Si adaptas una novela al cine, es porque quizás no tienes suficiente imaginación o porque has encontrado un texto increíble que te apetece llevar a la pantalla. En ese caso, yo pienso que hay que tener un poco de respeto por el texto original. Y más si se trata de un libro tan impresionante como "Las partículas elementales", un libro lúcido y angustioso que habla sobre el efecto devastador de la sexualidad en la raza humana en el contexto de la generación de mayo del 68 en Francia. Una generación que dijo que la juventud lo era todo y que, ahora, divorciada y envejecida, no sabe muy bien qué hacer con su vida.
Está película comienza trasladando la acción de la revolucionaria Francia a una aséptica y aburrida Alemania, con lo que huye del contexto. Para después prescindir de la crítica, del trasfondo científico y del final trágico que tiene la novela, además del anexo del libro que, los que lo han leído saben, cambia absolutamente la dimensión de la historia.
Me ha parecido una adaptación penosa, que ha convertido una novela que dolía leer en un clásico del domingo para todos los públicos.
Hay una refrán español que la resume muy bien: "Manolete, Manolete, si no sabes torear pa' que te metes"

Yo pensaba que en el cine cuando se quiere hacer una película sobre un acontecimiento determinado, el guionista inventa una historia de donde el espectador extrae ciertas conclusiones morales. "Leones por corderos" prescinde de la historia y nos propone un guión basado en tres sets donde los protagonistas nos dan moralina intravenosa sobre la guerra de Afganistán. A cambio, los 90 minutos de película se convierten en un sopor made in Redford. El otrora galán y activo productor, ya sólo sale de la cueva para regalarnos tostones como esta misma película o "El hombre que susurraba a los caballos". Afortunadamente esta vez se apiadó de nosotros con el metraje.

Bolt está a años luz de una buena peli de animación de Pixar. El guión es flojo, deslabazado y, lo que es peor, incomprensible para un niño pequeño. Para decir esto no me baso en mi opinión, sino en que la gran mayoría de niños del cine desconectaron ampliamente de la película a los 25 minutos, cuando se expone la trama. La dualidad ficción realidad y la historia de un perro que piensa ser otro no sólo son temas complicados, sino que están expuestos con requiebros incomprensibles para un niño menor de 5 años. Una trama aburridísima, un clímax final muy plano que no deja nada para los peques, que prefierían la acción del principio y una técnica que está bien pero que no tiene el buen gusto de Ratatouille o de Wall-e.

En definitiva, Bolt, una película para pasar el rato en el cine estas navidades, si no tienes nada mejor que hacer.