Me he reído bastante con esta especie de documental/road movie africana, con trío protagonista que me ha recordado a Donny, Walter y El Nota, conexiones absurdas que hace la mente. Hay un cuarto elemento, protagonista de los mejores momentos de la película, un dos caballos que debe ser el coche más destartalado de la historia del cine.

Por otra parte me han dicho que refleja con bastante fidelidad la forma de ser en África, afrontando los problemas de forma valiente y optimista, supongo que producto de tener muy poco que perder.

Gustará a: Emprendedores, Citroën, pescadores
No gustará a: Pollos, puentes, diablos

He ido a ver esta película porque en la carátula salía Raphael y la verdad he quedado algo decepcionado. Salir sale, y mucho, pero casi no canta.

Va de una mujer que se ha quedado viuda en circunstancias poco halagüeñas y para relajarse un poco se alquila una casa para 15 personas en la campiña inglesa, lo típico. El relax le dura lo que un paseíto en el bosque porque la gente es muy rara por allí, se deben casar mucho entre primos aunque las mujeres permanecen ocultas. O todo está en la cabeza de la protagonista o ha ido a parar al pueblo originario de las masculinidades tóxicas o una combinación de ambas.

Algunas interpretaciones literales o alegóricas sobre los inquietantes hechos que se suceden, en los que no entraré, se sugieren por sí solas pero ninguna es especialmente convincente, o lo han hecho así adrede para confundir o me faltan neuronas. Hasta donde llego parece feminismo misógino.

Quizás simplemente es una de esas películas que se forman alrededor de un par de imágenes chocantes concernientes a la topología del cuerpo humano que se le ocurrieron al director Alex Garland en situaciones más o menos psicotrópicas. Luego si todo conecta o no es lo de menos. La otra característica de la película es el ahorro manifiesto en el apartado interpretativo, salvo que el el bueno de Rory Kinnear haya cobrado múltiple. Tanto su trabajo como el de Jessie Buckley y las visiones chocantes mencionadas hacen que el dinero de la entrada no se haya tirado del todo a la basura, pero casi.

Gustará a: Raphael, camaleones, Henry Gray
No gustará a: brazos, cuervos, tocófobas

Tomás "Maverick" Crucero sigue demostrando que es un semidiós de los aeroplanos 36 años después de los luctuosos pero no por ello menos heroicos hechos acaecidos en la academia de élite con nombre verdadero soso pero conocida por los pilotos como (pausa dramática): Top Gun. Se ve que desde entonces la especie ha ido a menos y el cincuentón torea a los mejores de ahora sin piedad y por parejas.

Pero recordemos que en la generación de Maverick sí había alguien a su nivel, su primero rival, luego compañero y siempre amor platónico Val "Iceman" Kilmer. Las circunstancias de la vida los separaron pero es bonito ver que mantienen viva una débil llama de bromance por chat. A Val los años y las enfermedades no le han respetado igual que a Tom y en esta película se lleva los momentos más nostálgicos y elegíacos del amor perdido.

En parte secuela, en parte remake, la escena de créditos iniciales es un calco de 1986 y le sigue un episodio sacado de otra mítica película de aviadores "Elegidos para la gloria" (incluido cameo de Ed Harris) que tiene pinta de ser las sobras de un guión descartado pero tan molón que se tenía que meter. Tras este bocado introductorio, entra de lleno en la chicha, que es entrenar a pilotos jóvenes y fatuos para una misión suicida. Como fantasía de pureta eterno partidor del bacalao que es, esta vez el punto de vista cambia al del instructor pero ecos del pasado resuenan en cada escena.

Para demostrar que el dominio militar americano no se debe simplemente a la supremacía tecnológica sino a sus buenos chicos, se inventan una excusa que no sé Maverick, parece falso, para no poder usar F-35s y tener que ir con F-18s, inferiores al malvado enemigo, que no se dice quien es, pero por las características de la misión podría ser el mismísimo Imperio Galáctico lo cual automáticamente convierte a los americanos en buenecicos aunque invadan territorio ajeno.

A pesar de lo predecible y acartonado de toda la trama y diálogos, hay que reconocer que estos son algo más maduros que en 1986, rebajando bastante las hormonas macho-bro de a ver quién tiene el avión más largo que imperaban entonces. Queda algún conato de peleílla bravucona y cómo no un partido en la playa para contemplar esculpidos cuerpos, también el de Tomás metiendo barriga. Se recrea algo de amorío heterosexual metido con calzador pero me faltó una canción romántica mítica comparable a "Take My Breath Away". El nivel interpretativo de Tom también ha mejorado mucho con los años, y Miles Teller como hijo de "Goose" destaca entre un elenco por lo demás sin fisuras.

Pero sin lugar a dudas cuando dejan de hablar y se suben a los cazas el espectáculo llega a su máxima altura. Trepidancia y sonido atronador en escenas admirablemente rodadas y editadas de forma que se entiende bien e incluso se podrían haber ahorrado la tercera y cuarta explicación de la misión. Los comentarios de perogrullo con cara de intensidad en la sala de control está bien dejarlos por su potencial risógeno.

Hablando de estas escenas, aplaudo la jugada de Cruise de mostrarla solo en cines y no en plataformas, como explica en un "mensaje oficial" previo a la proyección. El tío se lo ha currado muy mucho y rodando con cazas auténticos y no está para aguantar a los típicos lacras diciendo "pues no es pa tanto" tras ver una película en su casa con su minipantalla y sus minialtavoces en dos tandas mientras cena y revisa su móvil cada tres minutos. Que lo harán igual por pirateo pero bueno, yo os animo a si la veis hacerlo en el cine y si puede ser uno de buen sonido.

Gustará a: pollaviejas, Luke Skywalker, Nike
No gustará a: Kelly McGillis, DGT, Lockheed Martin

Esta película se nota que fluctúa por realidades paralelas porque los personajes se bañan en la playa de Barcelona dejando las cosas sin vigilar y no se las roban.

¿Quién no rememora momentos clave de su vida y fantasea sobre lo que hubiera pasado si en lugar de tomar una decisión se hubiera tomado otra? ¿Somos nosotros los que tomamos decisiones o son las decisiones las que nos toman a nosotros?

Gustará a: gente que se pasa el día asomada a los balcones, Ada Colau, fabricantes de condones
No gustará a: personas de masculinidad frágil, mantenimiento de parques y jardines, Laplace

Me han dicho que para que se publique esta crítica hay que escribir más, a pesar de que la cualidad etérea y efímera de la misma no me induzca a ello. Así que destacaremos la fotografía urbana, ese bello plano del mar, las interpretaciones amables y exentas de sobredramatismo y la posición voyeurística de la cámara. Por último recordar que en los cambios de siglo siempre ocurren fenómenos extraños, como bien sabe Peter Weir.

Durante esta entrega, la trama principal se divide en dos objetivos Rebeldes: 1) conseguir una victoria a lo Dunkirk, o sea, escaparse del Imperio (no sabemos por qué no se llama Imperio, pero es el Imperio) 2) convencer a un Luke Skywalker remolón de que les ayude.

En estos objetivos no cabe la heoricidad. De hecho, el tema más interesante de la película es ver como el bueno de Poe Dameron (y en menor medida Finn) representándonos a nosotros, la audiencia, aprenden a resolver los problemas de forma distinta a como han aprendido viendo las anteriores entregas de Star Wars. No sorprendentemente, este aprendizaje de una nueva moralidad en el universo, por parte nuestra y de personajes masculinos, viene impartida por personajes femeninos. Por fin Leia dice la suya.

Sin entrar en más detalle, se disfruta mucho, sobre todo por algunas composiciones visuales magistrales y muchos "momentazos". Incluso nos hemos preguntado si no habrá demasiados "momentazos", ¿habrán dejado algo para la próxima?

Gustará a: vegetarianos, amantes del rojo, Robert Monroe
No gustará a: cascos, Donald Trump, samuráis