Seguramente estemos ante uno de los grandes clásicos del cine, eso cuando no ha pasado ni dos décadas todavía desde que se estrenara el film. Una película magistralmente dirigida por Clint Eastwood, partiendo en apariencia de un guión que en un principio no debiera llamar nuestra atención. Pero pronto te das cuenta que estás ante una de esa películas que te pegan el pellizco. Temas como la redención se dan cita en una película impecablemente interpretada en unos contínuos tour de force entre Hackman, Freeman, Harris o el propio Eastwood. El western, género ya tratado en anteriores y maravillosas ocasiones por Eastwood, (El Jinete Pálido o El Fuera de la Ley entre otras) le sirve para hablar de la decadencia del ser humano, y como el dinero lleva a cometer al hombre a cometer actos despiadados. Una película que si bien está ambientada en el viejo oeste se podría trasladar a la actualidad. Bien es cierto que es desmitificadora, pero a la vez real como la vida misma.
En el aspecto técnico destacar la excepcional fotografía, y una gran banda sonora. De lo mejor del género.