Este colectivo se atreve con tema un tanto trillado ya en la gran pantalla, pero que abarcan de una forma bastante diferente en distintos ámbitos. En primer lugar, algo que se hace notorio desde los primeros minutos de metraje es que toda la serie está grabada en plano secuencia. Y durante la misma demostraran una destreza y una versatilidad en el uso de este recurso técnico que pocas veces se han visto en series.

Por otro lado, algo que hace que esta obra destaque es que los capítulos son independientes, dentro del universo del colapso los ocho cuentan historias distintas. Distintas situaciones, personajes de diferentes clases sociales y días distintos. Y esto lo hace contextualizando muy poco acerca de a qué se debe el colapso, a quienes afecta, donde afecta, en general, que es lo que ocurre. Este concepto me resulta genial, ya que, en otras cintas del estilo, es común que el ritmo caiga a la hora de explicar y detallar la situación, queriendo no dejar cabos sueltos. Pero "L'Effondrement" es el ejemplo perfecto para demostrar que no siempre es necesario que todo quede muy atado, lo importante es saber qué es lo que se quiero contar y conseguir llevarlo a la pantalla.

Y esta serie se nota que está muy medida, se nota que se ha pensado mucho a la hora de escribirla. En los ocho episodios conoces a distintos personajes, y prácticamente en el mismo episodio nos despediremos de todos. Aparentemente no sabremos más de ellos, pero de muchos conoceremos algo más con pequeñas reapariciones esporádicas. El último episodio es el único con el vivimos un salto temporal hacia atrás. En este último episodio, conoceremos más acerca de a qué se debe todo el colapso y en qué situación se encuentra el planeta. Pero como digo todo quedara siempre muy en el aire.

La denuncia social no deja de estar intrínseca en todos los minutos de serie, con un importante retrato de la sociedad egoísta que a su vez funciona en masa. Y me encanta, ya que no llega a sobrepasar esa lectura ficticia que se suele ver en otras obras del estilo, si no que se queda en lo humano. En todo momento sueles adentrarte mucho en la trama y no te atreverías a decir, en ningún caso, "eso no pasaría así". También destacaría la imagen de una prensa sensacionalista que omite o engrandece discursos a su merced, y que no busca más que ganar audiencia.

Volviendo al plano secuencia, bajo mi opinión es una de los aspectos más destacables de la serie y por lo que prácticamente me atreví a verla. Este recurso técnico es complejo y tiene sus más y sus menos. En este caso funciona muy bien, por lo menos queda justificado su uso. En otros casos, por querer dar un espectáculo de alardes técnicos nos hemos comido piezas donde esos planos secuencia no tenían sentido que estuviesen ahí. No creo que pase lo mismo en "L'Effondrement", es más muchos no creo que se hayan percatado de esto hasta minutos después del inicio. Pero eso si, como digo el plano secuencia es peligroso. Y aun sabiendo manejar a la perfección los planos, los movimientos de cámara y conseguir crear perfectas coreografías dentro de una misma escena. El problema de esta en lo que el plano secuencia obliga al guion.

La realidad es que, que no existan saltos temporales obliga a sintetizar mucho la acción, y esto a nivel de guion está muy bien trabajo en esta serie. Ya que todos los capítulos cuentas hechos muy condensados, en los que ocurren muchas cosas. Encuentro más inconvenientes dentro de los propios capítulos, cuando los problemas y las acciones vienen muy de seguido para que la cámara no se pare en ningún momento. Forzando conversaciones un tanto artificiales y acelerando en exceso los tiempos. En general, saben trabajarlo muy bien; en cuanto un personaje se pausa te llevan con otro, o incluso, se dan los casos de planos con dos escenarios en los que una acción se para mientras que detrás está ocurriendo algo relevante. Aun así, por momentos llega a crear una atmósfera parecida a la de un videojuego que te estás pasando demasiado rápido, por el hecho de forzar demasiado las actos o encuentros.

Una serie interesante de ver por como relata, algo que está a la orden del día, tanto en narración como en aspecto técnico. Una apuesta arriesgada que me parece que funciona muy bien, y en la que en el momento en el que te adentras te atrapa.

Enfrentarse a un tema tan peliagudo como al que se enfrenta "American History X" no es nada fácil. Un riesgo con él que es difícil trabajar, pero con él que Tony Kaye consiguió hacer una magnífica obra. En esta nos ponemos en la piel de un líder de un grupo de skinhead, en manos de un asombroso Edward Norton. Aquí encontramos el primer detalle que me gusta mucho de este film. Y es que nuestro protagonista forma parte de la élite de uno de estos grupos, un alto cargo, nada de alguien mediocre o un nuevo integrante inexperto, al cual se le podría atribuir un papel de víctima.

Una apuesta segura que no hubiese funcionado de la misma forma, y sería similar a otras películas del estilo. Que caen en mostrar a los protagonistas como inseguros borregos, que entran en estos grupos como vía de escape y que son guiados por personajes como el que encarna Edward Norton. Esta pieza no utiliza ese tono victimista, es más no llegaremos a conocer a la perfección como fue el ingreso de Derek en ese mundo, solo conseguiremos retroceder hacia el pasado a través de la redacción que escribe su hermano, y que en pantalla diferenciaremos por el conocido blanco y negro.

Este blanco y negro me recuerda mucho al de una película de unos años antes, "Le haine". Una cinta francesa, estrenada en 1995, que cuenta la historia de unos chicos de suburbio de distinta raza, familia y situación, que no llegan a entenderse a la perfección en ningún momento. Pero a los que los abusos y la brutalidad de sus calles les hace nacer una rabia que los empodera y los une. Aparentemente diríamos que cuentan historias distintas ya que, en esta película, este grupo de jóvenes están más unidos a la lucha antifascista o anarquista, nada que ver con los neonazis. Pero rescatando la profundidad de ambos metrajes podemos ver que si tienen especial relación. Además de ese blanco y negro, al cual se le podría atribuir una simbología parecida en las dos obras, ambas son películas con mucho discurso. De ellas se pueden coleccionar infinidad de escenas, frases o momento, con infinidad de lecturas fuera del film.

Otro punto que hace que la obra de Tony Kaye se eleve frente a otras es como justifica la entrada de Derek en el mundo supremacista, ya que en un principio te engaña haciendo te ver que se debe a lo que le ocurrió su padre. Pero al momento da un giro, con la escena en la que padre e hijo hablan sobre el libro que le han mandado leer en la escuela. Y el padre le da a su hijo un discurso muy parecido al que más tarde le dará Cameron (el gurú de los neonazis) al hermano pequeño. Ese detalle me resulta perfecto, ya que no cae en justificar su actitud con hecho en específico que traumatizo al protagonista, si no en mala educación en valores y en no saber entender la realidad. Además, ese punto es destacable gracias al pequeño engaño al que nos somete por momento, haciendo que sea no sea un detalle insignificante.

Volviendo al personaje de Cameron, el que título como el gurú de los neonazis, para mí no se me hace muy convincente. Debido a que cae en lo que decía antes que no me gusta ver, un personaje muy antagonista e inhumano, que vemos desde un segundo plano y el cual aparentemente es culpable de todo. Asimismo, me chirría mucho que este personaje acompañe a los chicos a las fiestas o la cancha de baloncesto, tal vez sean detalles sin importancia, pero a mí no me suenan bien.

Los demás personajes me resultan geniales, desde la pareja del protagonista, hasta el amante de la madre, son personajes interesantes que aportan mucho a la historia. Donde encuentro más inconvenientes es en la evolución de nuestro protagonista. Conocemos su pasado con la redacción que escribe su hermano, y también su paso por la cárcel. Donde sufrirá un cambio, para mi gusto un tanto simplista, y que tira por la borda lo que se estaba construyendo. *Más detallado en el spoiler*

Esta puede ser considerada como una cinta que aborda una historia un tanto absurda, aparentemente dice bastante poco. Pero lo interesante de esta es que se adentra dentro del mundo de lo cotidiano, consigue sacar de lo que podría ser una estúpida anécdota, que ni merecería la pena contar en una Nochebuena, una constante tensión y unos momentos bastante inquietantes. Y todo a través de abordar algo que más o menos no ha ocurrido a todos, y que enfatiza bastante bien. Contarle a tu pareja algo que para ti en ese momento se esta convirtiendo una pesadilla, y que para él, en ese momento es insignificante; o no saber como explicar que algo no te da ninguna buena espina, pero tampoco tienes ninguna evidencia de que se trate de algo malo.

Como digo lo interesante de esta pieza es lo inquietante e intrigante, no es un thriller, como esta clasificada; ni mucho menos terror, he llegado a leerlo. No hay muchas incógnitas, ni cosas que resolver, y en ningún caso se llega a pasar miedo. Es un suceso común cargado de detalles que hacen que la balanza de la tensión se eleve conforme pasen los minutos. Los personajes no me convencen nada, bastante planos, y con comportamientos incoherentes, pero son pequeños matices los que hace que ganen un poco. Por ejemplo, me gusta la tensión que genera el inquietante silbido, muy poco melódico, del fontanero; o los gestos forzados, para evitar mantener contacto visual, de nuestra protagonista. Esto y que todo la obra mantenga unos pequeños guiños al supuesto estudio antropológico en el que trabaja nuestra protagonista, es lo único que hace que compre algo de la película.

Por lo demás, se queda muy por debajo de lo que podría ser, me gusta eso de que aborde una situación vulgar y cotidiana, a la que pocos se enfrentarían como para crear tensión, pero no llega a conseguir mucho. Comparándola mínimamente con otra cinta, de década en común, "Duel", o "El diablo sobre ruedas" en España, también entra en el mundo de las situaciones de la gente de a pie, pero esta si nos pone los pelos de punta en infinidad de momentos y no deja que nos levantemos de la butaca. Eso si, es concisa, no se alarga demasiado, con 76 minutos tienes más que suficiente, para entender de que va la cosa.

En un futuro distópico abordado por lo fashion y lo superficial, es donde sitúa Álex de la Iglesia en su primer largometraje. Al más puro estilo de ciencia ficción, esta pieza nos hace acompañar a un grupo terrorista dedicado a acabar con los ricos y guapos, con una cierta similitud al movimiento punk. El director primerizo se atreve con un metraje, algo paródico de la ciencia ficción, con ese estilo artesanal tan característico, que roza lo gore y lo trash.

En si "Acción mutante" pretende ser una obra de denuncia, atacando a un sistema de marcas y caras bonitas, controlado por la élite y muy aceptado por un pueblo conformista, que solo se mueve por las porras de la policía. Una denuncia muy atemporal... Pero no solo se queda ahí, el hecho de que Acción mutante, sea un grupo terrorista, tiene mucho que ver con la situación del momento en España, con ETA.

Constantes referencias a la lectura de los medios sobre el grupo, como actuaban las autoridades contra ellos o las traiciones de dentro del mismo, es lo que me hace pensar que De la Iglesia en todo momento pensaba en el terrorismo vasco a la hora de escribir este film. Y aunque ese interés por la critica es lo que más me gusta de esta película, también es lo que hace que me queda insatisfecho. Me encanta el mundo en el que nos introduce, lleno de denuncias, pero este queda abducido por la ciencia ficción barata y por largas peleas que no dicen mucho. Me hubiese gustado conocer más acerca de lo que pasa en el planeta de las caras bonitas y los modernos, y no tantos minutos de nave espacial o del Planeta Asturias, que no tiene nada. Me falta más critica, más acidez o aunque sea verla durante más tiempo en la pantalla.

Algo que me gusta mucho es como trabaja a los personajes, todos son bastante interesantes. Y son muy resultones para crear continuos gags que le dan su toque; aunque en algún momento llega a ser excesivo, como los siameses. Que a mi parecer se exceden con las bromas de que lo hacen todo juntos, y demás, aunque esto puede que quede eclipsado con la magnifica interpretación de Álex Angulo. Otra cosa que me encanta acerca de los personajes es que el De la Iglesia, no teme en ningún momento en decapitar o explotar a algunos de sus magníficos protagonistas, para presentarnos a otros también muy buenos. Eso me resulta genial, otros hubiesen exprimido al máximo a los mismos.

En general, trabaja bastante bien con la ciencia ficción. Como digo podría profundizar más en la denuncia y menos en travesías intergalácticas y tiroteos innecesarios. Pero aun así su estilo trash y esas salpicaduras de sangre, la hacen muy interesante. Sin duda, para ser de un director primerizo es una apuesta arriesgada que no funciona nada mal, y que se convierte en una pieza atemporal y de culto de nuestro país.

Esta es una pieza de thriller policíaco bastante peculiar; en esta todo transcurre en una oficina, en una mesa de escritorio y delante de una pantalla. Y eso es lo magnifico de esta obra, consigue inducirte a la perfección en una trama, sin en ningún momento conocer físicamente a ninguno de los personajes, solo a nuestro personaje, que es quien siempre esta detrás del teléfono.

Una interpretación bastante buena y un guion bien perfilado es lo que hace que en ningún caso se nos haga necesario salir de esa oficina, es más, probablemente muchos no se percatasen de esta destreza hasta muchos minutos después de su inicio. No estamos ante una de esas películas en las que la destreza técnica, des contextualiza en exceso al espectador, en esta va en total consonancia con lo que narra.

Aunque alabo bastante al guion, hay matices que me hacen que niegue con la cabeza al estar disfrutando de la cinta. Y no me refiero, a lo incompetente y poco ágil que puede llegar a parecer nuestro protagonista en algunos momentos del metraje. Con momentos en los que podría actuar más rápido, elecciones que se saben que saldrán mal desde un principio o poca habilidad para pedir ayuda o comunicar. Esas son minucias con las que se dota a este tipo de películas para agravar la tensión o lo inquietante. Me refiero a matices como; silencios especialmente largo, que son de todo menos naturales; conversaciones algo forzadas o unos cambios en su actitud algo incoherentes, aparentemente en algún momento tiene mucho temple para manejar la situación, mientras que en otros pierde totalmente los papeles. Supuestamente, eso se debe a sus debilidades internas que nos revela frente al teléfono, pero como digo, por ejemplo, llega a ser especialmente explicito como nos cuenta esa parte.

Una muy buena película a la hora de inducirnos en la tensión y en la incógnita, solo dentro de una oficina. Donde parece que no ocurre nada, haciendo contraste con el exterior.