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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.217
Críticas ordenadas por utilidad
5
19 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
128/05(10/08/19) Decepcionante versión del clásico imperecedero Disney de 1941, Tim Burton lleva ya varios lustros que parece dirigir con desgana, la mala leche oscura de antaño de obras como “Bitelchus”, “Eduardo Manostijeras”, “Ed Wood”, “Mars Attacks!”, “Big Fish” o “Sweeney Todd” han pasado a mejor vida, parece imbuido por lo peor de la factoría del ratón, por su buenismo cándido. Este relato de aventuras viene a seguir la moda de la compañía de revisionar en modo carne y hueso clásicos (“La Bella y la Bestia”, “El Libro de la Selva”, o “Aladdin”), en este caso con caótico guión de Ehren Kruger (“Arlington Road”), en el que mete demasiadas cosas, abarcando mucho y apretando nada, que adapta libremente del libro para niños homónimo de Helen Aberson e ilustrado por Harold Pearl, una fantasía que bebe de obras como “El patito Feo”. El film dirigido por Ben Sharpsteen en 194 1 hace de la sencillez virtud, con sus escasos 65 minutos (largometraje más corto en Disney) demuestra una solidez y capacidad de profundidad magistrales, aquí alteran notablemente la obra, dura 111 minutos, metiendo mucho relleno, alargándose sin sentido, donde se extirpa lo que hizo mítica la cinta (la cigüeña borracha, las elefantes marujonas, el ratón amigo Timothy, la borrachera de Dumbo, los elefantes rosas, o los cuervos cicerones que cantan la mítica canción “When I See an Elephant Fly” y que fueron tildados de insulto racista por papanatas, y que aquí son excluidos en pos de una ridículo corrección política), esto se liquida en pequeños guiños impostados (la figura de la locomotora antropomorfa, la cigüeña sobre los vagones, los elefantes rosas son sustituidos por pompas de jabón en un número de circo, unos malos caricaturescos se amontonan sin ton ni son, …), ello en un relato que pierde fuelle a pasos de elefante, con conflictos dramáticos clichés, con actuaciones acartonadas, con villanos caricaturescos, con un desarrollo pesado, y con un final aparatoso que no te mueve a emoción alguna. Donde el eje era el elefantito orejón aquí son los poco interesantes humanos y sus problemas tópicos, una revisión para poner el cazo, pero sin alma, se ve muy bonito a Dumbo con sus grandes ojos azules (además de las orejonas), pero tras esto no hay andamiaje que te mueva a emoción alguna, la sensibilidad imperante en el primigenio se pierde aquí en una odisea bastante torpe, una obra aséptica y pasable por su poca garra y valentía.

La película no presenta animales que hablan, se centra en los personajes humanos, Kruger escribió el guión para que "ofreciera una manera de contar esa historia en un marco que la expandiera, pero sin rehacer la [película] original", y una historia que "era simple, con una simplicidad emocional, y no interfiera con lo que trata la línea básica del original". Al igual que la película original, Dumbo representa al personaje como símbolo de alguien que no encaja y convierte sus discapacidades en una ventaja, claro epítome de los personajes burtonianos inadaptados (Bitelchus, Ed Wood, Eduardo,…). Kruger escribió el guión para "explorar cómo las personas del mundo del circo se relacionarían con la odisea de Dumbo", mientras Springer dijo que "[el equipo de producción] realmente quería explorar el lado humano de la historia de [Dumbo] y darle un contexto histórico. En la película animada, Dumbo vuela por el mundo al final de la película. [Ellos] querían descubra cómo reacciona el mundo cuando la gente aprende que este elefante puede volar". Protagonizada por unos desubicados Colin Farrell, Michael Keaton, Danny DeVito, Eva Green y Alan Arkin, con los infantiles Nico Parker y Finley Hobbins, y Edd Osmond como el personaje principal.

Nos presentan a Dumbo de modo tangencial, es secundario en su propia película, los protagonistas son la insulsa familia circense Farrier. El cabeza de clan es el viudo Holt (ColinFarrell), veterano de la Gran Guerra de vuelta a casa sin un brazo (elemento que orgánicamente aporta entre nada y zero, poues podría entrelazarse a Dumbo y su “atrofia auditiva”, pero no es así) y su esposa, murió en su ausencia, antes montaba espectáculos de cowboy, atracción estrella de la compañía de circo Medici Brothers, dirigido por el dueño Max Medici (buen Danny DeVito). Holt tiene dos hijos, la inquieta con los avances tecnológicos Joe (Finley Hoppins), y esta afición parece tendrá importancia en la trama, pero es un carácter que solo desvía la atención, y el hermano menor Millie (Nico Parker), sin personalidad alguna. Tendrá importancia en la trama el dueño de un gran parque de atracciones, el magnate VA Vandevere (histriónico Michael Keaton), y la trapecista Colette Marchant (sugerente Eva Green).

Tiene algunos momentos apreciables, como los títulos de crédito (El diseñador de títulos Matt Curtis los hizo), en el que hay un aire vintage en sus fotogramas, mostrándonos el viaje del circo por diferentes territorios y sobreimpresiona su recorrido en mapas y tickets del espectáculo, a la antigua usanza (homenaje al film de 1941); Está la presentación de Holt en la estación de tren surgiendo ante sus hijos que le esperan en el andén de entre medio del humo de las locomotoras, con ese bello abrazo a sus retoños. Se agradece que la cinta no caiga rendida al melodrama sensiblero, pues tiene muchos puntos en su exposición de personajes, tratando temas universales como la marginalidad, el rechazo, la minusvalía, la soledad, la familia, la pérdida, pero todo esto es tratado de modo aséptico, sin arriesgar, con argumento que transcurrida la aceptable primera mitad se desdobla en una aparatosa segunda y desordenada segunda mitad, que se resuelve en un clímax con mucho fuego de artificio, pero que en realidad desvirtúa la simplicidad de la obra que revisiona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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5
13 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
126/03(05/07/19) A Woody Allen lo idolatro por tantas cintas maravillosas que nos ha regalado desde de sus comedias locas “Toma el dinero y…”, o “La última noche de Boris…”, pasando por etapa de oro “Annie Hall”, “Manhattan” “Zelig” o “Días de radio”, su segunda edad de oro de los 90 con “Maridos y mujeres”, “Misteriosos asesinato…” o “Desmontando a Harry” (me dejo algunas en el tintero), pero una vez el director gafotas entró en el SXXI su genialidad ha emergido en su prolífica filmografía con cuentagotas, siendo muy mayormente la mediocridad y el auto-plagio rancio lo que predomina con epítomes pobres de esto obras como “Vicky, Cristina, Barcelona”, “El sueño de Casandra” o “Conocerás a la chica de…”, valga esta perorata para decir que esta “Scoop” está claramente enmarcada en el último sector. Un thriller disperso, que fue el segundo film de su etapa inglesa (tras “Matrch Point” y antes de “El sueño de Casandra”) con comedia que apenas saca una mueca de sonrisa, con unas actuaciones que van de lo penoso a lo nefasto, con diálogos enclenques, con un guión muy débil, cogido con pinzas un desarrollo que parece hechod e descartes de otras cintas allenianas. No hay pizca de alma, de humor inteligente, de personajes con carisma, no hay profundidad, no hay situaciones recuerdes al terminar, film muy olvidable. Allen gusta en mucha de su filmografía incrustar en sus historias lo fantástico, como en “Todo lo que quisiste saber sobre el sexo…”, “Zelig”, “Midnight in Paris”, “La Rosa Púrpura del cairo” o “Alice”, pero aquí está metida con calzador, solo parece estar para dar cabida al único Actor presente en la película, el gran Ian McShane (el eterno Al Swarengen), pero incluso esto es un tiro en el pie al no aprovechar el caudal de carácter indómito del intérprete. Es una cinta plana, que parece echa en los 50 por la personalidad meliflua naif de los roles.

Es un film de misterio con donde la intriga resulta nula, me resulta un cruce entre “Misterioso asesinato…” y “Match Point”, pero extirpando a machetazos todo lo bueno de estas. Una comedia donde los gags resultan sin gracia, donde el romance es insípido, donde la química entre la pareja de estrellas Scarlett y Jackman es la de un arenque con un rinoceronte. Es una historia donde todo huele a rancio pro lo increíble de todo lo que va sucediendo (no me refiero a la aparición del otro mundo de Ian McShane), me refiero a que no hay lógica interna a la que agarrarse tantos hechos que van sucediendo por imperativo del guión, como que no tiene sentido que el mago ayude a la aspirante a periodista en una investigación; El modo en que se conocen Sondra y Peter, la forma rápida en que se enamoran, él que tengamos que creernos que un tipo que hace espectáculos de mago en teatros de Londres finja ser por el día un millonario (cualquiera puede reconocerlo); La arbitrariedad con la que aparece el veterano periodista fallecido Joe Strombel, primero aparece en la cabina del mago, pero luego puede aparecer en cualquier lado, y si es así? Por qué no aparece a un colega de profesión que pude investigar con experiencia el tema y no para dar al información a una pelele como Sondra; Y luego está el recurso de que ella sea aprendiz de periodista, y qué importancia tiene esto en la trama? Pues nunca hay una mínima perspectiva periodística sobre lo que ocurre, podría ser un fontanero quien indaga y no se notaría.

Es un relato donde los personajes están acartonados, meros clichés sin corazón, no hay desarrollo de los mismos, no hay secundarios que den apoyo fresco, y desembocado todo en un final abrupto, donde solo merece la pena el chiste de la conducción británica (y solo mencionable por el desierto de ideas que hay), además de las incongruencia que genera el final (spoiler).

Scarlett Johanson que en “Match Point” daba una lección de proyectar emociones y expresividad, aquí se convierte en una caricatura plana, que recitar sus frases como leyendo en un cue con desgana (y no quiero arremeter mucho contra ella); Hugh Jackman demuestra ser (por lo menos aquí) un galán sin personalidad alguna, un autómata que no parece sentir, ni padecer; Woody Allen hace de Woody Allen (hipocondriaco, neurótico, paranoico, y más), se guarda las mejores frases, lo cual no es mucho en una cinta hecha con el piloto automático; Y como he dicho Ian McShane resulta un ente extraño, por estar en medio de tanta mediocridad, y él demostrar carácter.

La puesta en escena resulta correcta, rodándose en exteriores de Londres, y en interiores en los Pinewood Studios y los Ealing Studios. Mencionar el buen trabajo de cinematografía de Remi Adefarasin (“Hermanos de sangre” o “Elizabeth”), sabiendo cubrir de semioscuridad lóbrega la escena en la barca que lleva a las almas al más allá, sí como deleitándonos con luminosidad pomposa la alta sociedad british; No hay una partitura original (como en la mayoría de la filmografía alleniana), en este caso suena mucha música clásica de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, Aram Khachaturyan, Johann Strauss Jr. y Edvard Grieg.
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TOM REGAN
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7
11 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
116/07/21/07/19) Desequilibrado tercer largometraje de Quentin Tarantino (escrita y dirigida), un film con muchas de sus señas pero en muchos casos encendiendo en defectos y aminorando las virtudes, ejemplo es dar tanto metraje a un argumento que de tanto estirarlo termina por hacerse tan largo como la visita de los suegros (quizás me he pasado, mea culpa). Un thriller que ha supuesto hasta ahora 2019 (con 9 películas a sus espaldas) la única vez que el cineasta de Knoxville ha trabajado sobre material ajeno, en este caso la adaptación de la novela “Rum Punch” de Elmore Leonard de 1992 (trasladando la acción de Miami a South Bay en Los Ángeles, y cambiando al personaje principal de Jackie Burke de blanca a negra, asimismo alteró el Burke a Brown), rindiendo homenaje a películas blaxploitation de década 1970, a películas Coffy (1973) y Foxy Brown (1974), ambas protagonizadas por Pam Grier (nominada por su papel de Jackie Brown en los Golden Globe), al igual que esta que comento. El relato tal vez preso de su procedencia literaria, y falto de un QT valiente a la hora de recortar, convierte la obra en un conjunto de buenos momentos, grandes diálogos, deliciosas actuaciones, pero en su extensión va perdiendo fuelle a raudales, con tanto giro, que al final te da igual quien se lleve el (fucking!) dinero, puede que QT adolezca de libertad para tomar mejores decisiones que aligeren y aporten ritmo, puede que al estar el escritor del libro vivo QT se viera obligado a meter lo máximo de sus hojas, pero esto termina por ser un lastre, pues (valga el Perogrullo) un libro es un libro y una película es… En el reparto, además de la mencionada Grier, hay un nutrido elenco que lo borda como Robert Forster (nominado por este rol al Mejor Actor de Reparto), Robert De Niro, Samuel L. Jackson (nominado a Mejor Actor de Reparto en los Golden Globe), Bridget Fonda y Michael Keaton. Aun con sus defectos, tiene sabrosos picos, su pecado original es que QT venía además de hacer particular Ebverest con Pulp Fiction y esta no le llega a digna telonera.

QT intenta desde el arranque imbuir al espectador en un film serie b de los 70, con la fotografía, el vestuario atemporal, los vehículos, los interiores, y por supuesto la evocadora música funk y soul, aunque esto por momentos se siente forzado en el contexto que estamos. Tarantino en su inicio (durante los créditos de apertura) muestra a Jackie Brown, deslizándose a lo largo del movimiento de personas de LAX, en un diáfano plagio-homenaje al comienzo de "The Graduate", ello bajo los acordes musicales del "Across 110th Street" de Bobby Womack. Para después la cinta desarrollarse en una espiral donde se dan cita engaños, asesinatos, timos, traiciones, y sobre todo un delicado romance de esos que quedan por su delicadeza donde no hay un solo beso entre ellos, y mucho menos sexo, pero la relación entre Jackie y Max (Robert Forster) deja poso por ser un amor cuasi-otoñal, de dos veteranos que están de vuelta. Por lo demás el film adolece de la violencia que QT nos había regalado en su pretéritas cintas, se nota laxo, como atenazado, incluso las muertes que se dan en la película se dan fuera de cámara, de hecho no creo que se vea una gota de sangre, aunque sí sabe aprovechar a medias los diálogos frescos y procaces-callejeros para componer relaciones y disputas, así como para liar a personajes, y siempre con dosis incisivas de humor negro (delirante el video “comercial” que Ordell y Louis están viendo en su tele de mujeres en bikini disparando todo tipo de armas). Digo a medias porque al final se hacen reiterativos en su modo de explicarte lo que luego vamos a ver, lo que se termina por hacer demasiado subrayante.

Pam Grier como la protagonista Jackie Brown está sensacional, radiante, poderosa, con carácter, te crees su fortaleza anímica, su gestualidad, su mirada segura, enfrentándose a Jackson en unos duelos vibrantes, así como teniendo una química notable con Forster; Samuel L. Jackson borda el rol de Ordell Robbie con su habitual energía de los tipos de los barrios angelinos, no lo ves actuar, es se mimetiza con ese villano ingenioso y mordaz, siempre dominante con su desbordante labia motor-mouth. Teniendo con la Grier choques chispeantes. Reseñable es el look que tiene, con ese cabello lacio largo, con esa barbilla encordada, y esa gorra hacia atrás; Robert Forster como el fiador Max Cherry, es una alegría verlo en un rol de cabecera, encarnando a la dignidad, la flema, la serenidad, dejando entrever el cariño por Jackie, ello en ententes que derrochan calidez; Robert De Niro interpreta al patético Louis Gara, ex presidiario amigo leal de Ordell, un bisoño tipo, que destaca sobre todo en un jocos diálogo con Jackson tras “tirarse” a la supuesta novia de Ordell, y el arranque de violencia primaria que denota su carácter básico, ello el genial actor neoyorkino lo hace fenomenalmente; Briget Fonda como la yonki Melanie Ralston, está sensacional, no ves a la actriz, ves a la colgada desleal y promiscua, sensacional; Michael Keaton encarna a Ray Nicolette en un rol de muy poco peso, y que el actor parece hacer de modo mecánico; Aprobechando sus escaso tiempo en pantalla destaco a Chris Tucker como Beaumont Livingston, irradiando vis cómica lenguaraz en su charla con Jackson.

Puesta en escena buena en su frugalidad de medios, con aceptable diseño de producción de David Wasco (“Kill Bill” o “Malditos Bastardos”), rodando a 20 minutos de LAX, en el área de South Bay de Los Ángeles donde creció Tarantino, además de ser un lugar omnipresente el centro comercial Del Amo Mall, todo ello da una urbe feista, con apartamentos parcos;…
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TOM REGAN
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8
7 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
123/15(31/07/19) Clásico del género de aventuras del cine silente, dirigida por el especialista en la materia Allan Dwan bajo la producción protagonista mítico Douglas Fairbanks (también pone la historia), es una adaptación de la última sección de la novela El vizconde de Bragelonne de Alexandre Dumas, se basa en la leyenda francesa del Hombre de la máscara de hierro. La versión parcial de 1929, titulada The Iron Mask, fue la primera película parlante protagonizada por la leyenda del cine mudo Douglas Fairbanks, aunque hasta hace poco se mostraba en una versión silenciosa. La película está protagonizada por Fairbanks como D'Artagnan, Marguerite De La Motte como su amada Constance, Nigel De Brulier como el intrigante cardenal Richelieu y Ullrich Haupt como el malvado Conde De Rochefort, William Bakewell apareció como los gemelos reales. El lanzamiento original de 1929, aunque principalmente una película muda, en realidad tenía una banda sonora: dos discursos cortos pronunciados por Fairbanks y una partitura musical con algunos efectos de sonido. En 1952, se volvió a emitir, se eliminaron los intertítulos y se agregó una narración expresada por Douglas Fairbanks, Jr. La película original incluía una escena en la que D'Artagnan le cuenta al joven Rey de una vergonzosa aventura que lo involucra a él y a los tres mosqueteros. La historia se cuenta en retrospectiva, pero la versión de 1952 la tiene en orden cronológico con la escena con el Rey recortado. Fairbanks intenta reverdecer viejos laureles, para ello el actor y productor contrató como director que a Allan Dwan, con quien ya había colaborado en Robin de los Bosques (1922), uno de los grandes éxitos de la estrella. Y para asegurarse el triunfo taquillero hizo que su film fuera una especie de continuación de la película de los tres mosqueteros, que Douglas rodó con Fred Niblo a los mandos en 1921. La película no sólo recoge los mismos personajes que los de aquella famosa película, como son D’Artagnan (interpretado por Douglas Fairbanks) y los tres mosqueteros, sino que también vemos actores que repiten papeles, caso de Nigel de Brulier que vuelve a repetir el maravilloso papel del cardenal Richelieu, mientras Leon Bary sigue haciendo de mosquetero. Fue la tercera vez que Douglas Fairbanks hizo de D'Artagnan, Además de The Three Musketeers, también interpretó al aventurero francés en un breve preludio de la comedia de 1917 A Modern Musketeer. El film se convirtió en éxito de crítica y público, marcando para Fairbanks el canto de cisne, pues nunca se adaptó al cine sonoro.

La cinta se convierte en su desarrollo una oda crepuscular al espíritu indomable de los aventureros, un grito a favor de la amistad, un tributo al cien que nos hace evadirnos con historias idealizadas. Aquí acorde con la edad del protagonista (Fairbanks tenía ya 46 años) vemos a un D’Artagnan más melancólico, más nostálgico, más sentimental, con menos escenas acrobáticas (aunque las hay), con menos acción (aunque la hay), pero el entusiasmo juvenil contagioso de pretéritas obras se nota algo desgastado, pero su carisma resulta fulgente. El director demuestra maestría en el manejo trepidante del ritmo, habiendo un mínimo de intertítulos, derivando en una fluidez vibrante.

Relato partido claramente en dos: En la primera asistimos a un día frenético en el que la Reina de Francia está punto de dar a luz, primero en tono de comedia nos presentan a los protagonistas, nos enredan en una conspiración palaciego, todo entrelazado de modo electrizante con la presencia de los icónicos mosqueteros, con tramos de acción, con persecuciones, duelos a espada, saltos peligrosos, muertes dramáticas, y todo en un gran sentido a contrarreloj, todo sucede rápidamente, haciendo enganchar al espectador en su vorágine, hasta desembocar en un clímax intenso, donde D’Artagnan deberá poner en orden sus preferencias y sacrificios. Es en esta parte donde el humor est´ña más presente; La segunda parte acontece varios lustros después, vemos a un D’Artagnan ajado, evocando sus años felices con sus amigos mosqueteros, ejemplificado en la historieta que vemos en flash-back que le cuenta D’Artagnan al monarca recordando sus tiempos juntos. Ahora se verá envuelto en la conspiración del inicio que vuelve para hacer tambalear la corona del Rey Sol. El trio de mosqueteros vuelven, pero lo hacen envueltos en un halo trágico, lo hacen para ayudar al gascón y por ende a la Corona gala, ello en medio de acción bien trenzada.Todo terminando en epílogo de los que se recuerdan por su fuerza emocional (spoiler), maravillosa conclusión.

Douglas Fairbanks como D’Artagan vuelve a demostrar su brío, su energía vital, su alegría, pero ello en una evolución ingeniosa, en el que aprovechando la edad el protagonista, cercana a la cincuentena, se le da un patinado melancólico, sobre todo en lo referente a la elipsis temporal que acontece, donde vemos al mosquetero cual anciano contando al monarca sus batallitas de juventud. Pudiendo verse esto como una alegraría de meta-cine sobre el cambio de los tiempos que tanto daño al actor, pues esta mencionada elipsis puede ser la grieta que hubo entre el cine mudo en que triunfó Douglas, y el cine sonoro donde el actor colapsó; Nigel De Brulier ayudado por su rostro puntiagudo y escuálido da un perfil formidable del intrigante y maquiavélico Cardenal Richelieu, un tipo con fuerte personalidad, irradia perfidia en su pose serena, excelente actuación; Ullrich Haupt como el malvado Rochefort cumple en su papel de siniestro malvado; Los tres mosqueteros resultan un tanto monocordes, planos, D’Artagnan no les deja espacio, son la gran laguna del film, el no darles un mínimo de perfilación de carácter, y en esto cojea, son muletas de su poderoso rol, Léon Bary como el elegante Athos, Tiny Sandford como el fortachón Porthos (as Stanley Standford); Gino Corrado como el clerical Aramis;... (sigue en spoiler)
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TOM REGAN
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6
7 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
117/08(22/07/19) Exitoso film de acción, producto típicamente escapista, cuasi-hijo de los ochenta en su tono ligero y distendido, con diálogos que divagan entre lo mordaz y lo cursi, con situaciones tensión bien desarrolladas. Ópera prima en la dirección del holandés Jan de Bont, cinematógrafo de thrillers como “La Jungla de Cristal” o “Instinto Básico”, adaptando un guión de Graham Yost (“De la Tierra a la Luna” o “Pacific”). Cuenta la historia de un oficial de policía del Departamento de Policía de Los Ángeles que intenta rescatar a civiles en un autobús urbano equipado con una bomba programada para explotar si el autobús disminuye la velocidad a menos de 50 mph, se añaden en la previa un tramo sobre un ascensor en cuasi-caída libre, y en la parte final el traslado a un vagón desbocado de metro, y en todo ello peleas, disparos, explosiones, colisiones, y sobre todo mucha velocidad. Tiene entre sus mejores bazas que no pierde el tiempo en construir (fútiles) dramas que den fondo a los personajes, va directo a la acción desde el inicio, aquí prima (como bien indica su título) la rapidez, la sensación de estar montados en una montaña rusa sin frenos, que en su espiral intenta tapar sus muchos agujeros, es un pasarratos que no se toma en serio, prueba de ello es el fantasioso salto de bus cual moto de trial. Aquí no hay intento alguno en dar carácter a los personajes, estos se definirán por sus acciones, meras arquetipos planos para la acción constante, para ello nada mejor que prototipos de actores ya encasillados como Keanu Reeves en el rol de héroe abnegado, Sandra Bullock en el papel de bonita muleta romántica del héroe, y Dennis Hopper encarnado al cínico villano, siempre con una frase incisiva irónica a mano. Es una cinta amena, sin más aspiración que hacerte pasar un rato en que evadas tu mente de este (a veces) podrido mundo. No hay capacidad para la reflexión, para los dilemas morales, para los grises o complejidades, es el puro enfrentamiento del Bien vs Mal. Fue un inesperado éxito, con éxito crítico y comercial, recaudando $ 350.4 millones con un presupuesto de $ 30 millones y ganando dos Oscars, por Mejor Edición de Sonido y Mejor Mezcla de Sonidos. En 1997 se estrenó una secuela de gran velocidad, “Speed 2: Cruise Control”, fue un estrepitoso fracaso.

La cinta juego con los miedos domésticos de que medios de transporte tan comunes como un ascensor, un bus o un vagón de metro se puedan convertir en instrumentos letales, de ello se sirve el argumento para ir colocando problemas que debe ir resolviendo el héroe por medio de su inteligencia y valentía, con golpes con otros autos, con colisiones en curvas, salidas por arcén en atascos, y por supuesto el “mítico” salto. Todo ello llevado con pericia y buen sentido del ritmo, donde todo es una pendiente cuesta abajo donde las escenas de acción se encadena una a otra (con más o menos sentido orgánico).

Por supuesto que hay situaciones que no sostiene un mínimo análisis, ejemplos: Porque poner el hándicap al bus si piensas pedir un rescate? Es tan complicado mantener la velocidad requerida que lo lógico es que deban frenar en al un momento y el plan del “terrorista” se vendría abajo. No hay planes (pregunta retórica) con más sentido común para pedir un rescate? Cuando un bus choca con varios vehículos estacionados lo normal es que aminore la velocidad, pero este bus no! Tampoco es que la resolución de lo que ocurre en el bus sea muy épico, me resulta anticlimático (spoiler).

Keanu Reeves hace un buen trabajo como el intrépido Jack Traven, policía impulsivo y sagaz, de muestra gran fisicidad en la acción, muy creíble en un papel donde no requiere de expresividad. Inicialmente, Reeves estaba nervioso por las muchas secuencias de acción de la película, pero a medida que avanzaba el rodaje se involucró más. Quería hacer el truco en el que Traven salta de un Jaguar al autobús, y lo ensayó en secreto después de que De Bont lo desaprobara. El día de la secuencia, Reeves hizo el truco él mismo, aterrorizando a De Bont en el proceso; Sandra Bullock como Annie, en un rol de chica guapita y simpática, que debe tener por imperativo del guión tensión sexual con el protagonista, la actriz cumple con aceptable química con Reeves; Dennis Hopper es el villano de la función, y parece feliz en su rol soltando frasecitas graciositas, replicando al héroe, con dosis de inteligencia anticipando a la policía. Bueno el actor; Jeff Daniels como Harry Temple, el colega del héroe cumple sin más.
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TOM REGAN
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