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Voto de esceptikuz:
8
8,2
39.382
Ciencia ficción. Drama
Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
5 de agosto de 2009
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una buena película, bastante descriptiva al comienzo de la situación de los trabajadores en la época del capitalismo que Zigmunt Bauman llamaría 'pesado'. Una excelente sinfonía acompaña toda la obra de teatro fílmica. Pero conviene detenerse en el argumento cargado de simbolismos variopintos. El dueño de la ciudad, un déspota sin policía e inconmovible ante nada que no sea el dinero y la ganancia. Trabajadores explotados y ocultados en el fondo de la tierra. Una mujer que haces las veces de virgen pacificadora. Un ricachón devenido en explotado por propia voluntad, un científico esquizoide al servicio del poderoso, el jefe de los trabajadores que se pone siempre del lado del dueño de la ciudad, o sea de la productividad laboral. Luces, trafico de autos, lujo, aviones y carteles luminosos en la superficie. Penurias, parquitud, tristeza, silencio, homogeneidad en las profundidades.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Entonces aparece el final de la película, con la virgen pacificadora, el ex ricachón explotado, el dueño de todo metidos en un embrollo: salvar la ciudad del sabotaje y la destrucción total llevada a cabo por un agitadora robot que empuja a la masa trabajadora a romper la gran máquina y parar la explotación de los ricos sobre los pobres. El papel del jefe de los trabajadores gritando 'idiotas, si destruyen la maquina se van a quedar sin casas y sus hijos morirán' es bastante elocuente por si solo y por si no cabían dudas de la intención del director y la guionista, en el epilogo mismo de la cinta, el jefe de los explotados termina abrazando al dueño de la ciudad (empujado por los sabios consejos de la virgen católica de los humildes). Paz hermanos! Aunque te maten en vida, no te queden ganas ni de besar a tu recién nacido, aunque lleves una vida monótona, aburrida, enfermiza y homogénea, aunque no tengas para comprar el pan y el vino, la paz sea con los patrones y los dueños de todo que así todo funciona de maravillas; los ricos viven fabulosamente de la servidumbre voluntaria de los pobres y la máquina sigue funcionando. Ojo pobre, ni se te ocurra romper la máquina, que te vas a inundar, no digas que no te lo avise!