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Voto de Isaac Paskual:
9
Thriller Salem ya no es el de los juicios por brujería. De hecho, el Salem de los smartphones es mucho peor. El hackeo y la publicación de buena parte de la información íntima de sus ciudadanos hará que la gente de Salem pierda los papeles, desencadenando una ola de violencia que termina arrastrando a cuatro chicas, acusadas de estar detrás de este hurto cibernético y perseguidas como si fuesen brujas de nuestros tiempos. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2019
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año más llegó, y ya van tres. Primera jornada del III Ciclo de Cine Fantástico y de Terror al Aire Libre de Burgos, y no se puede abrir esta edición de una mejor manera.
Infinidad e infinidad de recovecos pueblan esta rotunda y desvergonzada versión moderna de los juicios de Salem que es “Nación salvaje”. La sociedad a examen en una magnífica obra comandada por un Sam Levinson con certera mano de hierro en todos y cada uno los aspectos.
La paranoia social de la brujería, acontecida con mayores ecos en Salem entre 1692 y 1693, es sustituida en “Nación salvaje” por la no menos dañina paranoia digital. De la cual surgen además infinidad de ramificaciones que sirven para radiografiar una sociedad no menos enferma que la de mediados del siglo XVII. Machismo, homofobia, transfobia, la doble moral, el peligro de las redes sociales… Y podría seguir enumerando los puertos en los que atraca este barco, pero no lo haré porque el propio Levinson ya se encarga de ello al principio de la cinta. Todo ello para generar un genial y sano debate posterior, que beneficia el ya de por si excelente poso del film.
Técnicamente nada que reprochar, Sam Levinson se sale. Controla a la perfección todos y cada uno de los ámbitos de la película. Hay momentos que están hechos para el evidente lucimiento, como cierto plano secuencia, pero es que el cineasta no deja nada al azar. El montaje, la selección musical, la fotografía, la realización, el diseño de producción… Todo en “Nación salvaje” seduce antes o después.
“Nación salvaje”, con gran valor, opta por criar desde bien pequeño a su propio monstruo antes que por aprovecharse de él ya crecido. Su desarrollo argumental y narrativo es muy jugoso. Cierto que al principio puede chocar un poco, haciendo que cueste un rato entrar y aposentarse en el producto, pero luego todo va rodado. El film empieza con un velado guiño a "El resplandor" (Stanley Kubrick, 1980) y acaba con un tercer acto puro Harmony Korine. No hará falta citar todo lo de en medio para comprobar el buen gusto cinéfilo de Levinson, reflejado en un carismático trabajo incapaz de acomodarse en un género. Cierto que dentro del estupendo y maduro desarrollo argumental choca un poco lo hiperbólico e incluso inverosímil del tercer acto, muy a lo “Spring breakers” (2012). Es evidente que está hecho con la intención de que resulte exagerado, pero no deja de chocar que Sam Levinson haya medio tirado por el retrete la rectitud que llevaba durante el resto del metraje.
En definitiva, “Nación salvaje” es de lo mejor del 2018. Cierto que el producto va inevitablemente destinado a un target bastante concreto, pudiendo dejar algo apartado al que no pertenezca a dicho grupo. Pero en fin, no se puede tener todo.
Isaac Paskual
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