Puede resultar extraño que se haga en España una película sobre el genocidio tutsi, uno de los episodios más funestos, si no el que más, post 2ªGM. La explicación es que su objetivo es más general y abstracto, mostrar formas de superar heridas más constructivas que la forma más recurrente y contrastada de todas.

La producción es minimalista, con personajes de fuerte carga simbólica y muy enfocada hacia los diálogos. Lo que se dice una peli teatral, para mayor lucimiento de sus actrices (tres). Siendo Brendemühl el más experimentado y siempre excelente, que sus colegas Nansi Nsue y Boré Buika brillen más juega mucho a favor de la película.

En lo negativo, tras un inicio prometedor se va acelerando cada minuto que pasa como si se tuviera que acabar forzosamente en los 82 minutos que dura. Cierto que dentro de la película hay cierta urgencia, pero no es necesario que se refleje exactamente fuera de ella. Especialmente el «cuento» final necesitaba más pausa para la importancia que tiene.

Gustará a: Nirvana, pacifistas, abuelas
No gustará a: chistosos, Paul Kagame, ingenieros de sonido