Con lo difícil que es hacer una comedia, que los actores sepan interpretarla de forma creíble y que por encima sea divertida recurriendo a un solo forniquicio... Esta se merece el doble de lo que le dan aquí, en "film algo"

Aunque no responde al ritmo o características modernas del cine, el resultado trae consigo sorpresas impensables.
Por ejemplo, que un personaje no mire directamente a los ojos mientras habla o escucha, puede resultar ficticio, pero es así como se denota la inseguridad en momentos que nos hacen sentir incómodos.

Me cuesta creer que el personaje sea encarnado por el mismo actor, Robert Donat, durante toda su vida. El maquillaje consigue un envejecimiento totalmente veraz. Además, su fragilidad, las dificultades de la edad, lo hacen tan creíbles. Mereció el Oscar que le dieron.

Es una obra memorable.

Uno comienza el visionado preguntándose dónde están los buenos guionistas, esos que ahora ganan más haciendo series. Crean personajes de peso y saben desarrollar tramas creíbles, sin agujeros por los que se cuela la congruencia. Y es eso de lo que adolece esta trama. ¿Piensan que es la primera película que vemos con viajes en el tiempo?
El propio Chris Pratt está de productor ejecutivo. Tengo entendido que en EEUU se involucran en el desarrollo del guión, hablo de oídas. Podría ser esta una razón por la que esa cierta dosis de comedia es infructuosa, a veces incómoda.
Por lo menos, lo pasas bien en las escenas de acción.

Es aceptable mientras la crítica de lo que pueden esconder algunos telepredicadores se haga desde una óptica caricaturesca. Eso me parecía hasta que lo inaceptable apareció en el episodio 3.

Los dos primeros capítulos sugieren la idea de la adaptación de un hecho real que, sin duda y, desgraciadamente, ha habido en la historia evangélica. Recuerdo un documental con pruebas de vídeos en la que los fundadores de esta iglesia española ya desaparecida, salía de retiro espiritual, grababan vídeos orando para convencer a sus feligreses, pero luego se atiborraban de lo mismo que estos sinvergüenzas que educan a sus hijos a base de hipocresías.

La parodia funciona bien, sin ninguna risa por mi parte, pero mucho asombro por la capacidad de simular grandes escenarios rodeados con miles de personas aplaudiendo unos discursos escasamente trabajados, poco creíbles, insulsos y poco grotescos, si es eso lo que se perseguía. Estos papeles te los encuentras aquí, en Telecinco, en cualquiera de sus programas donde, recientemente, un tal Kiko confesó ser cocainómano desde los quince, y ya cumplió los 67. Esta es la catadura moral que buscan en la plataforma televisiva de hoy en día; será porque es la que hace subir las audiencias soltando berridos. Y no es solo ese canal, pero sí el que más. Van a la escoria y la sueltan ahí.

Este es el nivel. Los telepredicadores de la juventud española están en "Mujeres hombres y viceversa", los de la gente madura están en "Sálvame", los engañabobos están en "La sexta noche" o "Al rojo vivo", con asientos ocupados por emisarios encubridores de la maldad de quien nos gobierna o nos gobernó... Y ahí siguen mordiéndose las uñas a la espera de que, en las próximas elecciones, las heridas que hayan podido abrir supuren y ellos venzan de nuevo. Esas intenciones las vemos aquí, en Los Gemstone, a falta de que ningún canal de pago, público o privado saque a relucir las vergüenzas de todo ese entramado mediático. Sólo las plataformas online podrían hacerlo vía su propio interés: destruirlas desde su raíz para tomar ellas el carro de las nuevas generaciones televisivas donde solo le faltan programas de producción propia para tomar el completo relevo.

Actualización: Durante la pandemia, Prime vídeo sacó algunos programas como "Lol. Si te ríes pierdes" y "Celebrity Bake Off España".

Lleva mucho tiempo sin salir una comedia que me haga reír. Este tipo de humor me cogió por sorpresa y no lo entendí a la primera. Llevo tres visionados y cada vez me río más. No estaba familiarizado con el humorista Will Ferrell, ni desde el primer minuto que sale como hijo de Pierce Brosnan pude encajar lo que veía. Un humor al que hay que entrar con curiosidad y clemencia. Pero es la ternura lo que me atrapa, la inocencia y los extraños gags que recuerdan al Gordo y el Flaco. Una serie cómica en blanco y negro que veíamos los ahora cincuentones en nuestra infancia. Revivirlos ha sido entrañable. Ahora se han actualizado para mofarse, por ejemplo, de la exhibición de la sexualidad hoy en día o de la politíca cutre... Encauzándo todos los eventos en una relación paterno filial que nos es reconocible.
Además, tamibén me han atraído la desfachatez, originalidad, espectáculo y respeto por el festival del que pudieron haberse mofado y no es así en ningún momento. De lo contrario, dudo que los personajes reales hubieran querido participar. Algunos reconocibles por haber ganado y otros, al menos para mí, no tanto.
No soy un gran fan del festival, pero reconozco que algunas de las canciones componen mi playlist, no más de dos o tres al año.
No es fácil hacer una comedia, ni lograr tanto realismo en las escenas del show europeo. Frente a tantas películas que me aburren, esta se lleva una nota merecida.