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Críticas de Razumikhin
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de abril de 2023
39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
A nivel técnico, la película es irreprochable y cuenta con una gran fotografía, buena música, muy acertada en sus cambios modales, algunas actuaciones notables y otras (las menos) que no lo son tanto. El manejo de la cámara (con planos en su mayoría fijos, temblorosos, pero nunca feos) también es admirable. Es estéticamente muy disfrutable. Quien diga lo contrario, miente. Alá es testigo. ¡Allahu Akbar!

Fuera de bromas cáusticas innecesarias, ¿Puede haber algo de islamofobia en algunas críticas profesionales? ¿O de orgulloso y provocador ateísmo militante e hipócrita en su crítica del proselitismo ajeno? Son sospechosamente dispares las opiniones en los diferentes medios de comunicación españoles. Un truño para Prisa. Buena para ABC. En la Cope, ni la nombran. Es una película ciertamente incómoda.

¿O tenemos un problema de cultura, de ausencia generalizada de ella, más bien? Razumikhin, que fue aspirante a seminarista en otra vida, humildemente, os la explica y os la eleva hasta donde se merece estar.

Terribles amenazas más o menos agazapadas nos esperan en cada rincón de la imponente mezquita de Solimán de Estambul, lugar de rodaje alternativo prudentemente elegido para representar la madraza de Al Azhar, la prestigiosa universidad cairota de estudios islámicos, referente para el mundo musulmán Suní. Servirá de escenario sagrado y omnipresente. Estamos en la casa de Dios, y su presencia se hace notar. La temática religiosa puede aburrir soberanamente al espectador menos espiritual o proclive a meterse en el pellejo de un joven devoto y estudioso musulmán, aviso para navegantes. Para los que entramos en el juego que propone Tarik Saleh, el decorado resulta un personaje más, solemne, como la abadía benedictina medieval del norte alpino italiano lo fue para el joven Adzo en el nombre de la Rosa.

En Conspiración en el Cairo también hay asesinatos, detective carismático, infiltrados, imanes, y luchas de poder. En nombre de Alá, en este caso. Diferentes corrientes religiosas; dobles y triples lecturas, alguna bellamente cantada, del Corán. Debates teológicos apasionantes, y una fotografía del presidente de Egipto que aparece recurrentemente, para recordarnos la historia reciente de autocracias sucesivas en el país de los faraones. Para recordarnos quién manda a orillas del Nilo.

Es un thriller policíaco que cumple sobradamente como tal, pero con problemas de ritmo si sólo buscas eso. Captura, sin embargo, como en el buen cine negro, múltiples aspectos de las altas esferas políticas y religiosas de la sociedad egipcia actual, y para eso se toma su tiempo. Puede pecar de lenta en algún momento, con algunas escenas repetitivas, pero consigue dibujar una pintura tétrica de lo que significa una Teocracia, con sus pocas luces y muchas sombras, y propone una reflexión sobre el siempre peligroso engranaje Religión-Estado. “Un asesinato es mejor que una guerra civil”, se escucha en un momento de la película. Con este axioma, que me parece triste pero intuitivamente cierto, ¿Dónde quedan los límites para los poderosos?, parece preguntarnos el director. Uno se pone a pensar en la ley 0 de la robótica de Asimov. Por el “bien” de la humanidad, me permito hacer el mal. La película invita a este tipo de reflexiones. Me parece también pues, un buen drama social, con su dosis de retranca y mala leche. Más revelaciones en zona espoiler…
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Razumikhin
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4
26 de enero de 2024
103 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raro no es sinónimo de bueno. Provocador no lo es de visionario. Ni genio de loco. Ni ser un esteta es sinónimo de tener sentido estético.

Lanthimos vuelve con sus metáforas animales. Lo que se entendía regular en Canino y mal en Langosta, aquí tiene algo más de sentido, dentro del sinsentido general, claro está.

No es que la película sea la típica chorrada surrealista con metáfora y media que encandila a los que las cuentan por decenas y ven genialidad (bendita visión que tienen algunos) donde sólo hay forma, forma que es además en este caso una copia obscena del imaginario de Tim Burton.

No, esta vez es casi peor. En la línea de la favorita, la anacrónica crónica de un lesbianismo Real inventado y manipulador, el director griego se sube al carro de la izquierda postmoderna norteamericana más rancia y aprovecha el tirón de una de las ideas de moda (el empoderamiento de la mujer) para comentarnos sus obsesiones. Mutas animales, libertad restringida, pero siempre guía y destino de las almas. Sexo en todas sus variantes: muchas veces masturbaciones solitarias, otras veces masturbaciones asistidas por hombres perversos, casi satánicos. Lo mejor, el sexo lésbico, claro. Cuerpo y alma entrelazados en encarnizada lucha dual que ni el gnosticismo cátaro, secta herética extinguida hace 8 siglos, pero de ideas siempre presentes en personalidades tendentes a una espiritualidad poco civilizada. Se da mucho entre autoproclamados estetas éticos (esto es un guiño a Luis Martínez desde la Deepweb). La invención de la rueda cuadrada.

Cuatro ideas mal contadas. Palabras vacías para cerebros infantiles. Minorías selectas. Vasos de agua a medio llenar. La gota de vino en ellos vertida. “¡Uy! ¡Qué rico es este vino! Alguien sin duda mejor que yo lo ha consagrado”. “The book of snobs, by one of themselves “, by John Makepeace Thackeray (1848). Consensos consentidos. Sin sentidos elevados.

El efecto Flynn acabó en los 70, desde entonces vivimos la anticipada en 1962 pero publicada en 1980 "Conjura de los necios". No me hagan mucho caso: la realidad es esta:

¡Siempre Lanthimos! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Gooooool... Gooooool... Gooooool... ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el Cine! ¡Peliculón! ¡Yorgoooool! ¡Yorgos Lanthimos! Es para llorar, perdónenme... Lanthimos, en una corrida (jiji) memorable, en la película de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto Incel, para que el mundo sea un puño apretado gritando por ¿Emma Stone? Stone 2 – Hombres en general 0. Yorgol, Yorgol, Yorgol metegoles Lanthimos... Gracias Diosa, por el cine, por Lanthimos, por estas lágrimas, por este Mujeres 2 - Hombres 0.

Buenas actuaciones. Grande el baile. Le subo un punto por eso.

Llevo pensando en ella 3 días. Le subo otro punto, no sea más que por que mi tiempo valga algo...

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Razumikhin
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2
23 de junio de 2023
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un artista se gusta, le puede salir una obra maestra que conecte con el espectador o una paja mental que solo entienda y disfrute su creador. Aquí, Anderson se gusta más que la Kardashian en un photocall o que un cerdo en el lodo. En un alarde de egocentrismo con demasiados precedentes por desgracia ya, el director nos regala una vomitona de sí mismo, una chorrada de dimensiones galácticas, que ni siquiera es formalmente demasiado atractiva. A mí me han acabado saturando la paleta cromática, las composiciones preciosistas y la estética Kitsch tan propias del americano. Aunque para eso hay gustos y es lo mejor de la peli.

Intenta una estructura teatral inspirada en Ionesco o Beckett. Nada menos que el teatro del absurdo. Sí, amigos, tan grande es el ego desplegado. Divide la película en tres actos, con muchos travellings horizontales, repetitivos y progresivamente molestos, a modo de transición entre escenas. Crea rupturas de la cuarta pared aleatorias para construir una parida formal que no aporta nada en un intento de arte metafísico fallido y vacuo. A parodia no llega, en Spaceballs por lo menos peinaban el desierto.

Desde que James Joyce reinterpretara a Homero desde su narcisismo culturalmente avasallador, muchos son los artistas que se han inspirado en su narrativa. La técnica es básicamente presentarse a través de la obra creada aportando por el camino un sinfín de referencias culturales para perfilar la historia, que se entremezcla con la personalidad del autor y sus influencias. Tarantino es un ejemplo genial de director “à la Joyce”.

Wes Anderson no lo es. Es conocido que mea colonia (groupies famosos no le faltan para tenérselo creído), pero es a Tarantino lo que el monte de mi pueblo al Everest, lo que Corín Tellado a Proust. Y aquí se marca su peor película (de las que yo he podido ver). No esperen gran cosa y se ahorrarán la sensación de estafa. Asteroid city es el triunfo de una forma mediocre sobre un fondo nulo. Una mancha blanca sobre un lienzo blanco.

Wes nos invita a apreciar su vasta cultura cinematográfica y a que alabemos su indiscutible maestría técnica. Se baja los pantalones, nos pide que le olisqueemos por allí y pongamos cara de que aquí no ha pasado nada. Algunos dicen que huele a Nenuco…

Poco importa el impresionante elenco que consigue reunir el colega Wes para su delirio de grandeza. Y es que los personajes tejen juntos un pastiche inconexo, y son por separado, unos estereotipos que tienen la profundidad de un charco. La peli es un ejercicio de estilo, aséptica, en la que es imposible empatizar con nadie y no consigue ni despertar emociones ni hacer reflexionar al espectador. Un absurdo total cuya historia nunca engancha y transcurre siempre al límite del onanismo artístico. Los diálogos van a toda hostia para parecer interesantes, pero en seguida te das cuenta de que Wes te ha dado una madeja de hilo y te está tratando como a un gatito ingenuo y tonto. Como si jugara a esconderte las pelotas. Te empiezas a mosquear con este trilero de altos vuelos.

Algún chiste puede hacerte sonreír, si el cabreo te lo permite, pero no esperen soltar carcajadas. En la ciudad del Asteroide, no hay ni vida ni humor inteligentes. La peli es de 3 (floja) pero le bajo un punto porque he soñado que visitaba a Wes en un zoo de Turquía. Era un macaco con la cara de Anderson, llevaba el típico y fotogénico sombrerito rojo y tenía el culo rosa, las pelotas hinchadas y se autofelaba frenéticamente mientras se acercaba, inexorable…

Un Edward Norton desatado me gritaba que me tenía que dormir para despertar. Me pareció una gran idea. Yo sólo deseaba despertar antes de que aquel mono tan guapo tuviera tiempo de…
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Razumikhin
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3
9 de julio de 2023
40 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo meses retrasando el visionado de Mantícora, porque no suelo ir al cine a sufrir. No me gusta el Haneke sadomasoquista y sospecho que por ahí van a ir los tiros. Una mala decisión precipita los acontecimientos y me obliga a darle una segunda oportunidad a Vermú y su particular universo.

Asisto a una españolada de autor del siglo 22, igual de hortera que las de ahora, pero mucho más pretenciosa. Además: fea, desagradable y aburridísima. Viñetas sucias que provocan náuseas. La peli favorita del año de Eduardo Casanova, otro adelantado a su tiempo.

¿Verosimilitud? ¿Qué coño es eso? Corro a su ficha de FilmAffinity y leo alguna crítica. No doy crédito: centenares de personas han sido abducidas. ¿Ha caído algún meteorito que nos haya vuelto a todos locos? Creía que lo del concejal de Mérida de Vox que comparaba la bandera arco-iris con la de los pedófilos era una salida de tiesto única e irrepetible, pero supongo que sólo había visto Mantícora. La nota media es 7,1. Mi crítica refleja pues una opinión minoritaria.

Actuaciones: Aposté por Nacho Sánchez para laporradelosgoya.com. Algunos decían que iba a dar la campanada… Aún no le había visto poner durante 115 interminables minutos la misma cara de lelo atormentado. No acerté la categoría de mejor actor, obvio. Zoe Stein lo hace mejor en su papel de niña de papá, está casi tan chalada como el protagonista masculino.

Guion y estructura: Sigue a Julián, un diseñador gráfico con un terrible secreto revelado a los 5 minutos, por diferentes escenarios tétricos de Madrid. Échate novia. Llévala a bares de mala muerte, a ver las pinturas negras de Goya, a un tanatorio… Lo típico que hacen las parejas cuando empiezan… Comparte su dolor y sufre, sobre todo, sufre. La vida es ir pasando pantallas de mierda hasta llegar al monstruo final, como nos dicen en una de las muchas escenas autorreferenciales que te van masticando la peli y pretenden suscitar conversaciones profundas. ¿Y luego?

Más sufrimiento. Sufrimiento hasta los créditos finales y posiblemente más allá. Una película de un sufridor para sufridores.

Música y dirección: Poca y mal.

Temas tratados: Familia, amor, muerte, pedofilia. (Aquí está la trampa. Temas grandilocuentes en una mala película. No confundir con peliculones que tratan los mismos grandes temas, pero no de manera provocadora y adolescente. ¡Lolita de Kubrick un 7,5 y Mantícora un 7,1! ¡JA!)

Si tienes un peor enemigo, esta es la película que recomendarle. Se la puedes vender como una mezcla de Hable con Ella y la vida de Pi. Dile que es PG13 y que es muy instructiva para niños y mayores. Habla de monstruos, miedos atávicos, tigres y demonios… Dile que el Vermouth tiene voz propia, que su tono oscuro es una genialidad. Invéntate algo y sigue, sigue, aunque te lo inventes…
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Razumikhin
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2
3 de diciembre de 2023
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice una corriente del historicismo que la Historia la escriben los personajes singulares. En seguida, aparece la escuela contraria, que argumenta que surgen éstos como bien podrían haber surgido otros cualesquiera. Serían los grandes hombres y mujeres fruto de sus circunstancias, geográficas, económicas, personales, sí, pero estructuradas y guiadas socialmente. El debate es apasionante.

Ridley Scott no pertenece a ninguna de las dos escuelas. Se pasa por el forro cualquier debate y nos toma por subnormales, directamente. Se lo inventa todo. Así que yo voy a hacer lo propio con él. Me inventaré sus motivaciones para rodar esta película (aporto jugosa información en zona spoiler) y dibujaré en mi crítica un retrato psicológico del veterano director inglés. Algo he investigado, seguro que más de lo que él investigó al gran general.

¿Es Napoleón su peor película? No es fácil responder a esta pregunta. Cuando Scott se vende, cuando un inglés se vende, que es desde que tiene dos duros para hacer lo que la productora quiera, o peor, lo que él mismo quiere, hay mucho donde elegir. Cuanto más dinero tiene, peor peli hace, compruébenlo. Su carrera va cuesta abajo y sin frenos y desde American gangster (2007), que tampoco es para tirar cohetes, no hace algo medio decente. Consigue estrenar incomprensible y milagrosamente mucha película con olor a repollo recocido. La ristra de churros es larga. Personalmente, me quedo con Prometheus, una reinterpretación ridícula y risible de Alien, que ha dejado en FilmAffinity críticas míticas, un blockbuster fallido capaz de joderte la trilogía original si te la tomas medio en serio. Como buen militante de la pérfida Albión, país construido por gente que vendería a su madre por un plato de Poorridge, las gachas de toda la vida, no digamos por un “boeuf à la bourguignon”, nos ofrece una visión distorsionada, errática, guiada por las pasiones más mundanas, el olor a sexo, la ambición desmedida y el “sentido del follar” de un depravado que llega a emperador por la fuerza de sus cojones. O por algo, no se sabe qué, pero por algo llega al trono.

Ridley trata a Napoleón como si fuese inglés, y encima, plebeyo. Es una película tremendamente facciosa. El octogenario director proyecta lo peor de sí mismo en un personaje que le viene enorme. No hay más que ver a su mujer, paseada como trofeo poco apetecible ya por las alfombras rojas de medio mundo para darse cuenta de la incapacidad de Ridley para oler más allá de las bragas limpias o sucias de lo que en la vida de un gran hombre, es cosa anecdótica. La obsesión del entrañable viejo verde con las braguitas sólo es comparable a la de Chicho Terremoto o José Luis Torrente. Pregunten a Sigourney Weaver. Desde Alien el octavo pasajero, con una braga por bandera. ¡Claro que sí, Ridley! Y lo bien que te salió en esa ocasión con la teniente Rippley, sola y medio desnuda contra el Xenomorfo en la Nostromo. Igualito que en Napoleón. Casi, Ridley, casi.

Y encima quiere el tío que haya unanimidad en la crítica en aplaudirle con las orejas. Como Jesús (de Ubrique, no de Natharet, ¡qué más quisiera él!), Ridley reclama que le lancemos nuestras bragas al escenario. ¡TÓOA, TÓOA, TÓOA, Ridley, TE NECESITO, TÓOA,TÓÓÁ! Nos desnudamos las partes… ¡Mójanos, Ridley! La firma y su fama puede desatar a la groupie que llevamos todas dentro. O no.

¿Es Napoleón una película de las que hay que ver sí o sí? Esta sí es fácil: rotundamente no. Scott le pone un filtro sepia a la fotografía, que algo debe significar (¿sangre?, ¿destrucción?, ¿muerte?, ¿una braga usada…?), y deja todo el curro al espectador, que asiste a un desfile de personajes siniestros que aparecen y desaparecen sin ser presentados y que parecen importantes. Es que no se entiende ni por qué era tan grande el pequeño noble corso, ni lo que le llevó a serlo, ni nada de lo que hizo. No se entiende ni si es un genio militar. Todo pasa muy rápido y el único invariante de la peli es la cara de tonto despistado que pone Joaquín Fénix, entre muecas esporádicas desagradabilísimas, que parecen sacadas de otra película mucho mejor basada en un cómic. Eso, y los muertos incontables, bien contaditos (la mitad del presupuesto se fue en contar muertos).

Se nos presenta al dictador como un pagafantas, celoso y colérico. Un calzonazos, cuyo objetivo es dar placer a su amorcito matando a mucha gente por el camino. El olor a coño como brújula vital. ¿Eh, Ridley? En todo caso, en las cartas de Napoleón a Josefina, y viceversa, hay mucha más verdad, ternura, amor, política, sangre y sexo que en esta peliculilla reduccionista y vergonzante.

En Egipto, Napoleón dijo que él era un enviado de Alá, entre loas a Mahoma. En la película, se pelea a cañonazos con las pirámides y habla con una momia. EJEM. COUGH. COUGH. ¿Aceptamos psicópata de pocas luces como emperador de la Europa Moderna? Falta verosimilitud. ¿Es una sátira? Falta humor. ¿Es un intento de ridiculizar? Falta finura. ¿Qué coño es esto?

Nada de política. Nada de la política napoleónica, quiero decir. De la política de ahora, la peli va sobrada. Del código Napoleónico, por el que nos regimos todos los europeos continentales, le pese a quien le pese, nada.

¿Las batallas? Pues ni mucho menos tan espectaculares como dicen por ahí. Tres minutos Austerlitz y un poco más de recreo en la derrota en Waterloo (casualidades…). Son atropelladas, incomprensibles, peor que las de Marvel que tanto criticó en su día Scott, y demuestran pobreza de espíritu, mala fe o un asombroso desconocimiento de la Historia. Un deplorable cañonazo de falsedades, imprecisiones, mentiras épicas y sangrientas a la mayor gloria de sí mismo (de Ridley). Muchas bolas de cañón, todas dirigidas al hielo, a la nada. Basura. Que no les engañen, por las batallas tampoco merece la pena.

Un timo muy serio. La parte por el todo, olvidando el todo y muy de parte. No vayan al cine. Sólo para brexiteers, gente muy poco leída o fetichistas braguilófilos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Razumikhin
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