natación sincronizada. Y es que los problemas, lo son menos, cuando se está en grupo.

Su responsable máximo, por dirigir y elaborar el guión, es el francés Gilles Lellouche que sigue al dedillo el esquema impuesto por la estupenda ‘Full Monty’. Cabe destacar al siempre acertado Mathieu Amalric en el reparto como eje central de la historia y como la evolución de su personaje coincide con la mejoría que tienen como equipo.

Es cierto que se la puede achacar algún defecto, como es el hecho de dejar a un par de miembros del equipo, en una película coral, fuera del protagonismo e introducir a otro par superada la hora de metraje.

Por lo demás, ‘El Gran baño’ está repleta de buenos momentos, una banda sonora pegadiza y un humor sano y saludable que hará las delicias del espectador agradecido.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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3 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Basada en hechos reales", aterradora premisa que siempre me hace temblar en la butaca, pero gracias a un guión inteligente y una firme dirección de Gilles Lellouche en su segunda entrega como realizador, El gran baño superó mis expectativas y me deparó un par de horas placenteras. Narra la historia de una serie de hombres ya maduros que, por diferentes motivos, están hechos polvo, aquejados de diversos problemas psicológicos, y necesitados como un náufrago de aferrarse a la vida. La solución, inverosímil pero cierta, será formar un equipo de natación sincronizada masculina. Lo que al principio provoca más risas que otra cosa, poco a poco irá devolviendo la confianza y la seguridad en sí mismos a una serie de individuos maltratados por las circunstancias y los giros de la existencia. Con pinta de cuento de hadas, la película va discurriendo entre escenas dramáticas y algún consuelo en forma de situaciones (levemente) cómicas. La unión hace la fuerza, que decían antes, y ése es el leitmotif de la película, que se va entonando a medida que avanza. Los personajes están bien descritos con breves pinceladas (pero ¿alguien me podría decir por qué apenas sabemos nada del negro?), que los actores defienden a capa y espada, en especial Amalric y Poelvoorde, sin olvidar a Anglade y a una chica que descuella en un papel en principio ingrato, Leila Bekhti. Con esos mimbres, y una banda sonora bien montada con temas conocidos y otros no tanto, Le grand bain constituye otro hito más del cine galo, que ya lleva unos cuantos años deparándonos gratas sorpresas cada temporada. Que siga así.
Eduardo
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