Para aquellos que les agrade la épica de la historia, disfrutarán de "Free State of Jones" (Los hombres libres de Jones) dirigida por Gary Ross con Gugu Mbatha-Raw, Keri Russell, Mahershala Ali, Matthew McConaughey, todos ellos en excelentes recreaciones, durante Guerra de Secesión americana de 1865, distribuida también con el título de El valiente (2016).

Parte de la historia real de un colono y granjero del sur, de lo que es hoy EEUU, que se rebela y deserta del ejercito confederado, generando una rebelión en el Condado de Jones (Mississippi). Es la historia de Newton Knight (Matthew McConaughey) un blanco que arenga a los hombres de color a defender su derechos y que denuncia la ilegitimidad de la guerra gestada por gente rica para vender algodón. Una historia biográfica y de acción, contada desde los mas débiles. Una pedazo de historia fundamental en los momento de la constitución de los EEUU.

No pasa desapercibido, en el film, algunas asociaciones con "El Patriota" de Mel Gibson, principalmente por las acciones de guerrillas que emprende la extrema debilidad que la transforma en fortaleza y principalmente por la solidaridad de, y con los más débiles, en un tipo de producción que comienza con un gran despliegue de masas y luego se transforma en una historia de hechos de suspenso y hasta de momentos íntimos, donde la guerra
va a estar siempre presente como acecho, pero también como lejanía. Gary Ross, el director parece decirnos, "por esto tuvieron que pasar" y en varios pasajes nos remite a un plano ético que va mas allá de la venganza.

La narración tiene rupturas. Pretende contarnos el pasado y lo que aconteció posteriormente. Estos adelantos del futuro no se corresponden, en comprensión de los hechos que trascurren. Vemos como el personaje de Newton Knight se va transformando del enfermero-soldado que cumple con su deber a cuestionarse, decidiendo pasar a la acción, movido tanto por un puritanismo protestante como por una solidaridad que parte de su familia y que se extiende a todos aquellos que cultivan la tierra, sean negros o blancos.

Como todo hombre destacado, sufrirá dolores de pérdidas y tendrá que ver los horrores de una guerra. Solo un soldado sabe exactamente cual es el precio de guerra. Se transformará en un estratega de un ejército de hombres comunes sin medallas. No faltará los deseos para con una mujer, Rachel (Gugu Mbatha-Raw) en medio del fragor de las batallas.

Un film que cuestiona la guerra que intenta mostrar a un hombre de otro tiempo que procede con ética sin mas conocimiento que saber leer y escribir. Un tipo de hombre ligado a la tierra y a la familia, cuyo único libro leído no era otro que la biblia. Alguien que llama a asumir los desafíos de su tiempo, por mas crueles que estos fuesen. Una ética de la responsabilidad y del deber. Único camino para defender los derechos.

¿Puede alguien estar metido en el horror y redimirse a sí mismo ? parece ser a lo que apunta el film Capitán Kóblic (Argentina, 2016) de Sebastián Borensztein con Ricardo Darín, Óscar Martínez, Inma Cuesta, Marcos Cartoy Díaz.
Una trama campestre pero con todos los elementos del policial de ciudad. Sin embargo ese aire de campo y la quietud inquietante de los paisajes recuerdan a los buenos westerns. Puede que existan algunas exageraciones de los personajes secundarios pero el guión todo lo corrige.
Es notable el trabajo de Óscar Martínez que lleva adelante un personaje que linda con lo siniestro de un modo muy poco usual. Los héroes anónimos y la salvación de los débiles debido a su pureza completan el mosaico del drama.
Los años setenta durante los gobiernos militares en la Argentina. es el contexto dentro del cual se desarrolla este drama. Un film para volver en este 2017.

Otro film donde la tecnología está en el centro de la escena. Con un formato teatral, donde el cúmulo
de acciones se desarrollan en un solo decorado interior. Perfetti sconosciuti, (Italia,2016) de Paolo Genovese escenifica situaciones en una cena de amigos que irrumpen en un juego peligroso.
Por supuesto ya sabemos lo que puede surgir de este "juego". Lo que no sabemos es como se va dar cada situación. En el desfile de argumentos de cada personaje para dar su consentimiento al juego peligroso, nos ubicamos, nosotros mismos en esa situación, y mas que de la acción pensamos que haríamos o si estuviéramos ahí. Un logro del guión.
Cada llamada y mensaje de ahí en mas enrarecerá el ambiente y el desfile de cosas privadas no se hace esperar.
Entonces lo que comenzó como una comedia se trasforma en suspenso primero y drama anunciado.
En este drama teatral de caja italiana los personajes oscilarán desde el intento de evitar bochornos, pasando por momentos de resignación ante la perdida entre lo privado y lo público hasta llegar, al escarnio y condena, según se plantee cada situación inconfesable.
Las situaciones tienen su desenlace durante el film mismo y recuerda al planteo que hacía Luis Buñuel en "El Angel Exterminador". En aquel film la aceptación de lo surrealista en no poder salir de aquella casa, justificaba
el encierro de las acciones de los personajes. En cambio en esta propuesta de acciones mancomunadas en un mismo espacio y tiempo, obedece casi exclusivamente a las necesidades del desarrollo de un nudo dramático que por momentos parece forzado y hasta estereotipado por lo liviano.
La solidaridad de la contención femenina y la complicidad de camaradería masculina solo actuarán de elementos ornamentales para explicar en algún sentido los distintos perfiles de cada integrante de aquella cena extravagante.
¿Somos todos modernos no ? espeta a los demás uno de ellos cuando han caído todos los velos de la privacidad y se han borrado aquellos límites que, según parece, siempre deben existir. El tema es la hipocresía y hasta donde la condición de modernidad asumida no raya en la tontería.
No es la tecnología, somos nosotros, parece ser el mensaje aleccionador del film que posee la virtud de no bajar línea y tan solo conformarse con exponer una situación dramática de va desde la gris cotidianidad a la alteración de las miradas de cada uno de los otros. Como fue de suponer desde el inicio la sexualidad se torna central en la condición gay, que sin embargo está solo tratada de manera epidérmica. Si la modernidad de la espontaneidad de sms's y WhatsApp's que llegan sin esperar su turno de tiempo y lugar, nos permite ser de varias maneras
contradictorias, de forma veloz, esa multiplicidad de termina en ninguna esencialidad.
Según parece lo único que queda vivo es la necesidad de mantener una farsa ante los vacíos que se generan cuando la modernidad de la que hacemos gala, no nos exime, ni salva de nuestros mas pre modernos y antiguos deseos y miserias.

La alta competencia en el deporte o en la vida misma no puede darse a cualquier costo. Esta siempre está rodeada de mitos, sensaciones, recuerdos donde no faltan los entornos familiares complejos. Esto puede ser el punto de partida de "En busca de Bobby Fischer o Jaque a la inocencia (1993) sobre la vida de Joshua Waitzkin, personificado por Max Pomeranc. El niño que demostró tener cualidades innatas para el ajedrez. Teniendo como referencia desde la infancia al mítico Bobby Fischer el film desarrolla una historia mezcla de docu-ficción y drama. Lo documental, sutilmente inserto son imágenes del gran ajedrecista que adquieren climas de evocación y suspenso durante la narración en primera persona. Cuando la acción avanza se acoplan otros personajes no menos importantes como el padre, el mundo de los amigos del padre y un abigarrado instructor, que proyecta ideales personales con una muy particular visión del juego-ciencia inspirada en el gran maestro norteamericano. Vemos en el film aquellas conductas erróneas en que incurren los padres cuando tienen por delante un hijo con un don especial. Podría decirse, en cierto sentido que, la película es, también una lección para padres y que podría resumirse en la conocida frase "De buenas intenciones esta lleno el camino al infierno". Sin embargo, los sesenta y cuatro cuadros del tablero y la intuición del niño darán lugar a poder ver la alta competencia como algo que está mas allá del mero hecho de ganar por ganar.

Una historia que trascurre desde 1939 entre las poblaciones rurales de Polonia y Ucrania cuando los conflictos inter-étnicos desatan todo tipo de matanzas y persecuciones previos a la segunda guerra y también posteriormente. De inconfundible factura estética polaca el film luce una fotografía cuyo sello está en la escuela de cine de Lodz.

Una nueva "sinfonía del horror" narrada con pocos diálogos. Silencios que dicen mucho y muchas canciones del folclore campestre. Es la historia de Zosia (Michalina Labacz) una bella joven polaca que se enamora de un chico ucraniano y debe atravesar todo tipo de infortunios y vejaciones.

¿Cual es la actualidad de un film como este en el siglo XXI? sin duda la memoria de lo hechos que provocaron los conflictos nacionalistas atravesados por nazis y comunistas cuando las fronteras entre los países se modificaban de acuerdo al curso de la guerra según avanzaban los unos o los otros.

La persecución a los judíos, en el medio. Film duro que al traer aquellos hechos presentifica lo que sigue pasando. Esta película fue prohibida en Ucrania.