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España España · Alicante
Críticas de VerbalKint
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de agosto de 2010
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienza desarollándose muy bien, con escenas divertidas y una idea que aunque no destaca por su originalidad, de exprimirse correctamente puede dar grandes resultados aunque no lo parezca. Como ejemplo, una gran comedia reciente: Resacon en las vegas.

El problema es que al comenzar ya el segundo acto la película empieza a desincharse lentamente, dejando algunas gracias que no pueden impedir que los últimos 20 minutos sean de lo más aburridos y previsibles. El final, superchachi made in Hollywood

Otro gran ejemplo de lo que pudo haber sido y no fue.
VerbalKint
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6
19 de diciembre de 2019
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Venía la franquicia de un mal bache, por llamarlo de algún modo. El episodio VIII y el spinoff de Han Solo habían puesto el grito de los fans en el cielo, y dejado a Jar Jar Binks a la altura de los mejores personajes.

J.J. Abrams, de nuevo, es la persona en quien el productor de turno confía para reflotar una franquicia. Lo hizo con una Star Trek olvidada, con un Star Wars mitificada y ahora, ¿una vez más? Con una Star Wars defenestrada.

La tarea era difícil. Poco más de dos horas para dar rumbo a una nueva trilogía que se había quedado sin rumbo tras el desastroso guion de Rian Johnson. ¿La solución? Exponer desde el minuto uno, en los créditos iniciales, el gran cambio en la situación que ha sufrido la trama. La jugada es arriesgada, pero funciona. Es un Deux Ex Machina que aparece para contarte en 10 líneas y en los dos primeros minutos de metraje lo que podría haber sido otra película intermedia.

A partir de ahi, el director es libre de crear una nueva historia. Ha tomado y descartado a placer todo cuanto le convenía de los dos anteriores episodios y ahora tiene dos horas para resumir una nueva trilogía en una película.

Partiendo de esa base, el logro es admirable, pero no deja de ser una condensación hecha con prisas, que pretende hacer giros de guión de ideas improvisadas, y que ni siquiera se molesta en desarrollarlas (ver spoiler). ¿Qué queda entonces? La nostalgia. Funcionó magistralmente en el episodio VII, y salva los muebles en esta entrega. No importa que tu plato tenga poco sabor, solo tienes que añadirle las especias que otro ha cultivado, secado y tostado a fuego lento para ti durante 40 años.

No puedo decir que me haya gustado, pero tampoco lo contrario. Lo único que no puedo negar es que, cuando las letras de Star Wars han aparecido, acompañadas de las frenéticas fanfarrias de John Williams, y he sabido que esta seria la última vez que vería en el cine una película de esta saga, con estos personajes míticos, no he podido evitar una emoción que me ha llenado los ojos de lagrimas.

Ha sido uno de esos momentos en los que pensabas que ya no quedaba nada de tu infancia, pero algo en un momento determinado te descubre que sí.

Gracias, Star Wars.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
VerbalKint
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8
7 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película en la dirección de quien fuera el mejor mimo de Hollywood. Affleck vuelve a adaptar a guión una novela y de nuevo lo vuelve a bordar, parece que tras unos años perdido en la industria, al fin ha encontrado su sitio, ese que tal vez nunca debió abandonar tras ganar el Óscar en 1997.

En su segunda obra como director, Ben Affleck nos trae de vuelta a la ciudad de Boston, más bien a ''su'' ciudad de Boston, ya que tanto en ''Gone Baby Gone'' como en ''The Town'' la ciudad de Boston queda representada como conflictiva, llena de suburbios y personajes constantemente unidos por lazos fraternales y afectuosos.

Desde los primeros compases se deja a las claras que la película estará cargada de momentos frenéticos de acción y tensión y lejos de flaquear a mitad de película o caer en la monotonía de tiroteos ''Made in Hollywood'', el director mantiene el pulso y alterna los momentos de acción con otros más sentimentaloides, a la vez que se zambulle en esos ya mencionados lazos entre los personajes y trata dilemas morales sobre la libertad, la bondad y el deber que aliñan la trama para conseguir no aburrir ni un segundo.

Si aún no has visto esta ni tampoco ''Gone Baby Gone'' por el mero hecho de que es Ben Affleck quien las dirige, debes dejar de lado esos prejuicios y ponerte a disfrutar con uno de los directores más prometedores del momento.
VerbalKint
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7
17 de abril de 2021
16 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un puñetazo en la cara. No hay otra forma de describirla. Salgo del cine con una sensación perturbadora, de angustia y desasosiego.

La hasta ahora desconocida directora Emerald Fennell lo borda en esta ópera prima llena de dolor, rabia y de las mentiras que nos decimos para seguir siendo buenas personas. Una brillante y contundente Carey Mulligan sostiene todo el peso de la película para recordarnos, o más bien no permitirnos olvidar, que el olvido y la impunidad son, demasiado a menudo, la misma cosa.

Un alegato contra una ristra de conceptos ajados, salpimentados por las necesidades de un sistema que se alimenta de ellos, y que persisten todavía con fuerza entre una sociedad que se niega a verlos como lo que son. Cuestiones como la "hermandad", las "conversaciones de gimnasio", y las "cosas de críos" quedan retratadas como una fuente interminable de disculpas, encubrimiento y olvido interesado. Pero el dolor, deje o no cicatriz, es algo que nunca olvida quien lo sufre.

No creo que haya un solo hombre que no pueda sentirse culpable en mayor o menor medida después de ver esta película. Todos hemos sido participes, o hemos callado en ciertas situaciones o ante determinados comentarios. Hemos señalado con el dedo, hemos reído, hemos mirado para otro lado y finalmente hemos olvidado

Solo eran cosas de críos.
VerbalKint
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7
20 de julio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegó el acontecimiento cinematográfico del año: Nolan ha vuelto. No importa si te gustan sus películas o no, ni si lo consideras un genio creativo o un Michael Bay con ínfulas de Kubrick. Oirás hablar de su película, y probablemente la verás.

"Oppenheimer" recoge el testigo de "Dunkerque" y nos lleva de vuelta a un pasado no tan lejano para narrarnos el auge y caída del denominado padre homónimo de la bomba atómica, figura denostada y admirada a partes iguales, mostrándonos no solo su papel como creador de la misma, si no la génesis y las consecuencias que llevaron a convertir un paraje natural en el desierto de Nuevo Mexico en el lugar que selló para siempre el destino la raza humana.

La historia, construida ladrillo a ladrillo, se esfuerza en su inicio por seducirnos y ponernos en el lugar de los protagonistas: Estados Unidos debe fabricar a toda costa una bomba nuclear antes que la Alemania nazi. Ante esta tesitura no hay discusión. La construcción de la bomba es un imperativo moral que nadie en esa situación podría negar, y toda consecuencia posterior debe dejarse de lado. O al menos ciertas cosas.

Como una fina aguja que pincha una y otra vez dejando un reguero de pequeñas gotas de sangre, la película se esfuerza en recordar una incómoda realidad: en aquella época no tan lejana, una gran parte de las élites culturales e intelectuales de los Estados Unidos eran abiertamente socialistas, cuando no declaradamente comunistas. Personas que amaban a su país tanto como cualquiera, y que dieron lo mejor de sí para conseguir ganar la guerra fuera cual fuera el precio. La pregunta es si alguna vez supieron cuál sería ese precio.

Caminando sobre la fina línea entre el deber y la moral, Nolan nos presenta a un Oppenheimer complejo que divaga entre las sombras, ajeno al mundo, más allá de los espacios entre la libertad intelectual y la doctrina, entre la ciencia y la política, como una figura incauta que se adentra cada vez más y más en la oscuridad, hasta que es demasiado tarde para evitar el destructivo destello que le iluminará para siempre.

Tres horas de quizá excesivo metraje, una brillante actuación de Cillian Murphy y la brillantez técnica marca de la casa hacen aquí las veces de detonador para implosionar y regar al espectador con una infinidad de datos y personajes, que servirán para ofrecer el contexto necesario y mostrar los hechos de la forma más precisa posible. Pero nada de eso importará, pues en última instancia dependerá de cada espectador juzgar, una vez más, el peso histórico de la figura de Oppenheimer. El hombre que quiso evitar la victoria de los nazis, y acabó deviniendo muerte, convertido para siempre en el destructor de mundos.
VerbalKint
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