Si tienes alguna prevención acerca de ver una película del oeste española, olvida este prejuicio. El director, coguionista habitual de Amenábar, no sólo escribe sino que también dirige bien, como se pudo comprobar en Nadie conoce a nadie.

Este película, que no he visto en el cine, revisa la historia y le da un nuevo final; ésta puede ser la continuación de Dos hombres y un destino sin desmerecer; aquella película terminaba con las andanzas de Butch Cassidy y Sundance Kid en Bolivia en una escena final que deja una puerta abierta; esa puerta la retoma el guionista Miguel Barros, suponiendo que ambos escapan a la encerrona del ejército y vuelve con el personaje de Cassidy, encarnado por Shepard, 20 años después. Así, la historia se desarrolla en Bolivia, en el altiplano (en pantalla grande debe ser espectacular) y a pesar de todo ello es un estupendo western. Está contada volviendo atrás y explicando lo que ocurrió, como enlazando con la primera película y los actores que encarnan a ambos bandidos jóvenes y a su novia, enlazan bien con Newman y Redford y Katharine Ross.

Un agente secreto de los marines es enviado en misión especial para rescatar a la hija de un político, que ha sido secuestrada y trasladada a otro país, pero pronto la arriesgada misión cambia y se transforma en algo muy diferente y el protagonista debe enfrentarse a la cadena de mando para cumplir con su deber.

De vez en cuando veo una película que desconozco y que me sorprende; ésta es una, con una buena historia bien contada, en la que la violencia sirve al propósito de contar y bien trabajada por protagonista y secundarios. Me pasó lo mismo con El último golpe: habrá que ver otras películas de este guionista y director.

Recreación de la novela de García Márquez, en que un viejo periodista y putero, "el sabio", vuelve tras 20 años de ausencia para su 90 cumpleaños y busca algo; se va encontrando con mujeres y hombres y vamos viendo este desarrollo con constantes vueltas atrás que nos van contando su historia. Está bien contada, crea un ambiente adecuado y la fotografía es buena, únicamente la historia principal se resiente y no consigue trasladarnos la historia de amor que nos cuenta.

Un grupo de viejos ingleses, sin conocerse previamente, deciden viajar a la India y recalan en el hotel del título, que el propietario indio pretende modernizar.

Como vamos descubriendo cada uno tiene su motivación, que no es muy diferente de la de gente más joven y los problemas de soledad y de pareja (otro tipo de soledad) se entrecruzan, también con los del mismo tipo del joven director del hotel. Es, no cabe duda, una película romántica, ágil, con buenos diálogos e interpretaciones y bien hecha, la India que transmite es la de un país lleno de vitalidad y oportunidades. Se ve con gusto y deja un poso amable.

He visto esta película como un descubrimiento, ignoro si la historia que cuenta es real pero si no lo es merece serlo: me parece que cuenta un episodio con visos de ser cierto, de manera creíble y de forma congruente con la época y los personajes; tengo la sensación de que Jung y Freud pueden haber sido así, de que los actores encarnan a sus representados y ahora al pensar en ellos fácilmente puedo ponerles esas caras (vi poco después un documental con una entrevista a Jung y aunque éste es unos 40 años mayor que el actor, el parecido, no solo físico, es notable).

También está bien ambientada y los diferentes episodios, la relación con su mujer, con Otto Gross, con su paciente y luego médico Sabina Spielrein y con Sigmund Freud son estimulantes y, por qué no, verídicos. Me gusta el trabajo de todos los actores reseñados arriba y el contraste entre el contenido Fassbender (Jung) y la histriónica Knightley (Spielrein) me parece extraordinario, pero no desmerece Mortensen (Freud).

Es una película muy recomendable