Película que supuso un punto de inflexión en la concepción de las películas en la industria de un cine siempre criticado por ser demasiado intimista y por tratar los mismos y aburridos temas. Por suerte, cinestas como Álex de la Iglesia o Alejandro Amenábar le dieron a mediados de los 90 un soplo de aire fresco al demostrar que se pueden hacer películas con una temática más acorde a los gustos de las nuevas generaciones y tan comerciales como las norteamericanas.

La película cuenta como un cura paleto, pero paleto de verdad, descubre que en la nochebuena de ese año se va a producir el nacimiento del anticristo en Madrid. Por ello, se traslada a Madrid con la intención de hacerse intimísimo amigo de Satanas y a la primera oportunidad traicionarle y asesinar a su hijo. Para ello, se junta con Jose Mari, un satánico zumbao de lo más peculiar, y con un mentalista farsante de la tele. El problema surje porque el demonio no es tan tonto. En su aventura veremos histriónicas situaciones como la invocación del demonio y la posterior huida por la fachada del Edificio de la Prensa de la plaza de Callao, el asesinato de los tres reyes magos, las locuras del padre de José Mari, o la escena final en la que José Mari se rie delante del diablo.

El guión, lleno de ironías, es magnífico. Se critica entre otras cosas las amistades en base a tribus urbanas, se critica la imagen que tenemos de los paletos de pueblo, se critica la falsedad existente durante las celebraciones navideñas o los mentalistas famosos de la tele (muy en auge en ese momento). Además cuenta con una extraordinaria interpretación del trio protagonistas que aumentó al popularidad a dos de ellos: Álex Angulo y Santiago Segura; y las siempre consistentes interpretaciones de Terele Pávez y Nathalie Seseña.

Pero si esta película destaca en algo es en su maravillosa ambientación de la navidad madrileña y en los cuidados que están los detalles. Como ejemplo decir que el diálogo de la escena final se da junto a la estatua del Angel Caido hecha en honor al Diablo que se encuentra en el Parque del Buen Retiro madrileño (donde estaba la fábrica de cerámica destruída durante la Guerra Civil).