No entiendo a los que se quejan en sus críticas de que no es una cinta de terror. No sé si es que querían más sesos licuados o qué. La escala de tensión va en aumento ya desde el principio, y si bien no es una obra maestra del género, reconozcámoslo, las pelis de terror, y cada vez más, suelen ser muchísimo (pero muchísimo) peores que esta.

El prota, como ya demostró en Black Mirror, es un monstruo de la interpretación, no sé qué dice Samuel L. Jackson de que debía salir un yankee. No creo que ni él mismo, actor al que admiro profundamente, llegue a resultar jamás tan creíble en ese papel. Pero ya se sabe con las viejas glorias... Con todo mi respeto porque es verdad, un masaje en los pies es el mismo deporte, Jules.

Centrándome en el film, cuando se cerró el telón, los sentimientos eran encontrados, y no ha sido hasta que leído algunas críticas negativas (y digo algunas porque no es una cuestión de puntuación, sino de por qué te quejas), cuando he decidido escribir la mía. Y no porque no le vea defectos, sino por la, en mi humilde opinión, la inconsistencia de los argumentos. ¿No es de terror? ¿Irse del cine? Si voy al cine a ver esta cinta y me voy a la mitad, no creo que durase ni cinco minutos con el 90% de las películas que se hacen hoy en día, por no hablar de lo que cuestan a cambo de lo que aportan.

Si la intención era disuadir de verla, en mi caso, ya vista, me la han hecho valorar más al compararla con el cine de género. Un género lleno de casas encantadas, expedientes parapsicológicos y muñecas diabólicas que no aportan más al género de lo que ya hicieron "El Resplandor", "El Exorcista" o el pequeño Chucky en su momento. No les parezca mal que pida un aplauso por, al menos, cambiar un poco de tema.

Tan lejana a "La Bruja" en su argumento como igual de original, es una apuesta por un terror mucho más humano que los ya tan trillados espíritus vengativos y casas malintencionadas. Y si bien la propuesta es inverosímil, como argumentan algunos, dado su tratamiento fantasioso de la hipnosis, no lo es más que cualquiera de esas películas de fantasmas. Se pide que sea verosímil y a la vez se dice que no es de terror. No me parece muy congruente, ya que el 90% del género nos exige creernos cosas mucho más fantasiosas (todavía).

Pero el fan del cine de terror, que en mi opinión es un género menor (con unas pocas obras maestras, eso sí) precisamente por la repetición de temas y efectos, suele ser como el fan del género de superhéroes. Quieren que le den lo que espera. Y si no, ni le pone ni le da miedo. No os va a dar lecciones de abrir la mente un tío que cuando va a comer al chino pide siempre lo mismo, claro está. Pero he de hacérmelo mirar.

Pero más allá de debates sobre el género en sí, parece que cuando algo es aclamado, haya que denostarlo para ir contracorriente y destacar. Ahí es cuando nos volvemos exigentes. Y con la basura de cine que triunfa hoy en día, me parece increíble. Pero para gustos colores. No andan triunfando Annabelle, la Marvel o la Esteban porque todos seamos iguales, gracias a Crom.

En los tiempos de la restauración imperial, los nuevos poderes se aprovechan de las tropas organizadas por civiles para allanarses el terreno en los pueblos campesinos, prometiendo reducciones de impuestos y la eliminación de las deudas. Mifune "El León Rojo" es un alocado e idealista componente de las tropas populares de Sekiho, que ilusionado solicita a sus superiores el poder encargarse de difundir la buena nueva en su pueblo natal, con el honorable objetivo de liberar a la gente y presumir de peluca.

Es increíble como un tristísimo episodio de la historia de Japón puede dar lugar a una comedia tan animada, y a la vez no perder ese hálito de la tragedia que realmente fue. Mucha culpa la tiene Mifune, que, como siempre, lo borda. Red Lion es ingenuo, tartamudo, de origen humilde y demasiado idealista para entender la realidad. Pero es tan valiente y tan pasional que nada de ésto tiene importancia.

Acompañándolo tenemos una serie de personajes que conviven en el pueblo a cada cual más delirante. Desde los caciques de toda la vida que no saben a qué atenerse con esto de la restauración, hasta un joven y revolucionario carterista que sabe contar en inglés, sin olvidarnos de las mujeres del pueblo, cada cual mejor, o el mercenario Hanzo.

En fin, una gran película, una gran comedia, un gran drama y una lección de historia, te guste o no el género de samurais. Es casi un relato atemporal que se repite con los años y en todas partes. Para ver con la sonrisa en los labios, el lacrimal humedecido y, si puede ser, con una gran peluca roja.

Buena película para pasar el rato. No inventa ni reinventa el género, pero tiene todos los ingredientes que un aficionado al cine de ninjas espera. Espionaje, venganzas, duelos, traiciones, amoríos, más venganzas, ninjas, samurais, shogunes, shurikens y bombas de humo. Y katanas, por supuesto. No sé si es que no andaba yo muy fresco cuando la vi, pero creo que hay que estar un poco atento para no perderse entre subtítulos y clanes, así que recomiendo verla más despierto que yo. Aún así me gustó.

Conclusión de la saga de los pergaminos de los Yagyu, los cuales pueden hacer peligrar la estabilidad de los poderes del país. Así que imagínense los ríos de tinta y de sangre que pueden fluir por los malditos papiros. La película mantiene el nivel de la anterior, aunque en esta Mifune y los demás dejan un poco el protagonismo a Tsuruta, que lo vuelve a bordar, junto a un carismático y piojoso tunante y su esposa (la bellísima Mariko Okada). La conclusión de la historia es emocionante, aunque un tanto abrupta en su final. Aún así merece la pena.

Buena cinta de ninjas, samurais, señores feudales y hasta el shogun. El reparto lo borda, Mifune el primero, aunque en esta ocasión tenemos una cinta un poco más coral que las habituales que suele protagonizar. Aquí tanto Tsuruta (el Sasaki Kojiro de la trilogía del Samurai Miyamoto Musashi) como el resto de actores y actrices son muy creíbles. El ritmo de la cinta no decae pero deja la conclusión para su secuela. Muy de agradecer la estética más o menos realista. Mucho mejores esos ninjas con cestos en la cabeza que los ya clásicos de uniforme negro azabache. Al parecer este modelo es erróneo y se copió de los tramoyistas del teatro kabuki, así que, como digo, mucho mejor con cestos en la cabeza. Imprescindible para los amantes del cine de ninjas o de samurais.