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Sweet Home

Terror. Intriga Un grupo de jóvenes reporteros se dirigen hacia una mansión abandonada en el medio del bosque, con la intención de hacer un reportaje acerca de unos antiguos cuadros pintados por el difunto Mamiya Ichiro. La casa está aparentemente abandonada. Sin embargo, una vez que entren, el fantasma de Mamiya les impedirá el escape... (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
11 de abril de 2011
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las leyendas de maldiciones fantasmales han formado parte de la cultura japonesa desde el período Tokugawa, una tradición que se ha visto reflejada de algún modo en su forma de concebir el terror, ese sentimiento primigenio de manifestaciones diversas.

Sweet Home es un buen ejemplo de creación en la que se manifiesta, planteada como una simbiosis con cierto videojuego para Famicom System que Capcom desarrolló de forma simultánea para ser publicados a la vez el 15 de diciembre de 1989. Ni la película ni el juego tuvieron repercusión alguna, hasta tal punto que no vieron la luz fuera de tierras niponas y el mayor vínculo que han tenido para no caer en el olvido absoluto es el de haber servido de inspiración a la franquicia Resident Evil.

Kurosawa comenzaba con esta obra sus andadas en el J-horror, sirviéndose de una ya por entonces manida temática de las casas encantadas, pero con cierta dosis de buenas intenciones y personalidad nipona. Él mismo reconoció su admiración por Tobe Hooper, y no podremos negar las evidentes reminiscencias que existen de su famosa "Poltergeist".

La historia nos introduce en la piel de un grupo de reporteros que planea realizar un documental acerca de los frescos olvidados hace treinta años en la mansión Mamiya, pintados por el difunto padre de familia en sus últimos años de vida. La premisa es tan simple como el suave inicio con toques de humor que posee, pero a medida que vayan descubriendo las oscuras entrañas que ocultan los misteriosos murales, la atmósfera se irá tornando cada vez más tensa y espeluznante.

Los efectos especiales sorprenden por estar muy bien realizados y mantener el tipo hasta nuestros días, además de contar con unas correctas actuaciones. La banda sonora está compuesta por Masaya Matsuura (integrante del grupo de j-pop/rock progresivo Psy•S), en la que emplea varias piezas a modo de leitmotiv haciendo uso de sintetizadores y experimentales recursos electrónicos que le dan un toque personal a la película.

Los elementos de terror e intriga y el buen ritmo con el que se desarrollan los acontecimientos, hacen que sea una cinta muy recomendable en el género a pesar de ser una rareza. Es una lástima que sea tan difícil de encontrar y que la única forma de entenderla sea a través de subtítulos de fan-traducciones. Estaría bien que la rescatasen en algún formato doméstico actual con una restauración adecuada de imagen y sonido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MrX Horror
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1 de octubre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maldiciones sin origen, espíritus que acechan desde cada esquina, sangre que brota de las paredes, luces por debajo de las puertas, los cimientos tiemblan y horribles gritos emergen de las paredes.
Bienvenidos a la más divertida peor pesadilla que jamás pudiérais haber soñado.

La mansión encantada, uno de los elementos por excelencia de las leyendas de terror, cuya incursión en la literatura y el cine ya se da desde tiempos inmemoriales, elemento que nuevamente tomará protagonismo en esta clásica historia de fantasmas, ignorada por casi todo el mundo, conocida sólo por los fans de Kiyoshi Kurosawa al igual que por los amantes de los clásicos juegos RPG de horror. "Sweet Home" es realmente un curioso proyecto de 1.988 que, como decía antes, permanece desconocido para la gran mayoría, pero no por ello resulta menos interesante.
El actor reciclado en director Juzo Itami, uno de los rostros más conocidos del cine nipón y responsable de brillantes obras como "Tampopo" o "Minbo", se lanzó a financiar a través de su productora el guión de un Kiyoshi Kurosawa de treinta años con el que ya había participado en la extraña comedia "The Excitement of the Do-Re-Mi-Fa Girl", un guión para una película de terror y fantasía que derivaría en un trabajo paralelo. El desarrollador de juegos arcade Tokuro Fujiwara, creador de "Ghosts 'n' Goblins", se puso al frente de un nuevo RPG llevado a cabo por CAPCOM, cuya base sería el guión de Kurosawa (si bien la historia tomaba su propio camino).

De hecho, éste e Itami sirvieron como supervisor y productor del videojuego, respectivamente. El objetivo era lanzarlo al mismo tiempo que el film, aunque, llegado el momento, ambos proyectos sufrieron distinta suerte: el juego fue un éxito, y por sus elementos y dinámica acabó convirtiéndose en toda una revolución para los RPG (siendo de gran inspiración para el celebérrimo "Resident Evil"); la película, en cambio, pasó desapercibida. Su historia da comienzo cuando un equipo de reporteros de televisión, comandados por el simpático, torpe y poco resolutivo Kazuo, tiene decidido aventurarse en la mansión abandonada del artista Ichiro Mamiya, con la intención de rodar un documental sobre las numerosas pinturas que aún se conservan en el interior del caserón.
Los rumores sobre la conocida maldición que pesa en el lugar no tiene cabida entre los miembros del grupo, sin embargo, nada más llegar éstos allí, sucesos extraños comienzan a darse. Así es, una presencia amenazadora se encuentra en la mansión, y es la de la esposa de Ichiro Mamiya, cuyo espíritu vive atormentado por la muerte de su hijo, que cayó accidentalmente en los hornos y quedó incinerado; los reporteros no tuvieron culpa de ello, claro, pero van a convertirse en víctimas por haber profanado la morada.

Kazuo, la valiente productora Akiko y Yamamura, el extraño dueño de una gasolinera (que, casualmente, sabe mucho sobre la maldición) deberán combatir a Lady Mamiya y rescatar de sus garras a la pesada y empalagosa hija del primero, Emi, antes de que sea asesinada por el espíritu. Sí, de acuerdo, tampoco es que estemos ante una gran sorpresa, pero tampoco ante un mal pasatiempo; "Sweet Home" es, simple y llanamente, una película de fantasmas a la antigua usanza que exuda magia y por los cuatro costados; terror, fantasía, aventuras, "gore" y una pizca de comedia se entremezclan con ese elemento mítico que ya hemos nombrado antes, la mansión embrujada.
Puro horror ochentero del más auténtico y entretenido, donde Kurosawa da por primera vez muestras de su pasión por las leyendas ancestrales de terror, por el mundo de los espíritus y las maldiciones, cosa que primaría a lo largo de su carrera cinematográfica. La trama (que volveríamos a ver en la segunda entrega de "Ju-on") resulta ser un cruce entre "La Mansión Encantada" y "Al Final de la Escalera" con la mirada puesta en la surrealista joya de Nobuhiko Obayashi "House", de la que inevitablemente se influencia, aunque más que heredar sus eclécticos y originales desvaríos "pulp", "Sweet Home" prefiere mantener los más explotados clichés del género.

Pero lo más importante es su capacidad para introducir al espectador en un gran espectáculo de luces y sombras, de espíritus enfurecidos, de demonios y posesiones que plantea desde los créditos iniciales. El director lo logra a las mil maravillas, y sin dar un respiro al espectador, rindiendo tributo a Mario Bava, Carpenter y Hooper ("La Máscara del Demonio", "El Príncipe de las Tinieblas" y "Poltergeist" le influenciaron como cineasta), aunque por su estética visual y su gusto por la violencia, "Sweet Home" recuerda más al cine de Argento, Fulci o Lamberto Bava.
Actores decentes para unos personajes superficiales, bastante estereotipados y de sobra conocidos, donde destacan los veteranos Shingo Yamashiro y Nobuko Miyamoto, esposa de Juzo Itami, quien también se casca una descacharrante actuación como el dueño de la gasolinera (se luce a gusto en la escena de la canción). El apartado técnico es lo más destacado, pues la película resulta increíble en ese aspecto, esos efectos especiales tan caseros, tan de los '80, tan fantásticos, sin las zarandajas de lo digital, que ayudan a crear la atmósfera perfecta equilibrando terror y fantasía, acompañados por la estridente y genial banda sonora de Masaya Matsuura.

Perturbadoramente divertida, enérgica y violenta de un modo entrañable y delicioso, a pesar de su conocido argumento y sus previsibles vueltas de tuerca.
En resumen, una fantástica rareza del género y de la década que vale la pena descubrir, y absolutamente recomendable para los cazadores de tesoros, sobre todo para aquellos que sepan observar el terror japonés más allá de las archiconocidas y contemporáneas sagas de fantasmas de "The Ring" y "Ju-on".
Chris Jiménez
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