Como forma parte del protocolo emparentar unas series con otras del mismo estilo no puedo ignorar el parecido de esta serie con MacGyver o CSI Miami. Una serie de este tipo no intenta descubrir el futuro, ni hacer demagogia. Está claro que se trata simplemente de una serie de intriga, corrupción policial y lucha por la supervivencia, pero siempre habrá quien prefiera torturas y vísceras antes que un argumento con guión mentalmente más riguroso. Sin humor basto ni juegos de cartas, Jim Caviezel destaca por su implacable elegancia americana, tan poco frecuente que se había pasado de moda desde la última entrega de "Matrix". Aunque suele caer en el tópico de los justicieros urbanos no encuentro nada qué objetar al actor de "La pasión de Cristo", y el resto del reparto también convence. Desde que empezó la he seguido de cerca y no es por los monólogos del protagonista, así que aconsejaría a los escépticos un poco más de atención para la velocidad amenazadora de esta serie que tanto puede degenerar en un pastiche estilo "Road-movie" o seguir tocando el cielo con frases como "¿Debo matarte? Ayúdame, no sé qué decisión tomar".

Una película mexicana seria, sin tiros ni prostitución de lujo ¿No? Me gustan Diego Verduna y Gael G. Bernal como actores, pero admito que no he disfrutado con el guión y no porque fuera mediocre. Las escenas de sexo no están mal pero ¿Y los primeros planos? ¿Y los travellings? ¿Y el cine en si mismo? La banda sonora tampoco acierta, creo que suena a chiringuito. Maribel Verdú es la reina de la película, creo. No...Era Diego Luna, digo Gael García Bernal. Me encanta el cine mexicano serio, en serio. El paisaje bien filmado funciona, por eso el 5 a esta road-movie tan fascinante.

Todavía no veo la necesidad de este tipo de películas de guión cuasi monosilábico para el tema que tratan y de recreación histórica mediocre. No es más que la triste historia de un monstruo a quien todo el mundo pega, sin conclusiones ni elipsis que disculpen tanta lagrimilla; es sonrojante la dirección de Kenneth Branagh y las interpretaciones tan superficiales como las de un festival escolar macabro. Ni odiando la literatura habría que modificar la historia hasta lo grotesco; Para matarse esta versión del clásico por excelencia de la literatura anglosajona.

No sé si es que soy gilipollas (una forma moderna de la "Hysteria") o es que he visto la película con mirada oblicua. Yo creía que una trama convencional y cobarde consistía en hacer coincidir en pantalla a dos tontos muy tontos las veces suficientes para que los gags surgieran encadenados y con naturalidad. Ahora me doy cuenta de que estaba equivocada: Lo más convencional, lo realmente estrecho de miras, es que una tía con un par le abra los ojos a un memo hasta convertirlo en un genio; qué fuera de onda debo estar para no haberme dado cuenta del mundo en el que vivo. Una vez aclarada mi falta de seriedad, no es difícil soltar tres perlas y hacer una crítica irónica a esta inocentada: Todos los actores derrochan encanto, pero sin duda es Ruper Everett el galán del film y no Hugh Dancy, que como cara nueva no se prodiga en sonrisas. La recreación histórica es realista y sin retórica visual, así que se me escapa cuál es el chiste. Me he reído tan pocas veces que empiezo a sospechar que no he entendido la película más que al final, cuando el amor convencional fracasa y la feminista se lleva el premio gordo.