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Críticas de Isaac Paskual
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Críticas 1.682
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de enero de 2015
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rupert Wyatt se hizo un nombre gracias a la película "El origen del planeta de los simios" (2011), y desde mi punto de vista en su ultimo largometraje no confirma las maneras que se le intuían con su anterior proyecto.
"El jugador" es la clásica película que apunta a muchas cosas, pero que al final no atina a ninguna. Apunta a ser uno de los films que triunfe en la tanda de premios que se nos avecina, aunque el tiro se le queda cortísimo. Mark Wahlberg apunta a una de sus mejores interpretaciones, pero también se queda a medias. Y es que, el motivo de que apunte pero no acierte es su tono. Cuando la película pedía a gritos un thriller con tintes de comedia negra, va el director y lo convierte todo en un drama intensísimo y pretencioso a más no poder. Un drama poblado de personajes pronunciando frases que pretenden ser súper inteligentes pero que se quedan en artificiales y poco creíbles. Ese tono que tiene la cinta de falso drama echara atrás a muchos espectadores, inmersos en un desarrollo lento, repetitivo y cansino.
"El jugador" posee una historia interesante que no ha sido aprovechada de forma correcta. El film es tan intenso que va desgastando al espectador poco a poco. Todo ello aderezado con un final rotundamente moralista que no coincide con el resto de la película. Desgraciadamente "El jugador" promete mucho más de lo que luego da, con lo cual me siento un poco estafado.
Isaac Paskual
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9
7 de agosto de 2019
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año más llegó, y ya van tres. Primera jornada del III Ciclo de Cine Fantástico y de Terror al Aire Libre de Burgos, y no se puede abrir esta edición de una mejor manera.
Infinidad e infinidad de recovecos pueblan esta rotunda y desvergonzada versión moderna de los juicios de Salem que es “Nación salvaje”. La sociedad a examen en una magnífica obra comandada por un Sam Levinson con certera mano de hierro en todos y cada uno los aspectos.
La paranoia social de la brujería, acontecida con mayores ecos en Salem entre 1692 y 1693, es sustituida en “Nación salvaje” por la no menos dañina paranoia digital. De la cual surgen además infinidad de ramificaciones que sirven para radiografiar una sociedad no menos enferma que la de mediados del siglo XVII. Machismo, homofobia, transfobia, la doble moral, el peligro de las redes sociales… Y podría seguir enumerando los puertos en los que atraca este barco, pero no lo haré porque el propio Levinson ya se encarga de ello al principio de la cinta. Todo ello para generar un genial y sano debate posterior, que beneficia el ya de por si excelente poso del film.
Técnicamente nada que reprochar, Sam Levinson se sale. Controla a la perfección todos y cada uno de los ámbitos de la película. Hay momentos que están hechos para el evidente lucimiento, como cierto plano secuencia, pero es que el cineasta no deja nada al azar. El montaje, la selección musical, la fotografía, la realización, el diseño de producción… Todo en “Nación salvaje” seduce antes o después.
“Nación salvaje”, con gran valor, opta por criar desde bien pequeño a su propio monstruo antes que por aprovecharse de él ya crecido. Su desarrollo argumental y narrativo es muy jugoso. Cierto que al principio puede chocar un poco, haciendo que cueste un rato entrar y aposentarse en el producto, pero luego todo va rodado. El film empieza con un velado guiño a "El resplandor" (Stanley Kubrick, 1980) y acaba con un tercer acto puro Harmony Korine. No hará falta citar todo lo de en medio para comprobar el buen gusto cinéfilo de Levinson, reflejado en un carismático trabajo incapaz de acomodarse en un género. Cierto que dentro del estupendo y maduro desarrollo argumental choca un poco lo hiperbólico e incluso inverosímil del tercer acto, muy a lo “Spring breakers” (2012). Es evidente que está hecho con la intención de que resulte exagerado, pero no deja de chocar que Sam Levinson haya medio tirado por el retrete la rectitud que llevaba durante el resto del metraje.
En definitiva, “Nación salvaje” es de lo mejor del 2018. Cierto que el producto va inevitablemente destinado a un target bastante concreto, pudiendo dejar algo apartado al que no pertenezca a dicho grupo. Pero en fin, no se puede tener todo.
Isaac Paskual
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7
4 de julio de 2021
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta ópera prima del dúo Madeleine Sims-Fewer & Dusty Mancinelli tendrá sus más y sus menos, como todo hijo de vecino. Pero una cosa hay que reconocerle a "Violation": no deja indiferente. Extraña, incómoda, turbia, áspera, desagradable, pegajosa… y muy, muy osada.
En esencia, y exprimiéndolo todo al máximo, "Violation" es un rape and revenge de los de toda la vida. Solo que uno muy pero que muy jodido que, ya desde el título, no da ni un solo segundo de tregua al espectador. Y lo es sin transitar casi en ningún momento por la senda del gore explícito, la casquería o el morbo; su vereda es la de la violencia soterrada.
"Violation" puede considerarse casi el Lars Von Trier cut de "Una joven prometedora" (Emerald Fennell, 2020). Todo ello también evocando en muchos momentos al cine de Michael Haneke y hasta a la "Audition" (1999) de Takashi Miike. Un puñado de muy buenas referencias que no siempre le juegan a favor. Por momentos la cinta es demasiado existencialista y hasta onírica. Lo que hace que cueste entrar en la narración que propone. Que la película sin tanta naturaleza en slo motion, sin tanto plano detalle del cuerpo, y sin tanto plano abstracto habría durado veinte minutos menos, se sabe aquí y en mil galaxias más. A ver, sí. Todos esos vicios le dan personalidad al conjunto, pero a qué precio. La cámara fija sí que funciona muy bien, por contra. Vamos, lo que decía al inicio. No todas las decisiones técnicas son acertadas, pero al final el viaje creo que merece la pena.
Actoralmente, con la propia Madeleine Sims-Fewer entre otros, hay un gran trabajo en "Violation", otra cosa que hay que reconocer. Todo ello en una obra que posee textura de cinta de origen de superhéroe. ¿O sólo me lo ha parecido a mi?…
En definitiva, por un lado me apetece volver a ver "Violation" pero por otro lo único que deseo es arrinconarla en un lúgubre rincón de mi cerebro y olvidarla para siempre. Así estoy.
Isaac Paskual
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6
10 de agosto de 2018
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me he preguntado ¿por qué un cineasta de la eficacia y la inteligencia demostradas por Rodrigo Cortés llevaba seis años sin entregar película nueva? No sé, son cosas que no puedo entender. Y "Blackwood", su último film, me reafirma en lo anterior; el realizador gallego no solo es capaz de llevar a buen puerto un material que le es ajeno, sino que logra incluso darle la personalidad suficiente para hacerlo diferente. Rezo para que no tengan que pasar otros seis años hasta que el director vuelva a ofrecernos algo.
"Blackwood" es un drama de terror de inicio dubitativo, por el cariz juvenil de la trama y el abuso de tópicos, que va creciendo poderosamente a medida que Rodrigo Cortés va haciéndolo suyo llevándolo a su terreno, hasta tornar lustroso, novedoso y con mensaje en su recta final. Kit es una adolescente rebelde y problemática desde la muerte de su padre. Con la intención de enderezarla, es llevada por sus padres a un internado para someterse a un novedoso programa de enseñanza junto con otras chicas en su misma situación. Basado todo ello en la novela juvenil de Lois Duncan "Down a dark hall", "Blackwood" goza de un primer acto titubeante e incluso poco atractivo, los clichés se van sucediendo en fila india mientras el espectador se enfrenta escéptico a la sinopsis con la única fe ciega de que su director sea capaz de transitar vías diferentes a las anunciadas. Y a ello se pone Rodrigo Cortés a medida que va desarrollándose la historia, una trama que va pasando de juvenil a adulta sin prisa, pero sin pausa. Cortés va imprimiendo sus obsesiones en la película de segundo acto en adelante, hasta desembocar en un tercer acto en el que "Blackwood" no solo ya goza de personalidad propia, sino que es capaz de sorprender al tiempo que aporta una interesante doble lectura sobre enfrentarse a la pérdida. Cortés incluso es capaz de meter ácidas gotas de humor, algo hasta ahora ajeno en él.
No negaré que en "Blackwood" se podría haber potenciado mucho más la faceta terror sin que por ello el drama se viese afectado, desde luego la genial atmósfera creada se prestaba a ello, pero al final creo que el material de base ha pesado mucho. También es cierto que revisando la filmografía de Rodrigo Cortés compruebas que su cine nunca vive en el terror, sino que más bien transita por la intriga y el misterio usando de vez en cuando elementos adheridos al terror. Y eso al final es la cinta, un drama con pinceladas de terror gótico y de ambientación quizás excesivamente oscura.
Actoralmente AnnaSophia Robb está bastante correcta, y Uma Thurman tres cuartos de lo mismo, pero no negaré que al resto del reparto le falte una dosis más de carisma y fuerza, y estoy pensando más en el lado de los profesores del centro que en el de las alumnas.
En resumidas cuentas, "Blackwood" no pasará a la historia ni sentará precedente; incluso muy probablemente al final de la carrera de Rodrigo Cortés, cuando hagamos memoria, nunca figurará en un futurible top cinco de su filmografía, pero es una película de esas que se revisan con gusto y no tan desdeñable como pueda aparentar.
Isaac Paskual
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8
30 de octubre de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En “Quién te cantará” forma y fondo se unen cual yin y yang para reflejar la madurez cinematográfica de un Carlos Vermut que se confirma como uno de los más originales y frescos narradores de historias que tenemos actualmente dentro y fuera de nuestras fronteras por medio de este drama con la búsqueda de la identidad perdida o nunca encontrada como timón. Aunque hay bastantes más dobles lecturas en este tercer largometraje del director madrileño, por ejemplo esa que refleja con que facilidad somos capaces de proyectarnos en otros cuando hemos demostrado ser incapaces de ser nosotros mismos, alimentando ese enfermizo efecto dominó que impide que esos otros sean ellos mismos, doble juego habitual entre progenitores y vástagos. En definitiva, “Quién te cantará” me ha resultado bastante más profunda que aquel pasatiempo para sibaritas llamado “Magical Girl” (2014), lo que no mejor. Las comparaciones son tan absolutamente odiosas como inevitables, y ya ha salido a colación aquel magnifico segundo trabajo de Vermut. Mientras que “Magical Girl” era una cinta que te entraba por los ojos dejándose querer con una facilidad pasmosa, “Quién te cantará” requiere de reposo y algo más de esfuerzo por parte del espectador. “Magical Girl” era una bomba de relojería de mecha muy corta mientras que “Quién te cantará” es la misma bomba pero de mecha algo más larga. Mira que quería escribir esta review sin caer en comparaciones, pero no lo he logrado.
“Quién te cantará” brilla por dentro y por fuera. En el interior, aparcando el asunto dobles lecturas, del que ya he hablado antes, creo que Carlos Vermut sigue demostrando que es un formidable creador de historias. Lila Cassen es una cantante que tras diez años de retiro prepara su vuelta a los escenarios, pero días antes del primer concierto sufre un accidente que le provoca amnesia. En esas contratan a Violeta, una madre soltera devota de la cantante y de vida convulsa con el objetivo de lograr que Lila Cassen vuelva a ser Lila Cassen. Ya de buenas a primeras la sinopsis es muy atractiva, y a medida que se va desarrollando la trama esta te atrapa de principio a fin. Y en el exterior “Quién te cantará” no se queda atrás, sigue dejando entrever las personalísimas señas de identidad de Vermut como director. El madrileño, además de tener un universo propio muy característico, posee unos gustos en la realización que le dan enjundia. Se muestra muy aficionado a captar los silencios de sus interpretes con planos largos, dejando muchas veces fuera de encuadre incluso la acción, y ya se sabe que a menudo los silencios dicen más que las palabras. Eso también propicia que los actores brillen. Aquí tenemos un cuarteto femenino que lo borda sin caer en grandes aspavientos, desde la sobriedad.
En resumidas cuentas, en “Quién te cantará” Carlos Vermut prosigue su estupenda proyección con una suntuosa cinta absolutamente recomendable siempre y cuando te atrevas a salir de tu zona de confort.
Isaac Paskual
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