Junto con más negro que la noche, con la cuál tiene bastantes puntos de conexión, es la película más comercial y en parte impersonal de Taboada, si está un tema que prevalece en casi toda su cinematografía, la venganza, pero el desarrollo difiere poco de otras películas del podríamos llamar subgénero de internado que era bastante populares en la época, en ella provechaban bajo las excusa de un colegio pupilo para mujeres de mostrar chicas duchándose, aunque sin que pudiera llegar a verse nada, solo sugerirlo, como en otras lo hacían con el lesbianismo, no es el caso, en ese sentido tiene cierto parecido con La residencia, de Ibáñez Serrador, aunque la del director español era mucho más truculenta y atrevida, ésta es naif, incluso por momentos hasta tonta, ya partiendo de su titulo que causa más risa (involuntaria) por lo ridículo, que miedo.
En lo demás la película es correcta, entretenida, aunque demasiado inocente y pudorosa para ser interesante.

Una de las películas más acartonadas, cursis, aburridas y esquemáticas que he visto, de verdad que todo está mal en esta obra, empezando por esa falsa representación de un Estados Unidos donde todos hablan castellano, su patético juicio, siguiendo por la historia del asesino, que resulta ser más bueno que el pan.
Y no solo falla lo que se cuenta, sino como se cuenta, escenas larguísimas, diálogos excesivos que encima son de lo más irrealistas y declamatorios, y hacen que los actores se vean en la mayoría de los casos, atildados y como recitando sus parlamentos, la única que le aporta cierta naturalidad es Prudencia Grifell que como casi siempre en su carrera interpreta un papel lacrimógeno, pero con la suficiente naturalidad para hacerlo creíble.

Historia absurda por donde se mire, que se sostiene a base de golpes de efecto, violencia, gritos, sangre y rock metal.
Interpretaciones mediocres, y una estética de videoclip que termina aburriendo al volverla cada más más artificial, sus escenas pierden por completo la naturalidad en pos del efectismo.
La premisa no estaba mal, si la hubieran desarrollado bien y sobre todo pulido, la mayoría de los directores y guionistas actuales, se creen que todo es tener una buena idea y el resto se rellena con cualquier cosa, y no es así, el desarrollo es tan o más importante que la idea, y acá todo queda en la nada, sobre todo el final, que parece que hubieran cortado la película, dejando un final inconcluso y chapucero.

Como ya lo han mencionado otras criticas, la historia comienza bien, es interesante más no novedoso, ya que creo haber visto un inicio similar en otra película o serie.
La película no sabe muy bien qué quiere ser, se podría decir que un drama con toques de thriller, sobre John, un hombre que sufre doble personalidad, y que en su casa es Emma, quien en realidad es un alter ego de su madre, la cuestión empieza a trastocarse cuando un tren descarrilla en el patio de su casa, y los vecinos se encuentran con Emma, a quien obviamente nunca habían visto, y esta comienza de a poco a interactuar con los demás y a convertirse en la personalidad dominante.
No se ofrece nada original, ya que hombres con disociación de la personalidad debidos a traumas sufridos en su infancia, hay a montones, Psicosis es el mejor ejemplo, película de la que esta toma bastantes referencias, hasta la época en la que transcurre, principio de los 60.
La historia va perdiendo fuerza y sobre todo veracidad, ya es bastante ridículo que nadie repare en el parecido entre John y Emma, sus ojos, su nariz, sus labios, su altura, nadie, ni siquiera Maggie o el sheriff reparan en eso, para que luego nos salgan con un final tan abrupto, en si lo peor de Peacock, no es lo que cuentan, sino los huecos que deja.
Destacar las interpretaciones que son lo más creíble de esta propuesta, hasta me sorprende que tantos actores importantes decidieran participar en algo así.

Soldados alemanes son puestos a desactivar minas, bajo las ordenes de un coronel, que al principio solo siente aversión por ellos, hasta que termina conociéndolos.
Si bien en Tierra de minas, o Land of mine, no hay nada nuevo, historias de este tipo se han hecho a montones, como adversarios se terminan teniendo admiración y empatizando, está muy bien contada, nos hacen conocer a varios de los soldados, sus aspiraciones, su carácter y personalidad, tal vez es un poco tendenciosa, ya que no se hasta donde un grupo de muchachos criados durante el régimen nazi que solo les enseñaba a odiar y a creerse superiores al resto del mundo, aquí los retratan como unos muchachitos simpáticos, incapaces de matar a una mosca, es obvio que lo hicieron para que simpaticemos con ellos, y no creamos que se merecían lo que les paso, en ese caso hicieron mal, porque podrían haberlos mostrado desagradables, sobre todo cuando estaban entre ellos solos, creyéndose superiores a los demás y quejándose de su suerte, pero prefieren la idealización y cierto maniqueísmo, pintando a militares daneses como gente perversa y resentida, olvidando que los alemanes habían invadido Dinamarca, y que por más que esos chicos solo fueran carne de cañón, pertenecían a un ejercito invasor, y desactivar esas minas era algo que se tenía que hacer y obvio que si podía obligar a los alemanes a hacerlo, para no perder vidas de daneses, lo harían.
En cuanto al plano narrativo, por momentos la historia es terriblemente monótona, al menos 15 minutos, si no más son muchachos desactivando minas, pero igual la película vale la pena, a pesar de lo manipuladora, monótona y predecible, porque cuenta algo, y lo hace bien, conmueve, tensiona, y está muy bien interpretada.