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El exorcista del papa

Terror En 1987, Gabriele, exorcista jefe en la diócesis de Roma, es enviado por encargo directo del Papa a la abadía de San Sebastián, en España, ya que, según el Santo Padre, ese lugar alberga un mal oscuro muy poderoso que lleva vigente desde la Santa Inquisición. Basada en la vida de Gabriele Amorth.
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2023
106 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos asuntos fascinan mas a la humanidad desde los inicios de su existencia que procurar dar respuesta a lo inexplicable, lo intangible, lo invisible. Temas abisales, de los cuáles pocos son mas inabarcables y seductores que la naturaleza del mal. De la concepción cristiana de la maldad deriva la tradición cinematográfica del título que nos ocupa en la presente entrada, para el que la Semana Santa es el momento propicio para su estreno. Russell Crowe es la cabeza de cartel y principal reclamo de El Exorcista del papa, versión libre de los archivos documentados del antiguo exorcista del Vaticano, el ya fallecido Gabriele Amorth, dirigida por un Julius Avery que ya se probó en las coordenadas del terror con Overlord (recordemos, nazis zombis). Una película tan inquietante como honesta y modesta, que busca divulgar sobre su figura nuclear desde el respeto a las fuentes pero también abriendo la puerta, si el apoyo económico lo permite, a engendrar una franquicia. Una historia con personaje carismático y con riqueza mitológica de profusión informativa seductora, pero un exponente que poco aporta a la conversación del cine de posesiones y espíritus rebeldes.

La primera sorpresa de este largometraje es presentarnos a un Russell Crowe en un registro muy diferente al de las películas que le dieron a conocer, y precisamente por ello supone el mayor atractivo de la cinta de Avery, saboreando cada segundo de su presencia en pantalla desde la divertida secuencia que hace las veces de prólogo. Un héroe carismático y heterodoxo, que responde a su deber pero construye su propio camino con conocimiento, irreverencia y cinismo. Una presencia que impone pese a exhibir puntualmente su fragilidad, que se toma su trabajo en serio sobre la base de vivir su vida permitiendo que las bromas afloren constantemente. Crowe marca los matices de su interpretación desde la fisicidad, añadiendo como rasgo de carácter cómico su dicción hablando italiano. Una faceta cómica que representa uno de los mayores aciertos de una película que sabe no tomarse en serio a sí misma por encima de sus posibilidades. Viene respaldada por un gran estudio, pero su espíritu encierra un tono de serie B adecuado para las condiciones genéricas de la propuesta. Una aproximación al imaginario satánico y a los entresijos de la batalla eclesiástica contra el maligno que no se encuentra lejos al aura de homenaje de 30 monedas.

La trayectoria profesional de Amorth fue longeva, y la película tenía la fortuna de poder inspirarse en una extensa documentación. El exorcista del papa abunda en exposición oral (más aun si consideramos sus ajustados 90 minutos), y es en esas secuencias de flashback y descripción, que construyen diégesis a la vez que presentan los traumas de Amorth o cuestionan algunas sombras o tragedias ocultadas por la institución cristiana, es donde el filme vuela con mas convicción. La indagación en la figura del exorcista como psicólogo por inercia, así como su detenimiento en la herencia histórica de ángeles caídos y sus resonancias en la abadía en la que se enclaustra la acción, son rasgos cosmológicos que dan enjundia al conjunto. Lástima que no dejen de ser pausas mal integradas en el argumento y que sólo pueden ser introducidas, quedando desaprovechadas en el plano visual.

Su rigor documental la acercan al biopic, pero El exorcista del papa está obligada a ser una película de terror, entroncada en la vertiente popularizada en la última década por James Wan y producciones derivadas y que siempre cuenta con William Friedkin como vara de medir, o con Scott Derrickson como espejo en el que reflejarse. Como filme de posesiones, demonios intangibles y sustos en casas encerradas, el trabajo de Julius Avery es decepcionante. Ni su diseño conceptual es novedoso, ni su planificación es creativa ni vigorosa. La sucesión de momentos catárticos es sumamente rutinaria, y la familia americana víctima del caso deviene un mero resorte para el conflicto entre demonio y exorcista, resultando en unos personajes muy superficiales. El propio caso de posesión castellana se trata así como un mero interludio para perfilar la naturaleza e intenciones de la amenaza real, a la que se confronta en un clímax apresurado al que se llega tras un desarrollo que siempre hace las veces de presentación. Tanto como drama biográfico exorcista que como película de terror con sustos, facetas ambas desarrolladas en paralelo, resulta un planteado con detalle y concluido con premura.

Los resultados del departamento de dirección artística son igualmente modestos, y el trabajo de iluminación del director de fotografía no es capaz de restarle a la imagen un acabado plano y artificial. Es inclemente ser estrictos con ella, ya que no busca mayores ambiciones, pero la realización del filme no es capaz de dejar imagen alguna para el recuerdo, en uno de esos ejemplos de desplazamientos de cámara sin ninguna intención mas allá de aparentar dinamismo. Algunos lectores de mis textos sabrán de mi interés por la identidad cultural de las películas, y la amalgama nacional de la presente es especialmente frustrante. Que en 2023 aun haya títulos que sitúen su acción en paisajes cuya orografía y vegetación hace evidente que no se encuentran en el país que nos indica la ficción, y que intente a intérpretes hacer pasar por nacionalidades que evidentemente no son las suyas cuando esta tiene una importancia capital en la trama, es tan ridículo que frustra y enternece por igual.

El exorcista del papa supondrá un visionado satisfactorio para los fanáticos del terror, y supone una buena ocasión para descubrir e iniciarse en la jugosa vida de Gabriele Amorth. Por lo demás, nos encontramos ante una producción con muy poco que destacar.
Néstor Juez
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5 de abril de 2023
78 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, dirigida por el australiano Julius Avery, quiere mostrar el inicio del padre Gabriele Amorth, interpretado por un maduro y espléndido Russell Crowe, como exorcista en el Vaticano. Amorth ejerció su labor hasta su muerte a los 91 años en 2016.

Fue ordenado sacerdote católico en 1954 y se convirtió en exorcista oficial en junio de 1986, cuando empieza la cinta. Amorth es autor de numerosos libros sobre la temática específica del exorcismo. No cuentan como documentos oficiales de la Iglesia Católica, sino que son anotaciones personales de su oficio como tal. Los escritos usan relatos de testigos oculares y su experiencia personal. Realizó más de cien mil exorcismos a lo largo de su vida.

Aunque, obviamente, el largometraje cambia datos históricos e incluso puede exagerar las reacciones demoníacas con buenos efectos especiales, está basado en hechos reales. Aquí se centra la curiosidad del film. No sólo es una propuesta de exorcismos y terror religioso, sino que quiere mostrar que el mayor logro de Satanás es hacer creer a la gente que ya no existe; hecho claramente destacable después del Concilio Vaticano II, tal y como se muestra en algunas conversaciones, breves pero interesantes, de Amorth con los Cardenales.

El Padre Gabriele trabaja en equipo con el cura del pueblo, papel muy bien interpretado por Daniel Zovatto. Destaca la lucha personal de cada uno de los sacerdotes por la redención de sus propias culpas. El demonio les tienta con la visión de sus pecados para que caigan en la desesperación en contra de la misericordia de Dios. El otro gran foco es el poder de la oración, la perseverancia y el papel de la Virgen María como intercesora.

Puede quedarse como una simple apuesta de de terror, o puede verse desde el lado de la fe como una afirmación de la existencia del mal en el mundo y lo que hace la Iglesia para protegerse del maligno. No sales indiferente al verla. El director nos quiere interpelar ante la realidad del momento.

Como datos curiosos: increíble Crowe con sotana en vespa por la maravillosa Roma; y una Castilla excesivamente frondosa y con mar.

www.contraste.info
Revista Contraste
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9 de abril de 2023
54 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo un insulto al padre Gabriel Amorth, al film "El exorcista" y al cine en general.
No sé si los guionistas se han leído algo sobre el padre Amorth, pero desde luego ni se han molestado en documentarse sobre Castilla. Russell Crowe debe estar en oferta, porque es increíble aceptar el papel con semejante guión. Una mala broma, eso sí con momentos de gracia. El cura se hace Vaticano-Segovia en vespa con sotana ida y vuelta en un ratillo como el que va a por pipas. Poseídos con voz de Darth Vader y ambientaciones sacadas de Elden Ring.
Si quieres verla, no vayas con expectativas, tómalo para pasar un ratillo de risas, es vergonzosa.
Documentalover
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11 de abril de 2023
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada mas empezar la película nos presenta la Segovia mas frondosa que se ha visto nunca…A partir de ahí no mejora.
Un argumento que no te atrapa, unos efectos especiales que sobran y que la convierten por momentos en una scary movie de serie B. Para rematar con unas actuaciones bastante flojas, salvando a Russell Crowe que hace todo lo que puede para que esta película no tenga un 1 de nota.
Bercal
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5 de abril de 2023
35 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante otro film que utiliza los exorcismos como leitmotiv. ¿Positivo o negativo? La respuesta la tendrá que dar cada espectador después de ver una cinta muy entretenida aunque con pocas novedades. Como es normal, cada director da su toque personal a un subgénero que parece ya bastante agotado. Solo queda introducir algunas variantes para así desmarcarse de algo que es bastante lineal.

Julius Avery (Overlord) huye, acertadamente, de planteamientos metafísicos para centrarse en lo que verdaderamente es un exorcismo. Esto la acaba convirtiendo casi en una película de acción, con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva. Entre lo positivo, un ritmo trepidante que cuenta con una sucesión de imágenes magníficamente rodadas que hacen que se nos pase volando. A esto ayuda su justo metraje y unas interpretaciones de altura. No nos olvidamos del terror, que lo hay. Sucede, que lo elementos que lo derivan a nuestro género favorito, están algo manidos de tanto verlos en innumerables films de posesiones demoniacas.

El padre Gabriele Amorth ostenta el cargo de jefe exorcista del Vaticano. Le toca investigar la posesión de Henry, un niño con el trauma de haber perdido a su padre en un accidente, tras el cual dejó de hablar. Este caso es el más complicado dentro de la extensa carrera del padre Amorth, tanto que acaba descubriendo una antigua conspiración que los jefes eclesiásticos han intentado mantener oculta.

Múltiples nombres tiene el Diablo, pero todos ellos se refieren a una entidad malvada que busca la perdición del Hombre. Hoy en día podríamos introducir de nuevos aunque se alejaran algo de los archiconocidos Satanás, Lucifer o Belcebub, por ejemplo. En los tiempos que corren tendrían nombres más terrenales, alejándose de la mitología pero con los mismos fines. No voy a nombrar a ninguno por si acaso, pero supongo que ya sabéis por donde voy.

El guion está muy bien estructurado. Une al ya comentado ritmo, una sucesión de escenas que impresionan por lo bien rodadas que están. En su contra, algunos elementos que, suponemos que están utilizados para hacerla más entretenida, chirrían bastante con algún que otro salto que nos puede parecer incomprensible. Hay que tener en cuenta que el padre Gabriele fue una persona real, con lo que se cuenta con abundante información acerca de sus innumerables exorcismos.

Vamos con el reparto. Lo encabeza un primer espada como Russell Crowe (Gladiator, The Mummy) en el papel de padre Gabriele. Es chocante y a la vez agradable, escucharle hablar italiano. Solvente en su papel al cien por cien. Le sigue como compañero de fatigas exorcistas Daniel Zovatto, en principio en una interpretación bastante inocua pero que va creciendo conforme avanza la cinta. Destacar también a Peter DeSouza-Feighoney como Henry. Desarrolla perfectamente un personaje al que le toca bailar con la más fea. Destacar también la aparición de un mito del cine, Franco Nero (John Wick: Chapter 2) dando vida al Papa. Acabamos con Ales Essoe (Doctor Sleep) y Laurel Marsden en unos papeles femeninos muy interesantes.

Vamos acabando ya. El Exorcista del Papa es una película que hará las delicias de todo aquel al que le fascinen los films de exorcismos. En este aspecto destaca sobremanera. A los poco habituados o poco complacientes con cintas de estas características decirles que le den una oportunidad. Sin duda pasarán un buen rato.

https://www.terrorweekend.com/2023/04/el-exorcista-del-papa-review.html
TerrorWeekend
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