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España España · barcelona
Críticas de Raúl
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de enero de 2008
29 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria película dirigida por Robert Wise (West Side Story, Ultimátum a la tierra) y protagonizada por Robert Ryan.
Es un claro ejemplo de los magníficos resultados de la serie B norteamericana y de como con cierta libertad y pocos medios un director era capaz de realizar obras de gran calidad.
Es la historia de un boxeador de edad bastante avanzada que quiere aprovechar su ultima oportunidad, mientras su entrenador amaña la pelea, asegurando que se dejará caer, pero no le dice nada, pues no cree que su pupilo tenga ninguna oportunidad.

Narrada a tiempo real (o casi a tiempo real), es de una modernidad aplastante, muestra el lado oscuro del mundo del boxeo y te mantiene en vilo durante la hora y diez minutos que dura la película (cuantas pelis duran más de dos horas para no decirte ni la mitad de lo que dice esta). Con toques de cine negro y de crónica social, muy apreciada por Martin Scorsese, que admite tenerla como punto de referencia durante el rodaje de "Toro Salvaje" (lo que no me extraña).

Película muy muy recomendable.
Raúl
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9
20 de enero de 2008
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez estaba en clase y un compañero le preguntó al profesor, un tío que sabe mucho, cual era el mejor cineasta de todos los tiempos,... el profesor burlonamente pero muy en serio puso diferentes varemos y en cada uno el mejor director de la historia era uno distinto, entre ellos dijo: "si el mejor director es el que más obras maestras tiene, el mejor sin duda es Yasujiro Ozu".

Es difícil considerar a Ozu el mejor director de la historia, en parte porque sus historias son de una sencillez aplastante, en parte porque visualmente no es un director muy espectacular y en gran parte porque en su larga carrera siempre parecía repetir una y otra vez la misma película con pequeñas variaciones. En este sentido solo puedo decir que todas las pelis que he visto suyas me han parecido magnificas, más complejas de lo que parecen a primera vista y con una humanidad poco corriente en el cine (haciendo dramas desdramatizados, donde lo cotidiano tiene tanto peso como lo excepcional), su cine siempre me ha dejado una sensación de calma y de buen rollo, y eso que sus argumentos suelen ser más bien tristones.

En "Había un padre" narra la relación padre e hijo, que durante toda su vida tienen que vivir separados, es una tierna historia paterno filial, donde el deber y las formas, y el aprendizaje de estas, son de vital importancia. La historia rompe el tópico creado en torno a Ozu, de que narra conflictos generacionales y que siempre se pone a favor de los mayores. En esta película no hay el conflicto de "Buenos dias" o la magnifica "He nacido, pero...", el niño acepta con tristeza las decisiones del padre que los separa, y cuando se enfada lo hace con mucha razón, y años más tarde no muestra ningún resentimiento y sí mucho amor por el padre que se alejó de él. La película rompe también con el tópico de que en las pelis de Ozu nunca pasa nada, es cierto que hay numerosos planos de intersección sin relación con la acción, como es frecuente en sus films, pero la película es un clarisimo ejemplo de como utilizar magníficamente las elipsis, lo que acelera el ritmo de acontecimientos, y siempre ocurre algo, la película discurre siempre en movimiento, a pesar de lo estático de sus planos. Como en todo el cine de Ozu, destaca el uso de la composición, el uso del espacio (posiblemente en esto sea el mejor) y la profundidad de campo.


Otra obra maestra de Ozu en el saco, y van...
Raúl
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9
23 de mayo de 2013
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Dos veces en mi vida he comprendido lo que era el genio: la primera vez mirando la definición en el diccionario, la segunda, al conocer a Pierre Étaix”. – Jerry Lewis

Hacía mucho, pero mucho mucho, que no quedaba tan impactado con una película. Divertida, ingeniosa, original, creativa, sorprendente, única… una joya que debería estar en todos los libros de historia del cine, así de impactado he quedado. Y si no lo digo reviento, pero es que es muy injusta la invisibilidad a la que se ha sometido la obra de Pierre Étaix y a “Yoyo”, y aunque ya esperaba que me gustara, pues sus referentes son inmejorables, no imaginaba tal despliegue de recursos, tal dominio del cine como arte, tanta creatividad, tanta imaginación, tantas imágenes para el recuerdo, tantos momentos sublimes, tanta sensibilidad, ni tanta capacidad… “Yoyo” es una delicatessen, un regalo para los sentidos.

“Yoyo” es la biografía de un payaso, pero lo que importa no es el que, sino el como, lo verdaderamente deslumbrante del film es la forma en la que se nos cuenta la historia, en una interminable y continua sucesión de gags que sazonan constantemente la película recordando lejanamente a los primeros hermanos Marx, a los Monty Python o a los hermanos Zucker, pero con un estilo totalmente distinto, a medio camino entre Buster Keaton y Jacques Tati, y con un claro regusto a Federico Fellini, e incluso un leve regusto estético al primer Resnais y por el tono a Chaplin. De todas estas referencias la más evidente es la de Jacques Tati, ya que Étaix trabajó para él, que yo sepa como asistente y cartelista (si, esos maravillosos carteles de las películas de Tati están dibujados y diseñados por Étaix), y es que Étaix saca mucho de Tati, ambos dan más importancia a sus personajes y a los gags que a la historia narrada, ambos buscan la sonrisa más que la carcajada, ambos realizan un cine fuertemente esteticista con planos obsesivamente cuidados, dignos de un perfeccionista enfermizo, los dos desprecian la palabra, pero miman la imagen y el sonido, porque ambos saben que el sonido no solo lo forman las palabras, y se aprovechan de semejante sabiduría heredada de Chaplin. También hay diferencias, Étaix es más dinámico, sus gags son más numerosos, y el tono más absurdo y delirante, mezclando gags elaborados y muy originales, con otros más vulgares, lo que genera una sensación extraña, pues nunca puedes prevenir que va a pasar, ya que la película parece un brainstorming filmico grabado a tiempo real, como si entráramos en una mente inquieta y creativa, con sus ideas geniales y otras más bien chorras. Quizás esta suma constante de gags hace que la película en el tramo final dé sensación de cierto agotamiento, sensación puntual y que no le quita valor a una película que además remonta al final con unas imágenes de gran imaginación.

La película es además un juego de homenajes, el primero al circo, lo que es lógico pues el mismo Étaix pasó gran parte de su vida en el circo y su mayor ídolo era Charlie Rivers, en esto recuerda mucho al universo Felliniano, que además tiene un homenaje directo en un gag que es un claro guiño al espectador cinefilo. El segundo homenaje es al propio cine, pues a medida que avanza la película se va transformando la forma expresiva usada por Étaix, así la infancia de Yoyo en los años 20 es muda, en ella hay sonidos y música (y de una creatividad alucinante), pero no diálogos la juventud es para el cine sonoro clásico y la madurez para la televisión… así la película no solo narra la vida de un payaso, también es un homenaje a como el audiovisual se ha ido transformando durante el siglo XX, todo ello con una creatividad formal, estética y expresiva digna de un genio. En cierto aspecto recuerda a “The Artist” y me pregunto si ha podido tener alguna influencia, son diferentes, pero ambas son francesas y un homenaje al cine, con especial cariño hacia el cine silente, al que ambas películas tratan con deferencia y admiración. Pero mientras “The Artist” es una buena película, sin más, con cierta creatividad y originalidad, pero que su principal punto fuerte es el gran numero de homenajes y referencias que nos regala, en definitiva un acto de amor al séptimo arte que será especialmente degustado por aquellos que conozcan el cine clásico norteamericano, “Yoyo” es algo más, no solo es un homenaje a otras películas o a otros “creadores”, aunque es cierto que hay numerosos homenajes, y algunos muy directos, sino que además homenajea su espíritu su creatividad, su originalidad, cuando veo cine de los años 20 pienso que fue la década más creativa de la historia del cine, y Étaix no solo hace un homenaje a Keaton, a Laurel o a Chaplin, además lo hace siendo tan creativo y original como lo eran ellos, tiene personalidad propia, mucha personalidad propia… y así que mientras “The Artist” nos recuerda la originalidad y el talento de los grandes maestros, “Yoyo” se sitúa a su misma altura, entre las películas más talentosas y originales, un film fascinante, la obra de un genio, de un gran maestro.

Os aconsejo que busquéis “Yoyo” y que la veáis, no solo es una cuestión de justicia (en el sentido más literal, ya que Étaix y Carriere estuvieron 20 años de juicios para poder sacar a la luz otra vez esta joya perdida y casi olvidada), es que además vais a disfrutar con una película muy especial, de esas que te sorprenden y te recuerdan que quedan muchas maravillas por descubrir.
Raúl
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8
20 de enero de 2008
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película mítica protagonizada por el gran gran Lon Chaney, basada en una historia ya conocida por todos nosotros, pues hay infinidad de versiones. Esta es una de las mejores, o la mejor.
Dirigida por Rupert Julian, un director mediocre que resuelve con oficio su cometido. Las interpretaciones son muy exageradas, pero solo es un problema de técnicas de interpretación, pues si lo piensas realmente no están nada mal, todas muy coherentes con sus respectivos personajes.
La película destaca por su trabajo de luz, muy influenciado por el expresionismo, por el maquillaje del fantasma, realizada por el propio Lon Chaney y por excelente trabajo de decorados y atrezzo, que da un estupenda ambientación gótica muy bien conseguida, para ello se contrató a un hombre que trabajó realmente en la ópera de París de la época, las catacumbas merecen mención aparte, son estupendas.
Como curiosidad se conserva una escena en Technicolor de dos colores (no es que hubiera solo dos colores, sino que se mezclan dos colores para conseguir la variedad cromática, el technicolor por todos conocido del cine sonoro, de los 30, que aún hoy es la mejor técnica de color que ha habido en el audiovisual, es de tres colores) y otra escena en la que todo está en blanco y negro, y solo la capa del fantasma está pintada a mano de color rojo (y muy bien pintada, pues respeta las zonas oscuras de los doblados de la ropa). Vamos una gozada.

Mención especial al visionado en un muro del castillo de Montjuich, con la orquesta del Liceo en directo (con una soprano y todo) que musicaron la película maravillosamente, de forma muy creativa y espectacular. Un momento mágico.
Raúl
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8
20 de enero de 2008
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western dirigido por Raoul Walsh y protagonizado por Carl Gable, Jane Russell y Robert Ryan.

Es un western que en principio no aporta nada nuevo al genero, pero que tiene muchos puntos a favor. Para empezar es entretenido y a ratos muy divertido, tiene un cinemascope que es una gozada, no solo para maravillarnos con planos generalísimos impresionantes del salvaje oeste, sino que tiene una aplicación dramática extraordinaria, como cuando Gable y Russell discuten y se sitúan cada uno a un lado del plano, dejando el centro de la pantalla (prácticamente toda la pantalla) vacía, mostrando así visualmente su distanciamiento. Los actores están muy bien escogidos, y se adaptan muy bien a los personajes, o los personajes a ellos.
La historia es entretenida, muy rica, pues los protagonistas se pelean contra indios, contra vaqueros y contra ellos mismos, y la caracterización del salvaje oeste, sin tener que ser realista, es muy verosímil. También a destacar los diálogos, muy punzantes y puñeteros, muy cercanos a los diálogos del cine negro clásico o a la guerra de sexos de los 30.

Notable alto.
Raúl
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